¿Inclinará la balanza el oportunista voto camaleónico?
Jerjes Justiniano, el “socialista” cruceño, ha escrito un brulote en el que, a guisa de título, se pregunta “¿Y los izquierdistas por quién votamos?”. La duda, por supuesto, no es de un militante revolucionario de izquierda, sino de alguien que, en nombre de ella, ha hecho un largo y zigzagueante camino en la política boliviana.
Empieza por señalar que el Movimiento al Socialismo (MAS IPSP) no es de izquierda sino un conglomerado indigenista populista, comparable, para citar sus propias palabras, con personajes históricos: “Belzu fue indigenista y Barrientos lo fue de corte popular por propia definición, ambos apoyados por indígenas y campesinos”. Ergo, los años de gobierno del MAS tuvieron, para el comedido “izquierdista”, las mismas masacres de mineros que ejecutó Barrientos en la noche de San Juan, la misma entrega de los recursos naturales a la voracidad de las empresas transnacionales, la misma política anti obrera… Esta confusión, al parecer extemporánea, no fue óbice para que aceptara dócil y servilmente, ser embajador del gobierno masista en Brasil, no sin antes haberse deshecho en loas al depuesto presidente Evo Morales.
Y es que Jerjes Juntiniano Talavera es el prototipo del camaleón que, tras su fraseología izquierdista, fue siempre funcional a la derecha. La historia del Partido Socialista Uno, liderado por Marcelo Quiroga Santa Cruz, tiene de alguna manera su impronta: Jerjes, junto con un señor de apellido Aponte, dividió a los socialistas y no quiso reconocer el liderazgo de Marcelo… presumiéndose superior y con mayor arrastre y carisma que el diputado que hizo posible la nacionalización de la Gulf en Bolivia. Mantuvo la sigla y el nombre de Partido Socialista, por lo que Marcelo, junto a consecuentes militantes que se le alinearon un día de mayo en las calles de La Paz, optó por añadirle el número 1 para diferenciarse de los camaleones y oportunistas. Por su parte, Jerjes, sigla en mano, mostró pronto sus habilidades para negociarla y acomodarse, llegando a ser uno más de los invitados del MAS, que nunca sumó nada pero de cuyo gobierno supo sacar provecho. Y apartarse en el momento preciso, para estar disponible para nuevos acomodos.
¿A dónde apunta ahora sus armas este personaje? Reproduzcamos lo que dice: “Ahora surge en Santa Cruz, un caudillo, no letrado pero con coraje, con ayuda o no del imperio norteamericano, pero con un carisma típicamente camba y con una sonrisa que irradia simpatía y con un apoyo emotivo de la mayoría del pueblo cruceño…”. Adivina adivinador, con quien se alinea el valiente “socialista” que, el 2008, en plena asonada separatista de los que ahora elogia, optó por desaparecer del mapa, ratificando su fama de salir de escenario cuando las papas queman… Si, fácil de resolver el acertijo. Ahora está con Luis Fernando Camacho, a quien no ahorra lisonjas: “un joven y aguerrido empresario, hijo de un viejo militante de la Falange Socialista Boliviana y miembro de la burguesía agropecuaria cruceña, insurge en el escenario político para desplazar a la vieja oligarquía agro-industrial cruceña”. Desliza un ligero elogio a José Luis “Papi” Camacho, padre de éste, el asesino convicto y confeso que disparó a matar a prisioneros políticos en los predios de la UAGRM aquel nefasto agosto de 1971, que no tiene olvido ni perdón.
Poco más, Jerjes nos convence que hasta el MAS en pleno debería votar por semejante bendición que Dios ha puesto en estas tierras. Habrá que señalar, en honor a la verdad, que apunta y apunta bien, pues ya es sabido que el caballo del corregidor del imperialismo yanqui es el “facho Camacho” y no el pusilánime Carlos Mesa. Muy pronto, las encuestas “revelarán” que se aproxima a pasos agigantados a disputarle el derecho a ser el paladín de la segunda vuelta; luego, a medida que se acerca el día D, lo iguala y, en dramático final, lo pasa… claro está, idealizaciones en el mundo virtual, donde todo está permitido.
Si usted, amigo izquierdista, revolucionario, masista, cree tener el mejor criterio para enfrentar a sus enemigos de clase y a las logias cruceñas, está apenas balbuceando las primeras letras del abecedario revolucionario. Deje que sea Jerjes Justiniano, el nuevo peón imperial –que no llega a alfil– quien lo guíe por los verdaderos senderos de la revolución: “Luis Fernando Camacho es parte de la nueva burguesía cruceña. Es la emergente clase dominante que busca su espacio político y que pretende ser protagonista del futuro de Bolivia. Quiere gobernar con su improntus y su osadía. Ha desplazado a los viejos líderes que las dos logias cruceñas apuntalaron”.
Jerjes Justiniano, “socialista”, casi, casi, me convence…