Organizaciones sociales contra el veto
Visiones coloniales conviven con el marxismo dogmático, incrustado en el seno del MAS, es el perfecto aliado de las corrientes “pactistas” del instrumento político forjado por los pueblos indígenas, impidiendo llevar adelante la idea principal que dio nacimiento al MAS-IPSP: romper con el colonialismo.
La ruptura del orden colonial es de confrontación, siempre fue así desde la resistencia de Wilkapampa en 1536 hasta agosto del año 2020, hoy la confrontación se presenta en el pensamiento guía de la gestión pública.
Los intereses coloniales persistentes en nuestra formación social, forman parte de las estrategias geopolíticas mundiales, no debemos olvidar que el imperialismo es siempre colonialista, por eso el rol de las embajadas imperiales de EEUU y de Inglaterra en las muertes de Senkata y Huayllani.
La democracia, que fue reconquistada por los movimientos sociales, en octubre del año 2020, no puede ser debilitada por otros componentes desde el mismo seno donde se logró con el apoyo de sus bases, derrotar al golpismo y cierre aquel episodio trágico con 38 muertes y centenares de heridos en 2019.
Los enclaves coloniales que habitan en los centros urbanos, han sido actores principales en el golpe de Estado del 2019, han sido pilares en las represiones que se hicieron a mujeres de pollera tanto en calles y avenidas de Cochabamba, Santa Cruz, Sucre, La Paz.
Por ello debemos afirmar que el verdadero “Pachakuti” es y será obra de los pueblos originarios y sus organizaciones, que son los verdaderos actores y sostén del gobierno actual, eso ha quedado demostrado en los resultados electorales de 2020.
La resolución del MAS de prohibir a los funcionarios públicos de participar en congresos de ese partido ha sido rechazado por una gran mayoría de organizaciones sociales que fueron, como dijimos, sostén del proceso de cambio desde sus inicios, ahora convocan a sus bases a movilizarse ante un hecho que es “ilegal y transgrede los derechos políticos de su militancia”.
Son pues legítimamente las organizaciones sociales desde el Pacto de Unidad, la CSUTCB, Interculturales y las mismas direcciones de esa organización política, que rechazan la resolución prohibitoria de la cúpula del MAS, con argumentos seguros y ratificando su apoyo al gobierno del presidente Luis Arce y condenando los intentos de divisionismo al interior del MAS gestadas por Gerardo García, que busca monopolizar la lucha de las organizaciones sociales en un solo hombre.
Y para que quede en evidencia pública la CSUTCB emitió un voto resolutivo de respaldo al gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca, electos democráticamente con el 55% de votos que representan la recuperación de la democracia en el Estado Plurinacional de Bolivia.
Han afirmado que las organizaciones sociales son las fundadoras y padres del instrumento político y demandaron a García no atentar contra el estatuto orgánico del MAS, al querer vetar de congresos a algunas autoridades y militantes.
De ahí que, los que otrora formaron parte de ese legado, tengan ahora que ser relegados cuando bien sabemos que desde el debate político e ideológico con sus dirigentes, en ampliados y congresos, se construyó con claro mensaje para sus organizaciones, propuestas, manifiestos serios que dieron luz para construir el horizonte por donde transitamos ahora.
Las autoridades nacionales también han cuestionado el veto a ministros y funcionarios públicos y le han recordado a García que el Proceso de Cambio es patrimonio del pueblo boliviano. Pretender expulsar o vetar a quienes han arriesgado sus vidas por nuestro Proceso, liderado por el hermano Presidente Luis Arce, daña la unidad del instrumento político y también nuestra democracia”.
Más allá de la muy dañina disputa verbal al interior del MAS, celebrada por la oposición y amplificada por sus medios y periodistas, el enfrentamiento derivó en acciones de hecho, como juicios penales. Y ahora la polémica resolución partidaria de veto, que vulnera el estatuto orgánico del MAS-IPSP: la Dirección Nacional no tiene competencia para excluir participantes en sus instancias orgánicas, pues todos los militantes tienen derecho a participar, sean o no funcionarios públicos o autoridades designadas.
Seguramente los agoreros de la inminente implosión masista quedarán contrariados con semejantes pronunciamientos de las dirigencias y más aun conociendo públicamente el respaldo al gobierno de Arce Catacora, quien como exministro, tiene un capital de credibilidad acumulado en 15 años como mandamás de la economía nacional y que da señales de eficiencia y compromiso.
Arce como Choquehuanca jamás hizo de su riesgosa situación una bandera personal para promocionarse. Son hombres que han hecho de la discreción un estilo. De perfil bajo y muy prudentes. Saben cuándo deben hablar. Podrán equivocarse como cualquier ser humano, pero más allá de todo ello, es por ahí que podría explicarse la popularidad que por hoy lo sitúa en el podio del escenario político boliviano a Arce Catacora.
Una vez más habrá que exhortar a un debate político-ideológico sano y con madurez política cuando se presentan éstas situaciones de aparente crisis.
Para decirlo en forma clara, el enemigo es otro, es el que está al otro lado de la vereda y que sentimos que ya lo hemos derrotado, sin embargo, cada vez que los opositores ven injurias de los que ahondan la división en el MAS, hace palmas y se frota las manos ante la posibilidad de buscar su retorno.
Hemos dejado atrás las noches oscuras de la dictadura y seguimos la batalla ahora frente a los grupos de poder oligárquico-colonial, por ello, no podemos permitir que afanes de desesperación por el poder estén fracturando o por lo menos intentando debilitar un instrumento político forjado por los pueblos y naciones que se cansaron de ser utilizados como escalera y que son la garantía para construir una sociedad con justicia social.
*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina el Caribe