La persecución política otra narrativa golpista
“Persecución política…”, “y eso también es persecución política”, repiten como loros los opositores a cualquier pedido que, bajo el manto legal de la Constitución, los organismos facultados por ley, están siguiendo el proceso indagatorio convocando a declarar a dirigentes políticos y allegados a Carlos Mesa, meten el argumento de “persecución política”, porque ya no tienen sustento sus discursos.
Un ejemplo de todo esto son las declaraciones de Luis Fernando Camacho, quien afirmó que si lo convocan a declarar en calidad de testigo, tendrá la obligación de declarar. Pero también utilizó la muletilla: “Creo que es una persecución política… para que demos a conocer nuestra versión”, había afirmado.
El Comité Pro Santa Cruz como ya es de su estilo echó un grito al cielo y consideró que la convocatoria a los nueve diputados y ex políticos que estuvieron de cerca en el Golpe de Estado, evidencia la ‘persecución política’ que sufren los asambleístas citados.
Las limitaciones que tiene la oposición en términos de justificar argumentos que pesan por el Golpe de Estado, son cada vez más claras y por ello utiliza una vieja práctica que conmueve a todos como es: La compasión.
Rostros compungidos y dolorosos se muestran en las pantallas de televisión tratando de conmover a la opinión pública, especialmente para tapar sus actividades delictivas. Son promocionados como angelicales y honestos ciudadanos, todo esto para justificar que no hubo golpe y que, como dijo Arturo Murillo, “se habían matado entre ellos”.
Esta extraña comedia nos pinta de cuerpo entero a los militantes y acompañantes de Carlos Mesa que irán a declarar como es Ricardo Paz, su asesor José Antonio Quiroga y otros, que no pueden explicar, coherentemente los actos de su jefe; por lo cual recurren a Pagina Siete para que les construya un escenario, un discurso y un público (sus aliados en los medios de comunicación opositores) para intentar distraer a la población.
Esta práctica de manejar el discurso de persecución política forma parte de la victimización y la utilización de la compasión como recurso efectivo, porque es a esta condición subjetiva que hoy recurren muchos políticos para lograr engañar a personas bien intencionadas que tienen muy debilitada la razón crítica.
Declararse “perseguido político” es el último recurso compasivo que tiene el político, para no dar explicaciones de sus actos, eso pasó con los asesinos de febrero y octubre del año 2003, con los dirigentes que organizaron un alzamiento armado el año 2008, y hoy con los responsables de actos de corrupción en un municipio.
“Perseguido político”, es pues una cortina de humo, una más de las miles de “chicanas” leguleyescas de los “doctorcitos de Charcas” cuya mentalidad colonial, imagina que seguimos siendo “hombres sin alma ni entendimiento”, por eso nos tratan como a estúpidos, intentando cambiar la realidad con su lenguaje sibilino.
Pero los tiempos han cambiado, las tortillas se volcaron y todos los esfuerzos de los que nos llevan a la estrategia de restaurar el viejo orden colonial, esa es la batalla que libramos cada día con los hijos y nietos de los viejos encomenderos, que hace pocos años con el látigo en la mano (algunos con bates de palo) pretendieron someter a los que siguen considerando sus pongos.
La oposición política, junto al “mundo pitita” y los medios, todos los días, reclama el respeto a la institucional, pero es el primero en negarlo, y se aferra a un discurso vacío de una “democracia” ideal, que solamente existe en su afiebrada mente.
Por ello, convencidos en que debemos dar dura batalla al enemigo principal que tiene afanes de restaurar el viejo orden neoliberal, desde esta trinchera reclamamos a quienes alientan a la división dentro del propio MAS y ponen clichés para mostrar los bandos, que hoy más que nunca la consigna es defender el Estado democrático y el proceso de más de 20 años de lucha.
La democracia es, sobre todo la voluntad del pueblo que en nuestro caso ha definido realizar una revolución para desmontar el viejo Estado colonial y en esta propuesta se encuentra la descolonización del saber, especialmente jurídico y político, para recuperar lo propio, lo no occidental.
Claro que los “perseguidos políticos” jamás se interesaron por los demás, peor del saber que poseen, solamente les interesa el llenar sus bolsillos, al igual que sus abuelos sedientos de oro y plata, sin importar la sangre de sus esclavos.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino