La Miopía Gubernamental

Frente a la incapacidad de gestión que marca al gobierno de facto se suman otros hechos que nos dan a entender el por qué éste es una dictadura. Su fracaso en temas de salud, por ejemplo, cuyo argumento principal es echar la culpa a la gestión de Evo Morales, mofándose incluso de los campos deportivos que se construyeron en ese gobierno.

El gobierno actual sigue repitiendo como estribillo que en el gobierno de Evo sólo se construyeron “canchitas”, descalificando e invisibilizando la construcción de más de 46 hospitales en el país en los últimos 6 años.

Excusas no le faltan al gobierno de facto para culpar a la gestión anterior de sus graves errores en la administración del tema sanitario. En este camino sigue tropezando con muchos sectores que le exigen dotación de equipos de bioseguridad, contratación de personal para la reposición de los profesionales que están con bajas por haberse infectado con Covid-19, respiradores y sobretodo infraestructura en hospitales porque en el departamento de Santa Cruz y el Beni ya colapsaron.

Otro argumento evidente, es su negación a utilizar las obras que ejecutaron en la gestión de Morales que estaban a punto de inaugurarse como hospitales en Montero, Oruro, Yacuiba y otros, por capricho o por pintarlos de verde, lo que nos lleva a entender que su no uso tiene claramente un tinte político.

Una de las carencias más importantes que soporta un gran número de la población es la atención de salud frente a la pandemia, cuando no existen equipos médicos, hospitales con infraestructura adecuada, personal especializado y espacios de aislamiento adecuados; si bien los médicos hacen lo posible por mantener el aislamiento, es muy difícil por la falta de espacios adecuados para este tipo de patologías.

Durante los últimos años del gobierno del presidente Morales, se puso en marcha un megaproyecto hospitalario para la construcción y equipamiento de 46 hospitales de segundo, tercer y cuarto nivel en los nueve departamentos del país, iniciativa que fue permanentemente entorpecida por los médicos. La inversión planificada ascendía a 1.624 millones de dólares, con obras entregadas desde el 2018, otras que se concluyeron en 2019 y las demás que esperaban equipamiento para su inauguración.

El fortalecimiento de la infraestructura hospitalaria se consideraba una pieza fundamental para implementar un Sistema Único de Salud (SUS), además de la construcción de nosocomios de segundo y tercer nivel en municipios que permitirían la desconcentración de la atención en salud en áreas urbanas, todo ello sin dejar de lado la atención primaria.

La edificación del primer Instituto Oncológico de cuarto nivel en Bolivia que tenía previsto ofrecer servicios de atención en: quimioterapia, radioterapia, medicina nuclear, radiofarmacia, imagenología, laboratorio, biología molecular, servicios de atención integral al paciente en nutrición, psicología, y otras especialidades quedó truncada, sin información sobre su avance en la presente gestión.

La anterior gestión proyectó una inversión histórica en salud, que además contemplaba becas y nuevos ítems para médicos y especialistas, que tenía como fin la implementación progresiva del SUS.

Los hospitales que mandó a construir Evo Morales tenían la modalidad de “llave en mano”, es decir, la empresa adjudicada se encargaría de edificar y equipar cada hospital. El megaproyecto “Hospitales para Bolivia” incluía la construcción de los primeros cuatro hospitales de cuarto nivel, centros altamente especializados en una sola rama de la Medicina, más investigación y docencia.

Estos hospitales de cuarto nivel iban a ser construidos en Cochabamba (Oncológico), La Paz (Gastroenterológico), Tarija (Cardiología) y Santa Cruz (Nefrología) todos estos paralizados o inconclusos gracias al golpe de estado de noviembre.

La ciencia y la infraestructura de salud no son privativas de los centros de poder, si tenemos las posibilidades de utilizar nuestra propia infraestructura ¿por qué oponerse? La única explicación posible se encuentra en los vericuetos de un gobierno incapaz e insensible, que no sabe lo que tiene que hacer, estrategia de larga data para un gobierno miope o totalmente ciego.

La salud es un derecho humano fundamental, por ello es que más allá de hospitales, centros de atención de salud, el SUS y otros, éste debe ser priorizado como política de estado por cualquier gobierno, además de ser accesible absolutamente a todos y todas.

La salud no es solo medicina, la salud es Vivir Bien.

*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe

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