Consulta especializada confirma desconfianza popular
Una consulta realizada a un centenar de personalidades previamente calificadas como influyentes por la organización alemana Fundación Friedrich Ebert (FES) confirma la percepción de los movimientos sociales y organizaciones populares, acerca de las intenciones de prorrogar el gobierno de facto de la autoproclamada Jeaninne Añez.
Casi el 70%, es decir, una abrumadora mayoría de los consultados, no cree que la presidenta interina esté verdaderamente comprometida con las elecciones cuya fecha ha sido postergada por tercera vez, para el 18 de octubre próximo. No resulta difícil indagar los por qué de esa percepción, no sólo por los antecedentes del gobierno que nació de un golpe de Estado, convalidado luego por una cáfila de gobernantes alineados con la política exterior de Estados Unidos y posesionado por los militares golpistas que se vendieron al mejor postor en las jornadas de noviembre del año pasado.
Además de su génesis inconstitucional y antidemocrática, los pasos inmediatos que dieron los golpistas dieron pie a pensar que no iban a actuar como prometieron en un principio: ser un gobierno de transición encargado de llamar a la brevedad posible (para enero ya pasado) a elecciones “limpias”, apuntalando la tesis imperialista impulsada por la OEA de un supuesto fraude electoral en las elecciones de octubre.
El primero de ellos fue hacerse en pocos días de todas las representaciones diplomáticas en el exterior, que fueron copadas inmediatamente por personal que ya estaba seleccionado por los golpistas. En ese afán, no respetaron ni siquiera los protocolos establecidos para el recambio de los funcionarios diplomáticos. La prisa era tal, que había que alinear al país en contra de Venezuela y de Cuba, a nivel latinoamericano; y a favor de la propuesta unipolar impulsada por Estados Unidos contra Rusia, China e Irán, particularmente.
Otro paso fue el intento de revertir leyes fundamentales, obligando a los funcionarios públicos a vestirse a la usanza occidental. Aparentemente un detalle sólo de forma, era la señal de que había llegado la restauración oligárquico – republicana. La torpeza y falta de tino de la medida los obligó a dar marcha atrás. Inmediatamente, posesionaron a la cabeza de las empresas estratégicas del Estado a elementos que forman parte de la estructura imperialista al interior del país, funcionarios de transnacionales cuyos intereses fueron afectados por las políticas del gobierno de Evo Morales. Así, por ejemplo, Boliviana de Aviación (BOA) pasó a ser administrada por ejecutivos de la línea aérea privada Amaszonas, que continúan con una estrategia de muerte lenta, aplicando medidas que la van debilitando cotidianamente. Otro ejemplo es YPFB, cuyos destinos son manejados por personal comprometido con las transnacionales petroleras que pretenden su privatización. ENTEL en manos de los amigos casualmente ejecutivos de empresas que compiten por el mercado de telecomunicaciones al interior del país. Y así, sucesivamente.
En lo político, las promesas de la presidenta Jeaninne Añez –abundantemente regadas con lágrimas de cocodrilo– se esfumaron al momento de (auto) proclamarse como candidata para las tres veces postergadas elecciones nacionales. El baldazo de agua fría fue un estate quieto para las aspiraciones de Fernando Camacho y de Carlos Mesa, socios golpistas que se imaginaban que el gobierno de facto facilitaría su elección. Otra señal clara que el golpe tenía finalidades estratégicas ignoradas por los inteligentes útiles que aportaron con sus “pititas” en las calles.
Pese a esas evidencias que dan pie a la desconfianza generalizada respecto a la realización de las elecciones el 18 de octubre, los encuestados confirman también una inicial predisposición de la ciudadanía de participar masivamente en las elecciones. Y también, la disponibilidad a cumplir con deberes formales durante el acto electoral, pese a los amenazantes riesgos de contagio con que continúa amedrentando a la ciudadanía el gobierno actual. Tareas, por lo demás, que deben aún ser explicadas por el TSE socializando las medidas profilácticas y protocolos que han sido ya puestas a prueba en elecciones en Francia, República Dominicana y otros países.
La pregunta del millón es, en este tema, una sola. La respuesta la guarda celosamente la embajada americana, y la dará a conocer a través de sus testaferros del gobierno en el momento oportuno, defendiendo sus propios intereses. ¿Tendremos elecciones nacionales el 18 de octubre del 2020 en Bolivia?