Ecuador atraviesa una crisis institucional como hace décadas no se manifestaba. Esta mañana el presidente Guillermo Lasso, declaraba “Para dar una salida constitucional al Ecuador, he decidido aplicar el artículo 148 de la República que me otorga la facultad de disolver la Asamblea Nacional por grave crisis política y conmoción interna (…) además he solicitado al Consejo Nacional Electoral, la convocatoria inmediata a elecciones legislativas y presidenciales para el resto de los respectivos periodos. Esta es una solución democrática no solo porque es constitucional, sino porque le devuelve al pueblo ecuatoriano, a ustedes, el poder de decidir su futuro en las próximas elecciones”, estas fueron las declaraciones de Lasso ante cámaras.

Pero la crisis venía gestándose hace tiempo. Ayer, con la asistencia de 109 de sus 137 miembros, la unicameral Asamblea Nacional abrió la sesión en Quito con el caso del juicio político al presidente Guillermo Lasso. Ecuador ha vivido en los últimos años, una convulsión sin precedentes con el aumento de la violencia ligada al narcotráfico y el descontento popular por el costo de la vida, sumado a toda la situación -en una primera etapa- de la pandemia y la persecución a los pueblos indígenas.

Ayer, Lasso, dio a conocer que se sometería al juicio propuesto por la Asamblea, pero hoy decidió cerrarla y no aceptar la decisión del ente nacional.

El país se enfrenta a una nueva etapa, la confianza que se tiene la derecha, ala del actual presidente, es inmensa, si se toma en cuenta que la sombra del presidente Rafael Correa y su gestión por 10 años, denominada Revolución Democrática, fueron de estabilidad social y económica, que podría volver al presentarse a las justas, ya sea con su líder o alguien que lo represente.

Fuente: Correo del Alba