El Virus, la Solidaridad y la Insensibilidad

Los últimos días en nuestro país hemos sido participes del dolor, del hambre y del frio que pasaron nuestros hermanos bolivianos en la frontera con Chile. Un grupo ya había pasado la frontera, pero los pusieron en cuarentena, en carpas no especiales para el frio y con poca dotación de alimentos, ahora se encuentran esperando que pase la cuarentena para ir a sus lugares de origen. Pero otro grupo mayor, cerca de 750 personas entre ellos, hombres, niños, niñas, personas de la tercera edad, mujeres y algunas embarazadas, volvían de Chile porque las empresas o instituciones donde trabajaban se cerraron o ya no les podían pagar por la crisis generada por la pandemia del Coronavirus.

Venían con la ilusión de volver a su tierra, con el propósito de que sus familias y su país los abrazaran y en su regazo podrían superar las penurias y el dolor de encontrarse en tierras extrañas o de estar preocupados por la posibilidad de que se contagien de ese mal que ataca a la población de todo el mundo. Ellos pensaron que cualquier situación triste es más llevadera al estar junto a sus seres queridos. Por supuesto no dudaron ni un minuto en emprender el viaje de retorno, pues en días pasados algunos de sus colegas volvieron en vuelos especiales porque tenían el dinero para ello, nunca se imaginaron que les cerrarían las fronteras en sus narices y nunca pensaron que serían atacados por los militares que estaban destinados a cuidar que nadie entre a Bolivia.

Los reprimieron en su desesperación por entrar a su país, los trataron como parias, como delincuentes, como salvajes, no tenían que comer, ni pan ni agua, no tenían abrigo no tenían ni un techo ni paredes que los cubra del viento y la tierra. En verdad más detalles no sabemos de la triste odisea de estos connacionales, solo noticias de alguna prensa sensible y no de los grandes medios que solo informan lo que conviene al gobierno.

Fue tan impactante su situación que el Alcalde de Colchane un chileno aymara, Javier Garcia Colque, no soporto ver a esta gente abandonada a su suerte y a la injusticia a la que les sometió el gobierno de Bolivia. Este Alcalde hizo lo que pudo para darles un poco de alimento y frazadas para cubrirse del frio y también hizo un control de salud para evitar que se propague cualquier posibilidad del Virus.

En verdad es admirable la actitud de este señor de gran corazón, que además denuncio la situación de los Bolivianos a instituciones de las Naciones Unidas, de la OEA y de Derechos Humanos. Sin embargo, poco pudieron hacer estas grandes instituciones porque el gobierno de Bolivia muy terco e inclemente en lugar de buscar soluciones para esta gente, les dio la espalda. Fue entonces que el Gobierno de Chile contrariamente a lo esperado y pese a que siempre los consideramos malos por el tema del mar, nos demostró más sensibilidad, más humanismo, más comprensión y dispuso llevarlos a un albergue de Iquique que tenía mejores ambientes para cuidar su vida, que a pesar del calor humano del Aldalde de Colchane, el altiplano es muy duro para estar en esas condiciones. Es admirable esta actitud que agradeceremos hoy y siempre.

Por el contrario, el Gobierno de Bolivia, fue agresivo, insensible, dañino y cómodo, no solo los reprimió y los agredió sino también los acuso de sediciosos, los acuso de que habían infiltrados, terroristas del MAS que atacaron a los militares, (Declaraciones de Marcel Rivas y de Murillo), nada más falso. El lunes 13 de abril, en una conferencia de prensa la Canciller de Bolivia, hace declaraciones insulsas y mentirosas, declara que su gobierno “nunca los abandono y que ahora está coordinando a nivel de Cancillería y consulados en Chile para apoyar a estas personas”. Nos preguntamos, en lugar de buscar a consulados, porque no hace los trámites correspondientes para que su presidenta tenga más sentimientos y piense en esos niños y niñas, en esas mujeres, en esos viejos y en esos hombres para que puedan entrar a su país. 

Pedimos una pronta implantación de un plan integral para los repatriados, con lugares específicos para pasar la cuarentena, como lo hicieron en Chile, con control sanitario y realización de tests de detección temprana del virus, con alimentación y seguridad. 

Decirle a este gobierno, que no aceptamos la violencia y la mentira, exigimos un poco de respeto a los Derechos humanos y sensibilidad para nuestros compatriotas y también para otros y otras bolivianas que están pasando hambre y agresiones por la cuarentena. Con amenazas, mentiras y detenciones no podrán frenar el descontento creciente.

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