Dos hipótesis para una pregunta

A pesar de que el referendo propuesto por el presidente Arce aún debe recorrer un tortuoso camino para su eventual verificación, su solo anuncio ha tensionado el escenario político nacional. Quizá una de las reacciones más llamativas haya sido la unánime oposición de la oposición (valga la redundancia) a su realización, en una extraña contradicción entre quienes se arrogan la representación y la voz del pueblo, pero que se niegan por reflejo a permitir que se le consulte sobre aspectos que son de interés público. Dejamos para los eruditos la respuesta a si esta propuesta es legal o no, si el presidente tiene o no la prerrogativa de hacerlo, o si los resultados presuntos cambian o no la CPE.

Hay fondos y contenidos que sí merecen consideraciones; uno de ellos es el referido a la reelección continua y/o discontinua del presidente del Estado Plurinacional. La aventuramos por la vía especulativa. Sabido es que poner a consideración del soberano la posibilidad de la reelección reiterada de un candidato tiene nombre y apellido: Evo Morales Ayma. Él mismo ha declarado que la pregunta es otra forma de inhabilitarlo y que, por tanto, se trata de una argucia engañosa para anular su cuestionada candidatura. Además de ello, con la promulgación de la ley que suspende las elecciones primarias –inicialmente promovida por la facción leal al expresidente en su modalidad cerrada y; luego, vísperas de la promulgación de la ley respectiva, también aceptada en su versión abierta–, la resolución del problema queda en manos de órganos de poder que siempre tienen interpretaciones polémicas. Todo ello alimenta la percepción de que la consulta al pueblo quedaría postergada hasta la verificación de los comicios generales, dejando la justa duda de un candidato –que se considera ganador de antemano– de ser injustamente inhabilitado por también cuestionados procedimientos.

El referendo podría poner fin a estos aprietos, para convertirse en respuesta/salvavidas para el espinoso asunto que ahora divide al MAS IPSP.

La primera hipótesis es que, a la pregunta, el soberano responda de manera contundente con un SI a la reelección continua o discontinua de un candidato; más aún cuando no hay dudas de que el gobierno presidido por Evo Morales tiene en su haber resultados en todos los ámbitos para ser considerado como el mejor de toda la historia republicana y del Estado Plurinacional. Una respuesta de esa magnitud, le daría no sólo legalidad, sino absoluta legitimidad al ex presidente Evo Morales a porfiar en su candidatura, porque estaría reflejando la aspiración de un pueblo a elegir a quien considere el mejor, por encima de procedimientos leguleyos.

La segunda hipótesis se basa en un resultado absolutamente contrario. La inmensa mayoría del pueblo boliviano se pronuncia por un NO rotundo a la re reelección, en abierta alusión a las pretensiones de Evo Morales. Tal resultado le permitiría abrir los ojos al MAS IPSP – de lejos, el partido más importante y verdaderamente nacional en nuestra democracia actual –; la organización, consciente del riesgo gravísimo de tener un candidato que no garantice una nueva victoria electoral, estaría obligado a buscar un candidato de manera consensuada, que devuelva la fe al pueblo masista en sus posibilidades electorales.

Ambas hipótesis son beneficiosas para el proceso de cambio y, a nuestro modesto entender, brindan satisfactoriamente una respuesta sólida para definir estrategias que no sólo neutralicen la idea – fuerza que maneja la oposición de derecha con su nada despreciable aparato mediático (“el fin de la era masista”). Asimismo, tendría la virtud de abrir las compuertas para una verdadera democratización del instrumento político, hoy devenido en partido sistémico atrapado en los procedimientos que él mismo empolló en la medida en que la llamada profundización del proceso de cambio se convertía en una muletilla sin contenido.

Tal posibilidad no sólo sería una forma de solucionar la actual crisis de liderazgo que aflige al MAS, sino que se constituiría en una verdadera primaria para el devenir del proceso revolucionario. Lo demás, son sólo cálculos y cuentos…

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