Guerra de cuarta generación, los gestores del caos

El término de Guerra de cuarta generación nació en octubre de 1989, cuando un grupo de analistas militares del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de EE. UU. publicó un documento titulado El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación, en una edición del Military Review y la Marine Corps Gazette.

En realidad, no es más que un eufemismo para un tipo de guerra imperialista, que busca aplicar una nueva forma de agresión con el menor costo posible en recursos humanos y materiales.

Forma parte de la doctrina militar estadounidense y comprende la guerra de guerrillas, la creación de grupos paramilitares, el terrorismo de Estado, las operaciones encubiertas, la guerra civil y la propaganda en combinación con estrategias no tradicionales de combate, que incluyen el uso de las nuevas tecnologías de las comunicaciones y las redes sociales.

Tres elementos son fundamentales en este tipo de conflicto: la guerra económica, el ataque a la reputación y la subversión política, a lo que se podría sumar, vista la experiencia latinoamericana, el lawfare, el uso de bandas criminales, el paramilitarismo y el narcotráfico.

La guerra económica busca llevar a las personas a un estado de desesperación tal que anule su capacidad de razonar con lucidez, mientras los promotores del asesinato del carácter hacen su trabajo sucio en las redes sociales.

El asesinato de la reputación o del carácter es un proceso deliberado, dirigido a destruir la credibilidad y reputación de una persona, grupo social o país, con el objetivo de aislarlo y dejarlo indefenso ante sus agresores, así como justificar cualquier atrocidad cometida por los invasores.

Por otro lado, construyen líderes de cambio, mediante planes de becas y cursos de liderazgo, organizan y financian grupos opositores, planifican acciones desestabilizadoras y brindan un gran apoyo mediático a sus marionetas políticas.

Un elemento que ha cobrado especial importancia en esta estrategia ha sido el reclutamiento, a través de las redes sociales, de integrantes del lumpen urbano, delincuentes, miembros de bandas criminales, incluso de menores de edad.

Recordemos que, en noviembre de 2019, en Bolivia, bandas violentas amparadas en la narrativa de la «indignación popular», realizaron bloqueos de vías públicas al estilo de los guarimberos venezolanos y de los contrarrevolucionarios nicaragüenses, quemaron instituciones, profirieron amenazas, cometieron asesinatos, torturas, y humillaron en la vía pública a líderes sociales y políticos.

Por esos días también Irán sufrió una oleada de violencia en la cual se repitió la misma táctica empleada en Bolivia.

Cuba vivió escenarios similares el 11 de julio de 2021, que no llegaron al nivel de los antes citados, pero que mostraron regularidades presentes en ellos, en medio de una política continuada de máxima presión y una fuerte campaña de descrédito.

No menos importante es el paramilitarismo, ampliamente utilizado en Sudamérica, que junto al narcotráfico constituye un factor importante de desestabilización en la región.

INTERNET Y LAS REDES SOCIALES COMO ARMAS

El Gobierno de EE. UU. crea, para llevar adelante este tipo de contienda, grupos operativos de internet, también conocidos como Fuerzas de tarea.

Una vez organizados los grupos operativos, contratan netcenters integrados por especialistas altamente calificados que realizan análisis basados en el big data, procesan perfiles de los sujetos de interés, trazan planes de acción a partir de modelos elaborados previamente, y dirigen mensajes sectorizados.

Las nuevas tecnologías garantizan eficacia, nivel alto de convocatoria y rapidez de reacción a los sujetos de estas acciones, que les permite lograr una mayor articulación, mediante la técnica del enjambre.

Otra ventaja que ofrecen está en la posibilidad de crear plataformas digitales de diverso tipo y con fines variados de subversión, así como replicar contenido en otras plataformas y articularse con los medios tradicionales de prensa, televisión y radio.

Según la cia, la naturaleza viral de internet dispone de potencial para afectar, e incluso cambiar el carácter de una persona en cuestión de segundos, y también su futuro a largo plazo, independientemente de quién sea o de su experiencia vital.

Como indican las enseñanzas del coronel Halvey, discípulo del gurú del golpe suave, Gene Sharp, de lo que trata es de generar el caos y la ingobernabilidad; lograr que el Gobierno, desprovisto de los pilares básicos que lo sostienen, implosione.

Entonces «no quedaría más remedio» que solicitar la «ayuda humanitaria» del Gobierno de ee. uu., expresada en la intervención militar de su ejército, para «proteger» la vida de los civiles, restaurar la paz y la democracia.

Fuente: Granma – Desde la izquierda

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