Política exterior para la integración

*Luis Camilo Romero

La política exterior manejada por Karen Longaric, ex canciller del gobierno de facto, al margen de excluir a Bolivia de las relaciones con países como Cuba, Venezuela, Nicaragua e Irán, implementaron una estrategia para criminalizar a esos países y, desde el otro lado, pactaron con los Estados Unidos y los países de la Unión Europea, solo con el fin de justificar los alcances de su llegada al gobierno.

De ahí que una de sus acciones del gobierno de facto en septiembre del 2020, fue interponer una demanda en la Corte Penal Internacional, CPI, de La Haya en contra de Evo Morales, el secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, Juan Carlos Huarachi, y el dirigente cocalero y ahora senador, Leonardo Loza, por delitos de lesa humanidad.

Dijeron que en ese año se había realizado un cerco a las ciudades de toda Bolivia y el bloqueo de todos los puntos carreteros, sin embargo, se conoció que la CPI rechazó esa petición de investigar al expresidente Morales y a otros organizadores del bloqueo de carreteras en plena pandemia en agosto de 2020, hecho que el propio Morales lo calificó como una victoria de la verdad sobre la falsedad.

Pero al margen de esos hechos que recobran nuestra legitimidad como país, debemos recordar que Bolivia junto a los países de la región, construyó a lo largo de 14 años, un mecanismo para el desarrollo integral y una propuesta para la integración entre los Estados y Pueblos del Sur, incorporando políticas de desarrollo con identidad y soberanía de los pueblos, comercio solidario e integración productiva complementaria; aprovechando al máximo los beneficios de los tratados comerciales y sin creación de dependencia y sometimiento.

A través de la firma de tratados comerciales, el aprovechamiento de oportunidades para la exportación de los productos de origen boliviano, la promoción y la atracción de inversiones externas, todo ello, en el marco del fortalecimiento de la economía plural.

En ese sentido, Bolivia, se proyecta como un país productor, transformador y exportador de alimentos únicos, exportador de energía; un país turístico, artesanal y manufacturero, articulador de servicios de comunicación y transporte.

La diplomacia boliviana construida por el ex canciller David Choquehuanca, no se hizo en el vacío, sino que necesitó de un sistema diplomático flexible a las circunstancias reales emancipatorias. Una diplomacia de los pueblos, que reemplazó a las diplomacias tradicionales, de base oligárquica, y que se fundamenta en los conocimientos de las culturas originarias con la participación de los pueblos en el diseño y gestión de las relaciones exteriores.

Por ello, cuando se reflejan acontecimientos que reviven la integración de los pueblos, valoramos a quien fue el autor de esa diplomacia. El impulsor más consecuente del pensamiento andino-amazónico, con el nuevo paradigma resistido por muchos sectores conservadores en el país como es el “Vivir Bien”.

El profundo conocimiento de la filosofía andina, especialmente la referida al equilibrio ha coincidido con un mundo multipolar, una propuesta diferente ha recorrido en las Naciones Unidas y en otros foros internacionales desde la Diplomacia de los Pueblos por la Vida.

La resistencia de países frente a nuevas operaciones injerencistas de parte de los EE.UU en países como Venezuela o Nicaragua nos demuestra que existe una fortaleza por las experiencias del pasado, cuando el chavismo se enfrentaba y derrotaba las sangrientas guarimbas, una gigantesca, venenosa y sistemática campaña comunicacional que dura años.

En medio de esa notable intensificación de la hostilidad estadounidense, Caracas ha conducido un diálogo nacional con los sectores opositores, incluyendo los más proyanquis, y conseguido ganar limpiamente las elecciones parlamentarias y regionales.

Cuando se había anunciado el “fin de la historia” y de la Revolución Cubana, que, con Fidel al frente había resistido sola el cataclismo del derrumbe soviético y del recrudecimiento del bloqueo, dieron un notable impulso a las luchas antineoliberales y reafirmaron un rumbo de independencia y unidad a nuestros pueblos, que perdura hasta hoy.

Por todo ello, recomendable seria que, tras las agresiones que ahora sufre el país caribeño, el líder de la revolución democrática y cultural, Evo Morales, sea designado como Embajador de Bolivia en Cuba, para desde ahí, con la frente en alto y con el respaldo de los países del ALBA, se enfrente al imperio con la gallardía que demostró en escenarios del mundo, en la ONU, defendiendo la dignidad de los pueblos con mucha valentía.

*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe

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