“En río revuelto, ganancia de pe(s)cadores”
Samuel Doria Medina reaparece en la arena política y se carga de su “humor negro” ese “k’encherío” que le es característico. No por nada en La Paz hay trufis que tienen letreros en los que dice “K’encha Uta” cuando pasan por la Green Tower. Su verso Tweetero dice: “Mucha gente me pregunta si soy de izquierda o de derecha. La respuesta es esta: soy de centro…”.
Si hacemos algo de memoria, en los acontecimientos violentos que atravesó Bolivia en 2019 Samuel apoyó con su aparato político y fortuna personal, también en prensa y redes sociales, al régimen dictatorial de Jeanine Añez. En 2020 la catapultó como candidata a la presidencia buscando legitimar su “incursión” forzosa en el gobierno y con ello coronó más de un decenio de campaña de estigmatización contra Evo Morales y el trópico, contra sectores oprimidos, contra las reivindicaciones del sector indígena y campesino, y contra las necesidades del vecino de economía informal en las ciudades. Le regaló al pueblo de Bolivia en su última arremetida (junto a otros nefastos actores como Quiroga y Mesa) 38 muertos y decenas de familias destruidas, miles económicamente quebrados, y millones agredidas durante el horroroso tiempo de profuso racismo y odio contra el pueblo boliviano, sobre todo con quienes nos asumimos como socialistas.
Una carta exhibida en su red social Twitter comprueba que ha sido nombrado vicepresidente de una entidad política llamada “Internacional Socialista” para Latinoamérica y el Caribe. Esta ya del 31 de marzo del año corriente tiene el rótulo dirigido a él como líder de Unidad Nacional UN. Por ello es imperativo aclarar que ni las acciones de Samuel ni su tradición como ministro y ciudadano son o han sido próximas al Socialismo, y por su forma de vida nunca lo serán.
No es socialista quien incentiva, junto a otros y de manera sistemática, el descalabro económico del país de su posición de ministro, quien aporta abiertamente a la ola de odio racial y estigmatización. En Bolivia el Socialismo es profundo respeto y reconocimiento de las luchas de los pueblos indígenas y de los sectores populares por ser estas un solo fenómeno, un mismo pueblo en su evolución histórica persiguiendo el mismo fin desde la invasión colonial.
¿Qué hay sobre los intereses de esa “Social Democracia”? Es una forma de “adelantada” del neocolonialismo lobista, una derecha radical camuflada en “retórica” de izquierda para “conquistar el mercado” que son los votantes mediante el engaño. Samuel y Añez, social demócratas y Samuel, un raconto de banzerismo, gonismo y garcíamesismo muy k’encha. ¡No Gracias! Más bien, es necesario hacer reflexionar a las autoridades e instancias de oficio para que investiguen también las líneas de vinculación de los personeros de esa institución política de derecha vinculada a Samuel y los eventos de 2019. No se nombra vicepresidente a un militante nuevo y no se lo censura si se está de acuerdo en colectivo con su acción pública en los hechos mencionados.
Reconocemos, como Socialistas, a Samuel Doria Medina como actor político de extrema derecha por todo lo mencionado, y es importante dejar por sentado que el socialismo no tiene “sucursales” en el Centro como Burger King; existe una integridad de pensamiento y una congruencia con la historia social del país a la que se debe el socialista boliviano que está completamente reñida con la posibilidad de una proyección centrista. Siempre hay apertura al diálogo y al debate respetuoso sobre lo coyuntural, pero no posibilidades ni mínimas de reconocer una quimera que empeña el país al interés extranjero y nos mete bala cuando quiere como parte de la diversidad de sectores socialistas activos en el país. La social democracia No es socialismo y Samuel Doria Medina No es un líder socialista.
Álvaro Selaya