¿Se atreverán a arrebatar el voto del pueblo?
Ronda la psicosis de la derecha boliviana ante un triunfo anticipado del MAS en primera vuelta y por ello se habla de un recurso judicial para sacar a este partido de la contienda electoral, como parte de las acciones desesperadas que tienen contra el “rotundo triunfo” de esa tienda política en los próximos comicios.
El binomio, Luis Arce-David Choquehuanca, ha puesto en alerta a candidatos de la derecha porque en encuestas reales se ve que existe una diferencia abismal que les obliga a rearmar sus estrategias electorales, utilizando también para ello las encuestas de esas empresas, que a estas alturas no son nada confiables.
En este aire preelectoral se encienden las alarmas, la derecha radical fija como objetivo político la voz: “Para que el MAS no vuelva nunca más”, por ello agitan con fuerza estrategias para sacarlos a como dé lugar del escenario electoral.
Una de esas estrategias es buscar que prospere el recurso de anular jurídicamente a la sigla del partido de Arce con la demanda de proscripción que será finalmente resuelta por el TSE. A ello se agrega, de forma desesperada, gestiones para agrupar a la derecha del país en una sola candidatura. La presión va esta vez sobre Luis Fernando Camacho, para que abandone su postulación condicionado por la urgencia que impone el famoso ‘voto útil’.
Sale a flote también el tema del fraude, la práctica de este recurso ante un resultado electoral adverso, con el propósito de desacreditar los comicios y restar legitimidad a las autoridades electas, no es nueva ni privativa de Bolivia.
Claro que declarar “fraude” después de la votación, tal como lo hizo Carlos Mesa y luego convocar a quemar los tribunales electorales para influenciar en el imaginario social que el mismo fue el motivo de la agitación social posterior, tuvo una manifiesta intencionalidad. El supuesto “fraude” no fue comprobado, es más existen 7 informes que revelan que no hubo fraude en las elecciones del 20 de octubre de 2019.
Hoy esa narrativa está de regreso. Ahí están los que hablaron de “fraude monumental” y que les faltan argumentos, como al propio Carlos Mesa, que para insistir en su “defensa” de que si hubo fraude en la magnitud como éste lo anunció después del 20 de octubre, ahora se estrella contra el candidato del MAS ya que el mismo había manifestado que para que gane Mesa únicamente será mediante fraude. Otros dudan de la transparencia de los comicios por la relación de amistad del presidente del TSE con Mesa o su designación por la excandidata Áñez.
Cuando se achica el tiempo existen varias preguntas sin respuesta y, ante el fantasma del fraude, que sería el arma por donde la derecha intentaría arrebatar otra vez al pueblo su derecho a elegir a su representante legítimo, es algo que empieza a preocupar a la ciudadanía y a las organizaciones defensoras de la institucionalidad democrática.
El pueblo conocedor de su historia de siglos, de los actores de la democracia pactada, de los ‘acuerdos patrióticos’, que traman otro asalto al poder, no permitirá que se le arrebate su derecho a elegir libremente a sus representantes. No confían en nadie, ni en el mismo TSE, considerados como “notables”, cuando simplemente son engranajes de la maquinaria que reproduce la muerte por las ambiciones personales.
*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe