Negativa al referéndum y resultados del censo 2024

Ante el rechazo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) a las 3 preguntas del referéndum propuesto por el presidente Arce Catacora, observamos la posibilidad de la medida cómo un nuevo intento del TCP para intentar “balancear” el panorama de continua pugna entre las facciones del MAS con excusas procedimentales (envío a la “autoridad” no adecuada). Pretender balancear una pugna ya decididamente no neutralizable, por la situación política de deterioro permanente de estos últimos tiempos de coyuntura nacional.

Manifestamos nuestra crítica severa, ante una enconada lucha politiquera sin sustento ideológico y de características pequeño burguesas en desmedro de los principios inicialmente propuestos por el Proceso de Cambio. Es evidente que en su inicio el Proceso se nutrió de un conjunto de elementos no sólo “progresistas” pero también de figuras y tendencias transformadoras del país acumuladas por la lucha popular anti imperialista, anti neoliberal de los tiempos de confrontación a la imposición dictatorial bajo la sombra de la doctrina de “seguridad nacional” llevada a cabo por las siempre predispuestas castas militares serviles y formadas en tal designio. En sus primeros 2 a 3 años, el Proceso de Cambio se caracterizó por la inclusión de diversas corrientes de “izquierda”, unas más que otras reclamándose voz de los sectores populares. Se intentó articular una suerte de modificación del gobierno y estado neoliberal con la finalidad de una transformación social del país. Sin embargo, los esfuerzos se fueron apagando en los hechos con el detenimiento y exclusión de ciertos componentes propuestos para la nueva Constitución en 2006. A pesar de modificar la construcción misma del país desde la históricamente reclamada plurinacionalidad, no fue posible avanzar en puntos referentes a la mismísima marcha a una sociedad más justa. Obviamente todos estos elementos rechazados a ultranza por los sectores conservadores y oligárquicos.

El resultado de este deterioro ha sido nuevamente un modelo de democracia cuya pretensión de “revolución democrática cultural” se ve limitada por la realidad de los poderes judicial, legislativo y ejecutivo con serias contradicciones al pretendido cambio. De los primeros, judicial y legislativo no podemos esperar avances pues la colonialidad de los doctorcitos de la ley y su consabida prestancia al poder ejecutivo de turno raya en la esencia de lo obsoleto de su condición. Por su lado los legisladores demostraron su inoperatividad ante mínimas tareas a desempeñar, cómo ser la implementación efectiva de un proceso electoral judicial, con múltiples juegos de alianzas dónde los “ríos de sangre” del pasado parecen haberse desvanecido. Sobre el ejecutivo abundaremos evidenciando su continuidad en el sentido de estructuras gubernamentales de un estado neoliberal en las cuales sólo se pretendió modificar o cambiar las cabezas, es decir, los puestos de mando de ministerios y otras instituciones gubernamentales. Peor aún, se comprendió el ascenso del poder popular cómo la simple migración de líderes del movimiento sindical y social a puestos burocráticos de importancia. Esto sin modificación alguna del modus operandi de la maquinaria burocrática. Situación a su vez condicionadora del surgimiento de nuevos grupos obteniendo fortunas de su prebenda aunada a los beneficios continuos a la ya existente oligarquía agrícola, minera y banquera. Lamentamos la inexistencia de un proyecto de país que refleje la pretensión transformadora social urgente. Se trata de un elemento de perpetua ausencia hasta nuestros días.

Por otra parte, los resultados del Censo 2024 merecen análisis y no sorpresa. Enfatizamos este hecho al estar conscientes de la posición siempre negativa y desfavorable de las logias cruceñistas con pretensión siempre amendrentadora y separatista. Por una parte, exigen sus pretendidos aumentos de población con fines únicamente electoralistas y asignación de recursos estatales, sin ningún interés por nuestra patria. No son representantes de los collas que han migrado al oriente y lamentablemente no entienden a esa mayoría subyacente en su población. Muy importante explicar los fenómenos de migración en el país en condiciones de no tener información sobre la confiabilidad de los números reportados por la oficialidad en cuánto al censo. Reclamamos una visión integral del Estado Plurinacional asegurando un futuro a poblaciones de Sucre, Tarija, Potosí, Beni y Pando. Ya basta de limitarnos al “eje central”: La Paz, Santa Cruz, Cochabamba. Bolivia es un todo comprendido entre todo nuestro territorio y debe responder a esas necesidades en lugar de la lógica del desarrollo citadino empititado por la noción de la existencia de una vida “urbana” y citadina lejos de la territorialidad de nuestros ayllus, marcas en la vida verdaderamente comunitaria. El abandono de nuestra cultura ancestral con elementos de la modernidad racional y científica nos llevará a la simple debacle politiquera, promovida por los aprovechadores del poder político. Urge la construcción del verdadero poder popular ante la prevalente confusión.

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