Aleteos desesperados ante inminente triunfo popular
Desesperados por la búsqueda del poder, arengados por el propio gobierno como jefe de campaña, están a la espera que se baje de su candidatura Luis Fernando Camacho, porque a la derecha no le alcanza para la segunda vuelta tal como lo señalan las encuestas y pronósticos de cara al 18 de octubre.
Ahora la derecha boliviana aparentemente rearticulada después del golpe de estado de noviembre de 2019, piensa que ha llegado su momento de ofensiva, que el país ha olvidado su intención de comenzar una guerra civil entre bolivianos, que olvidó los “pasanakus” del poder político para superar su poca legitimidad, después de los sucesos del octubre del pasado año.
Las naciones que asumieron la responsabilidad de gobernar no han olvidado nada, porque siglos de historia, no pueden ser borrados o anulados por este bloque fascista y racista que hoy se quiere mostrar como democrático, cuando hace un año propiciaba el estallido social mediante un golpe de estado, masacrando a mansalva a más de 36 inocentes bolivianos que resistieron la metralla fascista y sediciosa.
Sabe este bloque reaccionario que la estabilidad económica continuará, que las inversiones públicas continuarán y las relaciones comerciales favorables al país seguirán, eso es lo que les preocupa, pues su falta de propuesta económica (sólo tienen la privatización) les impide ser rivales en una nueva contienda democrática.
Si la estrategia de desgaste impulsada por estos hubiera tenido éxito, al someter en el imaginario social que lo que se vivía con el gobierno de Morales era una dictadura, que permitió posteriormente el montaje del fraude como pretexto para llevar a cabo esa envestida social que culminó con el golpe de estado, ¿por qué no se articularon en una sólo bloque entre todos? Por qué, si dicen que estuvieron muy bien articulados con las plataformas, los partidos de la ultraderecha, cívicos, el triste CONADE de Albarracín y las pititas, ¿por qué no encontraron a uno solo que los represente y formen un bloque único para ganarle al MAS?
Está claro que en todo este tiempo muchos han estado dedicados a robar al Estado y su aparato represor ha funcionado las 24 horas del día, sus comités cívicos, sus medios de comunicación, sus diputados y senadores (a quienes pagamos para que insulten y no trabajen) sus asociaciones empresariales, en fin todos sus dispositivos del micropoder colonial, por ello no tuvieron también tiempo para buscar a un solo candidato.
Pero pudo más la ambición de unos pocos que, como fue en el pasado, quieren repetir los ‘pasanakus’ del poder y no les salió la fórmula, de ahí que se entiende porque ni Samuel Doria Medina, ni el propio Tuto Quiroga ya no son para este tiempo porque el ciudadano ya los reconoce y sabe de sus planes privatizadores y que nunca les funcionó.
Durante siglos varios sectores de los pueblos originarios fueron cooptados, primero por las fuerzas invasoras coloniales y después por los caudillos de las oligarquías regionales. El más exitoso proceso de cooptación fue el realizado por el Movimiento Nacionalista Revolucionario, ese proceso es conocido en nuestra historia como “pongueaje político” forma de enajenación que se mantiene en varios sectores, que también formaron parte del Pacto Militar Campesino, en tiempos de dictadura.
Las expresiones de la clase política actual no muestran una alternativa viable de un proyecto de país, su único discurso junto a sus acciones, fue sacar a Evo Morales y al MAS del gobierno, hoy bajo el temor del retorno al poder, la derecha vuelve a agitar a sus organizaciones políticas y remueve el tablero de sus fichas electorales para ver quién puede ganarle al MAS.
Frente a esos escenarios el impulso y la fuerza popular, tiene ahora un nuevo desafío, recuperar la energía para el potenciamiento de las organizaciones y el pueblo, que toma en sus manos su destino, que debe hacer un esfuerzo en plantear nuevas políticas emergentes a la coyuntura y dejar atrás lo que trató de implantar el gobierno transitorio y que solo desmanteló el estado.
Las organizaciones populares, la sociedad en su conjunto, deben ir más allá del evento electoral para garantizar el proceso interrumpido de forma violenta por órdenes del Departamento de Estado de EEUU, en noviembre de 2019. No bajar la guardia, ni confiarse en el voto porque la sombra del fraude está ahí.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino