Bolivia: otra Democracia es posible
En agosto del año 2020 miles de hombres y mujeres de pueblos originarios realizaron un bloqueo, el más grande de nuestra historia, bloqueo que recuperó el ordenamiento democrático y constitucional del país: quebrado así con el golpe de Estado de noviembre del año 2019.
La claridad de los planteamientos de recuperación de la democracia, por parte de los representantes de pueblos originarios, obliga a precisar el viejo concepto referido a la “democracia” y su sentido en el universo epistemológico de los pueblos originarios.
Si revisamos la etimología de la palabra ‘democracia’, veremos que se refiere al “poder del pueblo” y en esa medida hablar de “democracia popular” o “democracia participativa” resulta una redundancia, debido a que la democracia para ser tal debe expresar ese poder del pueblo a través de su participación activa en el campo político.
Después de la segunda guerra mundial la “democracia” es instrumentalizada por los Estados Unidos, para marcar la diferencia con el “comunismo”, entonces son las características de la democracia de Estados Unidos que se imponen de “modelo” y discurso de un “mundo libre”. Estos argumentos son los que se esgrimieron para justificar el golpe de noviembre del 2019.
Entonces el movimiento de pueblos originarios y sectores populares urbanos, no ha reconquistado esa “democracia” (impuesta como modelo) sino la posibilidad del “gobernarnos nosotros mismos” este sentido lo expresaba bien una dirigente de las “bartolinas de Cochabamba” quién señalaba; “ahora hemos vuelto al poder” como sujeto colectivo representado por su Instrumento Político y el Vivir Bien o Suma Qamaña como la apuesta de cambio y construcción de otra sociedad y Estado.
La derecha política y los poderes económico regionales, son los instrumentos que obedecen a las directrices de las políticas imperiales del norte y esta instrumentalización ha creado un sistema de reproducción de este discurso instalando corrientes de pensamiento a través de las universidades, intelectuales, medios de comunicación y varios centros funcionales regionales como el Instituto Libertad, fundaciones y otro tipo de instituciones como “Ríos de Pie” generosamente financiados para estas operaciones desestabilizadoras, por organismos de EEUU.
Fracasado el golpe de Estado de noviembre, en su objetivo de retornar a la vieja república con su democracia pactada entre las elites de poder, se está poniendo en marcha otra estrategia que es afectar a los cimientos constitutivos del Estado Plurinacional que son las organizaciones de pueblos originarios, tanto sindicales como de autoridades originarias.
Las señales que nos dicen, que se encuentra en marcha esta estrategia, son las disputas internas generadas en el MAS, como el falso debate entre renovadores y conservadores, entre orgánicos e invitados, un desgaste interno que pretende afectar la gestión de gobierno y debilitar la estructura del Instrumento Político basada en las estructuras sindicales.
Los resultados de las elecciones subnacionales, son indicadores de un avance en el propósito de dividir las células organizativas que son los sindicatos comunales, la vieja estrategia de los esquiroles para romper la unidad en las huelgas obreras, se está implementando en los sindicatos, entonces el campo de disputa es la representación de las organizaciones sindicales en el territorio, esto supone una responsabilidad para los liderazgos en cada región, en cada municipio.
El complejo armazón del Instrumento Político, está siendo socavado en su célula madre, lejos de las disputas de cargos, lejos de los centros políticos, varios dirigentes de niveles intermedios ya saben de estas intenciones y se encuentran en pleno trabajo para fortalecer su estructura sindical, con la disciplina y la unidad que ha permitido llegar a cambiar el destino de un país y tener presencia regional y mundial.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino