Hace 55 años el comandante Ernesto Che Guevara fue capturado en la Quebrada del Yuro muy cerca del pueblo de la Higuera, la noche del 8 de octubre paso en la escuela del pueblo y fue asesinado en la mañana del día siguiente por ordenes de la CIA y el General Rene Barrientos Ortuño, presidente boliviano.

Si bien el imperialismo norteamericano y el gobierno servil del General Barrientos terminan con la vida fisca de Ernesto Guevara, la imagen y el pensamiento del Che se extiende por todas partes del planeta y gana los corazones y mentes de los que luchan por un mundo mejor con justicia, igualdad, sin discriminación ni racismo. Ya en 1968 las calles y plazas de las ciudades y capitales en todas partes se llenan de jóvenes con la imagen del Che en el pecho protestando contra un sistema injusto e inhumano. En nuestro continente y en otras partes del planeta donde la explotación, la injusticia y desigualdad son patentes se organizan hombres y mujeres siguiendo el ejemplo de convicción revolucionaria del comandante Guevara. En Bolivia a la muerte del guerrillero heroico los seis sobrevivientes juran en Ñancahuazu reorganizar el ELN y continuar la lucha de liberación nacional. Nuevos combatientes de mujeres y hombres, militantes honestos de partidos de izquierda bolivianos y revolucionarios internacionalistas engrosan las filas del ejercito del Che. Estos nuevos militantes ponen sus vidas de garante y continuar la guerra emprendida por el Che sin recompensas personales o ambiciones de poder tan común en estos días.

Los acontecimientos políticos producto de las movilizaciones sociales en los últimos 20 años en nuestro continente reflejan en gran medida el primer manifiesto del Ejército de Liberación nacional escrito por el comandante Guevara en Ñancahuazu y dice así:

“Nosotros, los integrantes del ELN hacemos oír nuestra voz por vez primera. Queremos hacer llegar a todos los ámbitos de este continente el eco de nuestro grito de rebelión.

Nos levantamos hoy, agotadas todas las posibilidades de lucha pacífica, para mostrar con nuestro ejemplo el camino a seguir. Conocemos al enemigo interno y externo; conocemos las enormes fuerzas que puede poner el imperialismo norteamericano al servicio de la reacción local. Sabemos medir el peligro y la magnitud de la empresa; nuestra actitud no es hijo de la impremeditación de la superficialidad; nuestras vidas son y serán testigos de la seriedad de la lucha emprendida; la que sólo acabará con la victoria o la muerte”

Las expresiones de este primer manifiesto del ELN escrito por el Che al referirse a las fuerzas que pone el imperialismo al servicio de las oligarquías locales son tan cabales y vigentes a la vez. Los medios de información controlados casi en su totalidad por las oligarquías criollas mienten, desinforman y manipulan la información en desmedro de gobiernos y lideres progresistas; usan todos sus redes y mecanismos económicos para bloquear y asfixiar a gobiernos progresistas y revolucionarios; el aparato judicial es mañosamente utilizado para acusar, perseguir y encarcelar a dirigentes de izquierda; propician golpes de estado suaves y violentos como en Brasil Honduras, Paraguay y Bolivia; en complicidad con sus aliados europeos controlan y utilizan las organizaciones internacionales para justificar las intervenciones y agresiones a países que no quieren estar bajo el dominio imperialista.

A los 55 años de la gesta revolucionaria de Ñancahuazu y la creación del Ejercito de Liberación Nacional, el ejemplo de claridad y consecuencia de los combatientes guerrilleros al mando del comandante Guevara debe ser guía en el accionar de revolucionarias y revolucionarios y el mejor homenaje al Che es retomar su pensamiento y consecuencia que está más vigente que nunca cuando la incertidumbre está presente en el mundo y en nuestro país para enfrentar la guerra emancipadora de liberación nacional y continental. Ya el “Che” lo había planteado en una parte del mensaje a la Tricontinental en 1966 realizado en Cuba sobre el carácter de la lucha antiimperialista como única garantía para la transformación de la sociedad en una más justa, igualitaria y socialista.

“Es absoluto justo evitar todo sacrificio inútil. Por eso es tan importante el esclarecimiento de las posibilidades efectivas que tiene la América dependiente de liberarse en formas pacíficas. Para nosotros está clara la solución de este interrogante; podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos el derecho a ello de lograr la libertad sin combatir”.