Reflexiones Guevaristas
La política, las ideologías, el compromiso militante, han sido devaluadas, no es una casualidad o el fin de la historia, sino una estrategia política para concentrar el poder y retornar a los tiempos de la monarquía o la concentración total del poder. En esa medida la despolitización de las sociedades, es un fenómeno mundial.
La concentración del poder solo es posible cuando se aleja al ciudadano del Estado, ese fenómeno se intensificó en Bolivia a partir del año 1985, con el llamado ajuste estructural. La llamada “relocalización” aniquiló físicamente a la denominada “vanguardia proletaria” concentrada en los trabajadores mineros.
Desde 1985, los movimientos populares tuvieron que remar contracorriente para mantener un mínimo de fuerza revolucionaria. El neoliberalismo arrasó con el pensamiento progresista y muchos “revolucionarios” fueron asimilados por lo que denominaron “el mal menor”. Nosotros los guevaristas decidimos abrir un proceso de reflexión, tal vez disperso, y en periodo nos reencontramos con los pensamientos del Che acerca de la revolución y de Bolivia.
Un escrito, motivador, sin duda se encuentra en su texto “El médico revolucionario” del 19 de agosto de 1960. En este texto el Che se pregunta ¿Qué cosa era lo que necesitaba para ser un médico revolucionario? Y nos dice “Entonces me di cuenta de una cosa fundamental: para ser médico revolucionario o para ser revolucionario, lo primero que hay que tener es una revolución. De nada sirve el esfuerzo aislado, el esfuerzo individual, la pureza de ideales, si ese esfuerzo se hace solo, solitario en algún rincón de América, luchando contra los gobiernos adversos y las condiciones adversas que no permiten avanzar”, en Bolivia, lo que podemos denominar momentos revolucionarios son parte de nuestra historia, pero no de la vieja historia oficial, sino de la historia de los sujetos revolucionarios que se enfrentan al poder impuesto, estamos hablando de las luchas anticoloniales de Tomás Katari, Tupak Katari, y luego de las luchan anti feudales de la república de Bolivia donde destacan revolucionarios de la talla de Zarate Willka, Santos Marka T’ula, por nombrar algunos de los miles de líderes locales en ayllus y comunidades.
Estos revolucionarios no eran vistos como tales, sino que en el imaginario colonial simplemente eran “indios rebeldes” porque no encajaban en el molde tradicional del obrero anarquista, socialista o comunista que tenía una teoría de respaldo a sus acciones, los apuntes del Che nos señalan, respecto a esta temática “…es bueno puntualizarlo una vez más, las leyes del marxismo están presentes en los acontecimientos de la revolución cubana independientemente de que sus líderes profesen o conozcan cabalmente, desde un punto de vista teórico esas leyes” y nosotros nos preguntamos: ¿los revolucionarios de 1780 – 1781, de 1899, 1930, no cuestionaban el Estado y su maquinaría colonial? No se encontraban en esa línea de rebelión por la libertad emprendida históricamente por los esclavos, los siervos de gleba y el proletariado moderno?
Una vez que la centralidad minera, dejó de ser la guía revolucionaria, emerge el sujeto indígena, campesino originario, planteando el “Pachacuti” que no es otra cosa que el retorno a un mundo de equilibrio y plenitud entre la naturaleza el hombre y sus creaciones; como el Estado; en síntesis es un trastocamiento de las cosas, una revolución que a diferencia de las conocidas, no se concentra el “hombre” solamente, sino en la naturaleza como creadora de vida.
Frente a esa peligrosa espiral de trastocamiento del sentido común colonial, es que las fuerzas más reaccionarias del mundo deciden frenar los avances logrados en Bolivia y hoy se empeñan en su aniquilamiento simbólico primero y luego material.
Para terminar esta reflexión diremos junto al Che: “No podíamos dejar de hacer errores, porque estábamos haciendo algo nuevo para nosotros, en condiciones difíciles, no es un pecado cometer errores, el pecado es volver a cometerlos y no analizarlos. Nosotros tenemos que ir sobre nuestros errores, marchar sobre ellos analizarlos y que no se repitan” Estamos pues, desafiados a seguir caminando por la senda del futuro, revisando nuestras prácticas y luego construyendo.