Poderoso caballero es don dinero
La frase: “Poderoso caballero es don dinero”, acuñada por Francisco de Quevedo allí por el siglo XVII, cuando las políticas coloniales de Europa se encontraban en su auge y las riquezas fluían del cerro de Potosí con su poder de superar cualquier obstáculo para la acumulación de riqueza. Potosí es uno de los factores más importantes para el desarrollo del capitalismo a nivel mundial, de ese afán de la acumulación de la riqueza en pocas manos, producto de la explotación y muerte.
En nuestro país, frecuentemente y cada vez con mayor naturalidad, el poder económico está demostrando que puede torcer toda norma legal, todo principio ético y que es capaz de corromper a todos y todas para lograr su objetivo.
Liberar a violadores, a feminicidas, a ladrones y narcotraficantes, es una costumbre de lo que denominamos “justicia”, ésta es un gran negocio, se encuentra dentro de la economía de mercado, donde “todo se puede comprar y vender”.
Por un lado, la neurona colonial y por el otro la presión capitalista de la acumulación para demostrar la diferencia, ha hecho presa de funcionarios públicos, de jueces, de médicos, de militares y policías, la seguridad del Estado y la sociedad ya no cuenta, la Constitución Política, que insinúa los valores fundamentales del Estado Plurinacional como el “Ama Sua, Ama Q’ella, Ama Llulla” suena a frase hueca que como eco reproduce las carcajadas de los poderosos de siempre.
¿Por qué la corrupción no ha podido ser, por lo menos controlada en las esferas de la administración de gobierno? Sería muy cómodo esquivar la respuesta anotando que “la naturaleza humana es así” y de este modo naturalizar la corrupción y la delincuencia, para “dejar hacer y dejar pasar” como en los mejores estados liberales y neoliberales.
Por supuesto que existen intereses para que esta situación se mantenga por los siglos de los siglos, ellos son los poderosos, los corruptos y corruptores, ostentadores de su riqueza mal habida, asentada allí donde nadie cuestiona el origen de tu riqueza, pues todos han hecho lo mismo, parafraseando a Mao Tse Tung se dirá que el corrupto necesita de una sociedad que lo proteja y pueda moverse como el pez en el agua.
Criticar la inacción del gobierno, en varios temas de seguridad y justicia, es denostada como una opinión “desestabilizadora” y cuyo origen se encuentra en el Chapare, disculpa o pretexto que es acicateada por los enemigos del Estado Plurinacional, que se frotan las manos, que escriben libros y vociferan en las redes sociales anunciando el “fin de ciclo Plurinacional” y con los mismos shofar, que anunciaron el golpe del 2019.
Hoy anuncian el retorno de la república, en esta marea retrógrada se encuentran los mensajeros de la muerte, con sus verdes uniformes, los mensajeros del infierno con sus largas sotanas teñidas de sangre de niños, y los juglares del racismo desde sus medios de comunicación.
La inútil disputa política de tendencias en el Instrumento Político, nos está convirtiendo en un país de miopes, estamos enfrascados en ver los árboles y olvidar el bosque donde anidan los feroces lobos, amaestrados en el Norte. Gastamos energías en espantar a las avispas y no destruir el avispero.
Los pueblos, en última instancia, son los responsables del destino de su vida futura. Continuamos festejando falsas libertades, proclamando justicia en un Estado injusto, pidiendo honradez a los corruptos, en suma, estamos colaborando en la construcción de la fosa donde enterraremos, otra vez, una posibilidad cierta de construir otro Estado, otra Sociedad.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino