Al estilo Monroe, lo que les interesa son los recursos naturales
Estados Unidos tiene cerca de 800 bases militares a lo largo del mundo, de ellas más de 75 en América Latina. Entre las más conocidas resaltan 12 en Panamá, igual número en Puerto Rico, nueve en Colombia y ocho en Perú, concentrándose la mayor cantidad en Centroamérica y el Caribe.
La base «pionera» extraterritorial de Estados Unidos en el continente, impuesta contra la voluntad del Gobierno y el pueblo cubanos, se encuentra ubicada en la bahía de Guantánamo, y formó parte de la llamada teoría de la contención, formulada por Nicholas Spykman, que fundamentó la agresión militar estadounidense a distintas regiones del mundo.
Estas bases no son solo militares, aunque todas lo son en su esencia. Hay bases que funcionan como centros para la guerra mediática y la ciberguerra.
Se dividen en tres categorías: Las «bases de operaciones» que tienen una extensión mayor a diez acres y más de 200 militares en servicio activo; las «pequeñas», o «Lily Pad», y las «financiadas», que son instalaciones pertenecientes al país anfitrión en las cuales el personal operativo estadounidense puede tener un acceso total o parcial. La mayoría de las existentes en América Latina entran en esta categoría y sirven como centros de operaciones y adiestramiento militar.
Existen otras que tienen un carácter confidencial, no «confirmadas». Son centros militares con presencia de efectivos estadounidenses que no han sido declarados de manera oficial.
Entre las bases militares más grandes en el continente, se encuentran la de Tolemaida, en Colombia, y la de Palmerola, en Honduras, ambas entran en la categoría de «financiadas», responsables, entre otras cosas, del entrenamiento de escuadrones de la muerte y otros grupos paramilitares.
Palmerola es una base aérea donde opera la Fuerza Aérea Hondureña y la misión militar estadounidense «Fuerza de Tarea Conjunta Bravo», perteneciente al Comando Sur de Estados Unidos.
El Departamento de Defensa ramifica sus operaciones militares en seis comandos organizados geográficamente, con campos de acción delimitados: Comando Norte (Northcom), Comando Sur (Southcom), Comando África (Africom), Comando Europeo (Eucom), Comando Central (Centcom), y Comando Indo-Pacífico (Indopacom). Además, posee otros cinco encargados de diversas áreas de acción, como el Comando espacial, el Comando cibernético, el Comando de operaciones especiales, el Comando estratégico y el Comando de transporte.
Para América Latina, el Southcom es la instancia encargada de administrar y vigilar las actividades militares de Estados Unidos a nivel de la región.
Resulta interesante conocer que, en los últimos diez años, Perú se convirtió en pieza clave del despliegue militar estadounidense en la región, con la instalación de bases en la selva de ese país y los Centros de Operaciones de Emergencia Regional, rivalizando en importancia estratégica con Colombia, lo que arroja luz sobre los últimos acontecimientos en ese país.
Colombia y Perú se erigen como importantes objetivos para la administración Biden, desde el punto de vista estratégico.
La instalación de una base militar, de «ayudada humanitaria» estadounidense en Neuquén, Argentina, nos aporta un dato esclarecedor: la empresa YPF encontró en 2011 en Neuquén un mega yacimiento de petróleo y gas, sin contar las ricas reservas de agua potable de la región.
De acuerdo con los términos utilizados por Washington, se trata de un Centro de Operación y Coordinación ante Emergencias, que tiene por objetivo socorrer a los habitantes de la provincia en caso de catástrofes naturales.
Recientemente, Laura Richardson, la general jefa del Comando Sur de Estados Unidos, sin una gota de rubor, en una conversación con el centro de estudios Atlantic Council, al viejo estilo de la Doctrina Monroe reconoció que el principal interés de Washington en América Latina está en sus recursos naturales, de los que se consideran dueños.
«Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, tienes el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60 % del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile… Las reservas de petróleo más grandes, incluidas las de crudo ligero y dulce descubierto frente a Guyana hace más de un año…, los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro», declaró la jefa del Comando Sur.
«Tenemos el 31 % del agua dulce del mundo en América Latina», añadió, y hay que prestar atención a un detalle bien claro: no dijo «tienen», dijo «tenemos».
Para rematar, la émula moderna de los procónsules romanos le puso la clásica «tapa al pomo» al afirmar que a EE. UU. «le queda mucho por hacer» y que «esta región importa». Ya sabemos para qué.
La profética frase de Bolívar parece adquirir hoy más valor que nunca: «Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miserias en nombre de la libertad».
Fuente: Desde la Izquierda