Los principios que nos unen o que deben unirnos
En el cruce de ataques verbales de renovadores y radicales del MAS, oímos varias veces cada día, infinidad de acusaciones y reiterados posicionamientos como antiimperialistas, anticolonialistas, defensores de los recursos naturales y enemigos de la derecha racista y fascista. Sobre sus acusaciones no tiene la menor importancia opinar. Pero en sus posicionamientos expresan valores y actitudes, por lo que hace falta aclarar el significado de cada uno de estos criterios, que definen la ubicación política de personas y organizaciones a lo largo de varios siglos de lucha social en el mundo entero.
Primero, para referirnos al antimperialismo, debemos empezar expresando que el imperialismo es una fase del desarrollo del sistema capitalista.
Desde su origen, la empresa capitalista, en el periodo de la revolución industrial, utiliza todos los medios para crecer. Desde luego que el aparato del Estado de su país está completamente a su servicio. La elaboración de normas y la administración de justicia protegen y garantizan la sostenibilidad de sus actividades y las fuerzas del orden hacen cumplir, aún con el uso de la violencia ese sistema, llamado capitalista. El capitalista es dueño del poder económico y del poder político.
En ese escenario, impone la exclusividad del abastecimiento de materias primas, el monopolio del mercado local y la explotación inhumana de la mano de obra. Y cuando ve, que para acrecentar sus utilidades debe aumentar la producción, busca e identifica nuevos mercados y nuevos yacimientos de materias primas, fuera de sus fronteras. En estos países invierten recursos financieros, tecnología y recursos humanos capaces de administrar esa tecnología. Para eso, somete a sus gobiernos e impone garantías para sus inversiones, establece los precios de las materias primas a explotar, los precios de sus productos elaborados, fijan el nivel salarial de los trabajadores y los impuestos. En la práctica tienen un país sometido a la dominación política y la explotación económica. Para lograr estos objetivos recurren incluso a acciones militares. Ese es el imperialismo.
En nuestro país, nuestros hidrocarburos están en manos de empresas transnacionales por medio de las Sociedades Anónimas Mixtas. Claro que al empezar el Proceso de Cambio avanzamos mucho con la Nacionalización, quitando a las transnacionales, por lo menos un poco más del 50% de las acciones de cada una de ellas y se otorga al Estado Plurinacional el mayor porcentaje de los recursos generados con la explotación de nuestros hidrocarburos. Sin embargo, no pasa lo mismo con nuestros minerales, que, en este momento, por la producción de mayores volúmenes de carga, generan también mayor cantidad de divisas (en la gestión 2022, la exportación de minerales ha sido de 6.200 millones de dólares), pero la minería estatal significa el 7% de esos volúmenes, El 93% está en manos de las empresas transnacionales y las cooperativas.
La ganadería y la agroindustria también están en manos privadas, ligadas a empresas extranjeras. Gozan de energía y carburantes subvencionados, además de mano de obra barata y un sistema impositivo protector.
En consecuencia, lo fundamental de la economía de nuestro país está en manos de las empresas transnacionales, en manos del imperialismo. Planificar el aprovechamiento de estos recursos naturales no renovables para nuestro pueblo, es antimperialismo. Planificar la producción minera en manos del Estado, su participación mayoritaria en toda la cadena productiva, hasta la industrialización y comercialización, con tecnología de punta, en armonía con la naturaleza, con la participación orgánica y estructural de los trabajadores y sus organizaciones sindicales es antimperialismo.
Planificar con las comunidades indígenas originarias campesinas, la ganadería y la agroindustria, para recuperar ese sector económico en beneficio de nuestro pueblo, es antimperialismo.
Planificar, ejecutar y evaluar entre el gobierno y las Organizaciones Sociales, las políticas económicas y sociales es antimperialismo. No hay otra forma de ser antiimperialistas.
Acabar con la explotación de nuestros recursos naturales no renovables, por empresas transnacionales que, a cambio de la pobreza que dejan en nuestro país, benefician las economías de los países imperialistas, es antimperialismo. Y, siendo antiimperialistas, cortamos el apoyo financiero a la derecha nacional y garantizamos la marcha del Proceso de Cambio.
Luego, para referirnos al anticolonialismo, debemos hurgar su significado. Cuando se fusionan los capitales industrial y financiero, para conquistar yacimientos de materias primas y mercados, fuera de sus fronteras, dominan políticamente y explotan económicamente a los países pobres. Imponen su idioma, su forma de comer, vestir, de pensar, discriminan a los pueblos indígena originario campesinos, pretenden, cambiar las formas de organización social y política, distorsionan la historia, discriminan la religión, las costumbres, las actividades culturales, etc., instalan su presencia, sino pacíficamente, muchas veces con sus fuerzas militares, controlan sus órganos de poder, con sus instrumentos de represión y se sienten dueños de su nueva colonia. Eso es colonialismo.
Desde luego que debemos defender nuestros valores culturales y todo lo que significa nuestra identidad, tenemos el derecho y la obligación de determinar nuestro presente y construir nuestro futuro. Eso es anticolonialismo.
Pero, lo fundamental es acabar con el dominio económico, lo principal es asumir el control de los recursos naturales, para beneficio de nuestro pueblo. La recuperación total de nuestra identidad será consecuencia de nuestra liberación económica.
Debemos estar seguros que el imperialismo nunca renunciará a la explotación, para su beneficio, de nuestros recursos naturales. No permite ni permitirá nuestra liberación política, que pretende romper con ese saqueo económico. Y para eso siempre usará sus recursos económicos para comprar todos los instrumentos a su alcance: comités cívicos, politiqueros, periodistas, prensa escrita, radio y televisión, policías, militares, obispos, pastores, intelectualoides que pasan por analistas y expertos y; si eso le falla, incluso recurrirá a los golpes de estado, sin descartar el uso de su propia fuerza militar.
Entender esta realidad que se ve en todo el mundo desde hace muchos años, incluso con guerras mundiales o intervenciones focalizadas, con golpes de estado de varias formas, entender esto nos obliga a organizarnos para que sea el pueblo el actor principal en la defensa de nuestros recursos naturales, de la construcción de la nueva sociedad, libre del imperialismo y será el pueblo, quién elimine el accionar de la derecha nacional y en su caso, el que enfrente la agresión imperialista, hay ejemplos heroicos de pueblos que han ganado su liberación.
Sólo así podemos ser antiimperialistas y anticolonialistas. Sólo así aislaremos a la derecha golpista y racista. Los que pensamos y actuamos en esa línea podemos unirnos y marchar para luchar juntos. . .
Oruro, junio de 2023
José Guillermo Dalence Salinas – Ex FSTMB