Abril en la Memoria del pueblo
En la guerra del agua en Cochabamba año 2000, hubo gente que estaba dispuesta a realizar “arreglos” con el gobierno, pero el objetivo y la confianza de las organizaciones populares y los vecinos organizados, logró el triunfo más importante contra el neoliberalismo en América Latina.
En la guerra del gas fue principalmente la población de la ciudad de El Alto que determinó el final del gobierno de Sánchez de Lozada. Como comprobamos, ha sido siempre el pueblo, que se encuentra un paso más adelante que los políticos, el gran artífice de las conquistas sociales, de las revoluciones. Los políticos hacen cálculos, piensan en sus intereses, y no siempre se encuentran en sintonía con la fuerza motriz de la historia.
La propuesta ya aprobada en el parlamento, de aplazar las elecciones a julio de este año, es una concesión al gobierno de facto, el pueblo se manifiesta por ¡Elecciones ya! Las señales han sido evidentes cuando al son de cacerolazos y petardos el pueblo mismo se sumaba a ese clamor. Seguramente el MAS como partido político, tiene su estrategia y los parlamentarios también, pero conceder 90 días a un gobierno, que trabaja 24 horas en el desmantelamiento de las conquistas del Estado Plurinacional y laico es apoyar este desmantelamiento.
Ninguna explicación puede justificar y ser coherente, del plazo concedido al gobierno de facto cuando debemos enfrentar una crisis de salud pública y la destrucción del mismo Estado.
El apoyo a la iniciativa de “romper el silencio”, es otra vez una manifestación del pueblo contra el gobierno, y debe mantenerse así, posiblemente no todos los que han demostrado su apoyo con el cacerolazo y los petardos, vaya a votar por el MAS, pero el objetivo está muy claro: terminar con el gobierno de facto.
No podemos caer en los argumentos leguleyos, de la burocracia electoral, y someternos a sus tiempos y ritmos, estamos ya en una crisis política por el descreimiento de un gobierno con denuncias diarias de corrupción y negociados, incluso aceptando que en su gestión ha nombrado autoridades ligadas al narcotráfico, así haya sido por un par de días.
El Ministerio de Gobierno tenía la obligación de transparentar ese error, si lo fue, la sospecha por la misma declaración del Ministro de Gobierno, es que fue un dirigente político, quién recomendó su nombramiento ¿Se investigó o se investigará esta relaciones, entre políticos y narcotráfico? Tenemos una duda razonable.
El malestar de la población está demostrado en las preferencias de ingreso al país, trabajadores temporales, radicados en otro país no reciben apoyo de los Cónsules, cuya específica misión es justamente esa ¿o no tendrán idea de por qué se encuentran en esos cargos? Por otro lado, ya son varios “retornos” aéreos permitidos a bolivianos que se encontraban en Brasil, México, Miami y Chile.
La suspensión de un bono anunciado con semanas de anticipación ha sido nuevamente un engaño, al mejor estilo de gestión que tiene la presidenta. Los médicos, que fueron artífices del golpe de Estado, no reciben ninguna atención de su propio gobierno.
Los datos concretos de nepotismo nos señalan que estamos gobernados por un clan familiar, que dispone del Estado y sus recursos, mientras el conjunto de la población está siendo sometido a un tratamiento de terrorismo psicológico, que juega hábilmente con la pandemia y sus secuelas.
La salida a la crisis son las elecciones, una salida que hace tiempo ya deberíamos haber exigido; el temor y la extorsión tuvo su efecto, hoy cuando la población se ha manifestado, solamente queda seguir esa ruta.
Una persona escribía, seguramente emocionada “Nuestra primera acción contra la dictadura, tiene el ajayu, la ch’ama, la kamasa, la fuerza y el coraje revolucionario de nuestro líder Pablo Zarate Willka, que un 30 de abril fue asesinado por las hordas de los gentiles de José Manuel Pando.
Abril, es un mes de muchos aniversarios, todos ellos vinculados a la revolución, con nombres como Lenín, Gramsci, Viet Nam, Playa Girón, la Guerra del Agua, termina con un acto también de libertad y comienza un mayo no francés, sino boliviano.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino