Los «cuento K’epi»
“Hay mucho cuento k’epi por ahí que nos quieren hacer pelear”, había dicho una autoridad en un acto público, como confirmando las pugnas existentes en el partido de gobierno que se volvieron a agitar.
Habrá que recordar que, según la tradición y el idioma aymara, el ‘cuento k’epi’ es una persona que divulga chismes, rumores o historias falsas con el fin de causar disputas.
En la visión de esa autoridad, son los cuento k’epi, quienes llevan “mentiras” y “se difunden a través de redes sociales” y consideró que “los jóvenes” son vulnerables a ese tipo de información. “No podemos dejar educar a nuestros hijos con las redes sociales” había afirmado.
De ahí que, en una coyuntura donde todos están a la expectativa de lo que vaya a suceder con el partido en función de gobierno, los cuento k’epi serían pues los responsables de la división innegable que existe dentro del MAS.
El MAS está envuelto en denuncias de corrupción y disputas internas, vinculadas al expresidente Morales y éste no cesa en apuntar a miembros del gobierno de Luis Arce de pretender un “plan negro” en su contra.
Incluso en las últimas semanas Morales apuntó a los ministros de Gobierno, Eduardo del Castillo, y de Justicia, Iván Lima, de actuar en su contra, a ello se sumaron otros diputados y senadores de ese partido quienes descargaron toda su artillería con diferentes argumentos, pidiendo incluso que Arce Catacora los destituya.
A todo ello se suman las denuncias del diputado del MAS Héctor Arce sobre presuntos actos irregulares en la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), en torno a la contratación de la empresa constructora de la doble vía Sucre-Yamparáez, en Chuquisaca.
Pero la descarga mediática y en redes sociales con diversas tonalidades que van desde racismo y discriminación hasta de odio es al ministro Iván Lima. La intencionalidad, tal como lo exponen las redes sociales, es desnudar hasta la intimidad de una autoridad que nació del solo pedido del exmandatario.
Iván Lima, ha intentado por todos los flancos defender su postura pero está claro que no le van a creer. La autoridad las calificó como una campaña “sistemática” de desprestigio, que fue iniciada por sus detractores políticos.
Todo este entramado de acusaciones no es tan casual como lo pintan algunos medios, forma parte de esos “cuento k’epi” quienes arrean con fuerza la confrontación en el MAS y pueden llevarnos a mayores confrontaciones.
Por eso los cuento k’epi no solamente los encontramos en los actores políticos sino que están focalizados en aquellos quinta columnistas y “analistas” del propio MAS quienes muchas veces sin argumentos y pruebas azuzan la misma carga enfermiza y manipuladora de los grandes medios.
Los cuento k’epi serán en definitiva, los responsables del descalabro político que se puede anunciar para dentro de dos años en el partido oficialista.
Los cuento k’epi se constituirán en los principales insensatos de lo que se construyó en más de 14 años y ahora lo estarían llevando al borde del precipicio.
Hemos señalado que una gestión de gobierno cuyo horizonte es el Estado Plurinacional, una propuesta revolucionaria y en la línea de la descolonización, debe ser sobre todo una gestión pedagógica que conjugue la teoría y la práctica, para defender no solamente al gobierno que ganó con más del 55% sino el proceso interrumpido por la aventura golpista.
Cuando la arremetida golpista es más fuerte, que como dice la cita: “dejando intacto el aparato de la conspiración, que se iba montando día a día y en forma paciente”, el MAS invierte su tiempo desgastándose y dejando más espacio al enemigo.
Desmontar esta corriente de conspiración interna es una tarea impostergable, de lo contrario es entrar al juego peligroso de una implosión que tendrá serias consecuencias.
Si queremos volver a la senda del Vivir Bien, debemos entender que “venimos de la cultura de la unidad, no somos de la cultura de la división. No somos de la cultura del enfrentamiento, no somos de la cultura de la guerra; somos de la cultura de la hermandad”.
Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe