Insinuaciones peligrosas del gobierno de facto
El gobierno de facto ha entrado en campaña electoral y lanza insinuaciones altamente peligrosas vaticinando que en el futuro escenario de octubre, tendríamos conflictos sociales muy similares a los que vivimos el pasado año. Y como preparando esos escenarios de conflictividad social, el gobierno de facto ha dicho que los allegados al MAS generarán conflictos en octubre luego de las elecciones generales porque, según el gobierno, dice que esa fuerza política, perderá los comicios del 18 de octubre. Y para colmo acota, diciendo que incluso el MAS tendría un plan preparado.
Estas afirmaciones que vienen del viceministro Javier Issa, tienen claramente intenciones políticas y tratan de incidir en el voto para que el ciudadano no se incline por el partido de Luis Arce, porque tal como se ve en las encuestas, este se encuentra de lejos en el primer lugar de la preferencia electoral.
El otro aspecto que ya es una provocación para encender los conflictos, porque será más bien el partido de gobierno de la presidenta de facto quien no tendría respaldo en la votación, es que quieren que la población urbana, como en octubre de 2019 con ‘las pititas’, no se reconozca el triunfo del MAS en primera vuelta.
Para ello, el ciudadano cansado de las argucias del gobierno que en complicidad con el Órgano Electoral cambiaron la fecha de elecciones por 4 veces, deberá exigir que el Tribunal Supremo Electoral garantice para el desarrollo de los comicios, un clima de paz social, y que se respeten los resultados de las Elecciones Generales del 18 de octubre.
Otra insinuación de los operadores del gobierno es que en el Chapare “se está gestando una narco- guerrilla», y que eso se demuestra con la exhibición de armas de última generación en los últimos bloqueos registrados hace dos semanas, para lo que adelantó que es el propio gobierno quien “investiga” el origen del financiamiento y de las mismas.
Otra de las insinuaciones peligrosas del gobierno de facto es lo que recientemente arengó la presidenta Añez: “vengan con la democracia, vengan con la República y vengan con valores republicanos”, les dijo a los empresarios agroindustriales, la crema y nata de la oligarquía cruceña, la élite económica más influyente de Bolivia, al momento de presentar su plan de “reactivación de la agroindustria” que favorece a los más poderosos de este país y que promueve el uso de transgénicos.
El golpe de Estado de noviembre de 2019, fue el inicio del retorno a la República. Y, por efecto colateral, significó menguar el proyecto estatal empujado por los pueblos indígenas: el Estado Plurinacional para resarcir la exclusión y segregación histórica. La gestación de la República fue un continuum del legado colonial.
Cuando la presidenta de facto hizo ese llamado “al retorno a la República” a los empresarios agroindustriales, aludió a esa República aristocrática, excluyente y, por lo tanto, negadora del indígena. Fue una invitación a adherirse a ese proyecto restaurador o, quizás, a la inversa: la ratificación de su compromiso político de ser la “encargada” para reencauzar regresivamente a esa Bolivia señorial.
La historia nos revela que los “doctorcitos de Charcas” fueron los responsables de la consolidación del pensamiento colonial, de su diseminación y su práctica cotidiana. La revolución de abril de 1952, en parte, trató de superar esta realidad, por ejemplo con el voto universal, igualando al indio con el letrado. Pese a esto su vieja sangre azul logró imponer el proceso de “restauración”, la rosca colonial volvió a manejar el Estado.
Los pueblos originarios, los indios tomaron el Estado por el mango y otra historia se comenzó a escribir después que se aprobó la Constitución Política del Estado de 2009. Poco a poco las aguas turbulentas del cambio se fueron aplacando, no sin levantar olas como el intento de golpe separatista del 2008 y el golpe fascista de 2019.
El discurso de la democracia y la consigna del supuesto fraude electoral solamente fueron artimañas discursivas para esconder el verdadero propósito de la movilización de la clase media urbana en octubre y noviembre de 2019: el proyecto restaurador oligárquico. No debemos ignorar, la derecha siempre fue conspirativa y golpista.
La historia boliviana está definida por conductas coloniales, es allí donde encontramos la explicación de comportamientos y actitudes del presente. Durante la colonia el territorio conquistado se distribuía entre los conquistadores, Pizarro y Almagro fueron los primeros propietarios de los territorios andinos, también fueron los promotores de la primera guerra civil por el poder.
La reproducción de esos habitus coloniales que agitan a la restauración oligárquica de retorno a la república, no hacen más que confirmar que el alma de los “conquistadores” sigue presente en sus acciones violentas, racistas y discriminadoras como fue el golpe de noviembre de 2019.
*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe