En agosto volvió a florecer
Agosto de 2020 es el tiempo fáctico en el que se derrota al gobierno de facto y a toda infraestructura política mediática, religiosa, militar y policial que usaba, gozaba, disfrutaba y abusaba del Estado.
Los movimientos sociales se constituyen como tales en tiempos de crisis, en enfrentamiento contra el Estado y por representar un ideal contrahegemónico al poder; agosto es el mes al que se arriba como resistencia movilizada, como ofensiva electoral y política a la dictadura.
La resistencia al golpe es el rechazo al gobierno de facto, el enfrentamiento no parte por solo resistir sino por reconstituir en la movilización al movimiento social como sujeto político de lo nacional popular. La respuesta orgánica y política al estado de sitio de facto, a las masacres, detenciones, persecuciones fue conformar, en ampliado nacional, la jefatura de campaña al frente de Evo; la estructura electoral, orgánica y territorializada encabezada por la COB y el Pacto de Unidad, luego la postulación unitaria del binomio Lucho-David; la estrategia no pasaba por resistir, sino por vencer recuperando la democracia y el gobierno.
La fuerza del gobierno de facto fue la utilización de la violencia militar, policial, simbólica, mediática y religiosa, su momento cumbre no es la toma del Palacio Quemado con la Biblia, sino las masacres de Sacaba y Senkata, eso le dio la autoridad que necesitaba la ultraderecha en el poder, por ello las encuestas de enero de 2020 le daban a Jeanine posibilidades de desplazar a Mesa del segundo lugar y disputar la segunda vuelta electoral al MAS.
La fecha electoral estaba cerrada para el 3 de mayo, pero la pandemia fue la oportunidad que necesitaba la candidatura del gobierno de facto. El Tribunal Supremo Electoral, cuyo presidente era el delegado presidencial de Áñez, decidió postergar las elecciones hasta el 6 de septiembre. El gobierno, al viejo estilo de las dictaduras del siglo pasado, decidió imponer la militarización so pretexto de preservar la vida; esta oportunidad se desvaneció por la pésima gestión de gobierno, los altos actos de corrupción, el abuso de la infraestructura estatal. Ese oficialismo que se formó con el auspicio de la Iglesia Católica, se fragmentó.
Al inicio de la tercera semana de julio, el TSE decidió postergar por tercera vez las elecciones hasta octubre, pero la propuesta de la derecha y la ultra no estaba en que se posterguen los comicios, sino en cancelarlos indefinidamente para replantear su estrategia de poder, para impedir que lo nacional popular y la izquierda vuelvan al gobierno.
El Alto, el territorio; los alteños, pueblo rebelde, la COB y el Pacto que tienen presencia en toda nuestra Bolivia son la ciudadanía en movimiento, el 28 de julio en un cabildo —en El Alto—, la multitud ya no es el sujeto que resiste a la dictadura o tiene consigna electoral, tiene su horizonte construido y definido: recuperar la democracia y expulsar al gobierno de facto y la derecha mediante las urnas. La memoria de las masas obreras y campesinas que en noviembre de 1979 derrotaron al golpe fascista de Natusch Busch vuelve como presente ahora en agosto, declaran bloqueo de caminos desde el 3 de agosto. La forma orgánica de lo nacional popular sienta soberanía territorial, el gobierno y toda su estructura descalifica, criminaliza política y racialmente el movimiento, los plebeyos tienen el objetivo de definir la fecha democrática de ruptura con la dictadura para que concurra el soberano y pueda decidir su presente como horizonte democrático.
La fecha de las elecciones definida mediante ley, que es impuesta por la movilización popular, sancionada por la bancada parlamentaria del MAS, le arrebata al TSE, al gobierno y la estructura de poder la facultad de decidir sobre el pueblo, es el momento de reapropiación de la democracia como el medio político de solución de la crisis y la titularidad política del poder, es decir la restitución al soberano de la facultad de decidir.
Noviembre de 1979, agosto de 2020 tienen como sujeto histórico lo nacional popular, es la autodeterminación del movimiento como autoconciencia, sintetizan el horizonte del tiempo e imponen a las fracciones reaccionarias a validarse, subordinándose a la decisión democrática.
En agosto se derrota a la derecha y se recupera la democracia, en octubre es la expulsión del gobierno de facto y la restitución en el gobierno de la decisión soberana del pueblo, es la temporalidad que marca indefinidamente nuestra certidumbre como país y pueblo.
Los movimientos sociales descalificados, perseguidos, reprimidos, masacrados, insultados por los poderes fácticos coloniales, raciales, mediáticos, eclesiales, empresariales, con su sacrificio desplegado en la movilización son la única fuente que tiene nuestra historia en conquistas de derechos como valores supremos de ejercicio pleno para toda la sociedad.
César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.