No queremos otros “salvadores de la Patria”

Zavaleta, al referirse a la identidad señalaba: “… se sabe a la vez que la historia es la única que nos define…” y es nuestra propia historia la que nos define como un país inestable, con cuartelazos violentos y paréntesis democráticos, incapaces de superar la condición colonial del Estado.

La incursión de las Fuerzas Armadas a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) nuevamente nos retorna a la cruda realidad: la Constitución y las leyes se subordinan a los intereses particulares de grupos de poder o de corporaciones.

A la crisis política y de salud pública que nos ha sumido en la incertidumbre, debemos añadir la emergencia militar que de la manera más brutal nos muestra que no vivimos en un sistema democrático y menos en un Estado de derecho.

El silencio cómplice del gobierno respecto a la incursión militar demuestra la absoluta falta de respeto a línea de mando señalada en la CPE art. 224 sobre los asensos. Además, la CPE señala: art. 243, “Las Fuerzas Armadas del Estado están orgánicamente constituidas por el Comando en Jefe, Ejercito, la Fuerza Aérea y la Armada boliviana, cuyos efectivos serán fijados por la Asamblea Legislativa Plurinacional, a propuesta del Órgano Ejecutivo”.

¿En qué tipo de Estado vivimos? Si convenimos que la CPE no rige para el gobierno ni para las FFAA, nos encontramos en un Estado inconstitucional. Además, el acto ocurrido en la ALP nos demuestra un claro vacío de poder, señalado también con los actos de corrupción.

La incapacidad de gestión del gobierno se ha convertido en un peligro para preservar la credibilidad del Estado y sus instituciones, la incertidumbre de la población se ha duplicado, ya no se trata solamente del coronavirus sino también de un latente golpe de Estado como en 1980.
El Estado, esa maquinaria creada para la convivencia en un determinado territorio, tiene que garantizar la certidumbre del ciudadano, tiene que darle la confianza suficiente para superar los problemas, a veces ajenos al mismo Estado como es una pandemia mundial.

En Bolivia las FFAA nunca han sido confiables, en su seno se han realizado golpes y contragolpes agravados con las muertes de Busch, Villarroel, Andrés Selich y Juan José Torres.

Las intenciones de crear unas FFAA realmente nacionales después de haber sido derrotadas en 1952 por el pueblo en armas, fracasó con la reapertura del Colegio Militar y la posterior ayuda norteamericana para su fortalecimiento a través de la capacitación de militares bolivianos en la tenebrosa Escuela de las Américas. No debemos olvidar el papel definido para las FFAA en los acuerdos de Santa Fe I y II, y el Plan Cóndor.

Por los hechos recientes desde el mes de noviembre esta claro que no hemos avanzado en Bolivia en la consolidación de la democracia como sistema de gobierno. El asalto al poder y el olvido de la CPE, son los indicadores de que estamos a merced de nuevos “salvadores de la patria”, aspecto que nos ponen en alerta ante el ruido de sables que ya se escucha.

*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino

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