Periodismo digno y amanuenses infames
La historia del periodismo en Bolivia tiene sus momentos luminosos y sublimes, como también manchas fecales de infamia. En el primer caso, baste recordar a Carlos Montenegro, cuya soberbia investigación sobre el rol de la prensa en nuestra historia diera pie a ese ineludible texto que es Nacionalismo y Coloniaje; o –por nombrar a un contemporáneo de aguda pluma– a nuestro entrañable Jorge Mansilla Torres, Coco Manto, que todavía escribe para gringos y kusillos, cociendo grillos en su crisol patrio.
Pero también están los otros, aquellos que nos llenan de vergüenza. ¿Cómo olvidar esa verdadera lección de infamia que nos diera Carlos Valverde, hacedor de una las fakenews más eficientes de los últimos tiempos? Con una historia que no tiene siquiera el mérito de una investigación periodística –que de por sí ya tiene valor– puso en vilo al país con la famosa historia del hijo de Evo Morales y la señora Zapata, niño que nunca existió pero que fue parido en el momento preciso para obnubilar a un pueblo sensible con una telenovela que sirvió para forzar un resultado electoral del 21 F del que hasta ahora se aferra la derecha.
No es el único. Hace unas horas, ha circulado por las redes sociales otra supuesta “investigación” a cargo de la periodista Zulema Alanes. Ha leído con voz monótona el libreto preparado en el Ministerio del Interior, como parte de una sorda y sostenida campaña orientada a descalificar al MAS IPSP y, en el mejor de los casos, contribuir a su proscripción del escenario político. ¿Qué dice el informe preparado por los rubios asesores de inteligencia del Ministro Murillo, y que la periodista de marras presenta como trabajo de su espacio Cabildeo Digital?
Que el MAS IPSP está dividido en tres corrientes, una de burócratas, otra del ala que propugna la lucha armada y la indigenista. Para nadie es un secreto que en el instrumento conviven diferentes corrientes ideológicas, todas ellas apegadas a la democracia que, en su momento, defendieron con su propia vida. Es de dominio público que al interior de la organización, se producen discusiones y debates que son precisamente la fuente del enriquecimiento de las ideas, a despecho de las esperanzas del ministro y de la autoproclamada, que bien quisieran que el pueblo diga amén a todas sus bellaquerías.
Presenta sin prueba alguna, supuestos planes terroristas del ala radical del MAS IPSP, afirmando, además, que esas presuntas acciones estarían avaladas por el mismísimo Evo Morales, quien habría sostenido –así lo dice, sin rubor alguno– reuniones con el grupo guerrillero de Perú, el MRTA, instándolos, dizque, a cumplir compromisos de generar violencia política. A despecho de esa imaginativa narración, Evo ha tenido de manera permanente una actuación transparente, aun en aquella oscura noche del neoliberalismo cuando convocaba junto a sus compañeros y compañeras productores de hoja de coca, a movilizaciones en defensa de sus derechos. No huyó a ningún lado el día que le quitaron su inmunidad parlamentaria y afrontó la cárcel con una dignidad que el pueblo jamás olvida.
Pero para dar credibilidad al invento, el ministerio de Gobierno, por boca de la periodista Alanes, da nombres de connotados militantes y ex ministros del gobierno de Evo. A manera de pruebas, acusa a cuanta movilización popular de resistencia al gobierno de facto se ha dado, como obra de estos terroristas que sólo pretenden sembrar el caos y la anarquía en el país. Viejo discurso que ya nadie cree, pero que todo ministro que pone los aparatos de inteligencia bajo el mando de la embajada norteamericana, tiene que repetir para justificar la represión y las treinta monedas de planta que le resbalan.
Lo burdo de estas acusaciones muestra de cuerpo entero a los autores del libreto. Son los mismos “expertos” made in USA que esgrimen similares argumentos para derrocar al presidente Nicolás Maduro en Venezuela o para justificar la horrorosa ola de crímenes de dirigentes populares en Colombia, bajo el sambenito de guerrilleros y terroristas.
Zulema Alanes, con esta magistral investigación, le dará dura pelea a su colega Lupe Cajías en la competencia por conquistar algún premio “nacional” de periodismo.