Salvar a la patria

Tan similar a aquellos anuncios mesiánicos que escuchábamos el año 2019, antes, durante y después del golpe de noviembre, se quedó incrustado en el imaginario social la frase “Salvar a Bolivia”, que era también el slogan que manejaron las pititas y grupos de oposición para señalar que habría de enfrentarse a las políticas gubernamentales de ese tiempo.

Hoy al paso de más de 5 años, se aventura una marcha bajo el rótulo de ‘Salvar a Bolivia’, como afirmando que después de recuperar la democracia promovida por el pueblo que le costó mucha sangre, se lleva ahora apocalípticamente a un escenario de caos, mucho peor que en el gobierno de Añez.

El anuncio de esa marcha, lo dijo el propio Morales: “Si el primer y segundo hombre del estado, abandonan al pueblo está Andronico”, esa afirmación fue refrendada después por su abogado en Sucre, el conocido Orlando “Chato” Zeballos, que la intención busca la sucesión presidencial y dejar que Andrónico Rodríguez, habilite a Morales para que sea el candidato del MAS para 2025. ¡Ese es el único propósito no hay otro motivo!

La Marcha disimula con una serie de pedidos para justificarla con un pliego de 16 puntos, con demandas económicas sociales y hasta políticas. Aunque lo más “fuerte” de su pliego es que el Tribunal Supremo Electoral valide las resoluciones de su congreso de octubre del año pasado, en Lauca Ñ, y que la marcha “garantice” la candidatura de Morales a las elecciones generales de 2025.

La marcha de las 6 federaciones del trópico y sus adherentes, difícilmente replicara las marchas históricas que se hicieron en el siglo anterior y que contenían demandas estructurales a gobiernos de derecha como la de 1986, la histórica Marcha de 5 mil mineros que marcharon desde Oruro a la ciudad de La Paz interpelando al gobierno del MNR por la aplicación de la dura medida como fue la relocalización de más de 30 mil mineros de las minas. La Marcha se denominó “Por la Vida y la Paz”.

Para frenar la protesta social, el gobierno del MNR, dispuso, el Estado de sitio y ordenó el cerco militar y policial en la localidad de Kalamarca. Esa Marcha por la Vida fue la escuela de la solidaridad jamás vista, fue verdadero escenario de unidad y de lucha.

Para el movimiento minero y la para la COB, la Marcha por la Vida fue una “lucha por la vida o muerte de los trabajadores y toda la clase proletaria”. Destacó la proeza de los mineros, quienes encabezaron la histórica medida, siendo una de las pocas organizaciones que le hacía frente al Estado neoliberal en ese entonces.

En la misma línea en 1990, después de caminar más de 600 kilómetros, atravesando las pampas benianas, el trópico y yungas paceños, otra marcha llega a la ciudad de La Paz, se trata de la “Primera Marcha por el Territorio y la Dignidad” organizada por la Central de Pueblos Indígenas del Beni CEPIB.

En su recorrido, los marchistas, mojeños, yucacarés, movimas, sirionós y otros, recibieron aliento y apoyo material de las poblaciones, ese movimiento fue recibido por aymaras y quechuas, clara señal que ahora no existe porque la marcha tiene afanes conspirativos.

Esa inmensa movilización social, que partió el 15 de agosto, fue una respuesta política de los indígenas del Oriente, Chaco y Amazonia ante el Estado excluyente, discriminador, monocultural, andinocentrista y elitista.

Esa marcha sí llevó una serie de demandas: reconocimiento de sus territorios ancestralmente ocupados, reconocimiento de identidades étnicas como cualidad multiétnica de la diversidad cultural de Bolivia.

En base a los planteamientos de esta Primera Marcha, en 1991 Bolivia ratificó por Ley el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo OIT sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes, y en 1994 aprobó la reforma constitucional la que después de un siglo y medio de la existencia de Bolivia, reconoce la conformación pluricultural y multiétnica del país.

Más tarde, en el año 2002, la Cuarta Marcha Indígena del Oriente Boliviano exigió se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente, que finalmente sesionó entre 2006 y 2009.

Esas son algunas referencias de las grandes e históricas marchas en la que incluso, en el siglo anterior, participó el propio Evo Morales, pero apoyando reivindicaciones colectivas, nunca individuales.

Está claro que los experimentos a estas alturas no funcionan y lo único que pretende la marcha es buscar habilitar al líder cocalero; el manto del discurso “salvar a Bolivia” ya no suena aunque insistan que es “por la vida y la democracia, sobre este nuevo pretexto quiere ganarse la misericordia de la población paceña! Sin embargo, ellos ya lo conocen.

*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe

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