De clausuras, cortinas de humo y autogolpes
Si revisamos la historia, las clausuras de año siempre se efectuaron en gobiernos de facto, recordemos que el golpe de Hugo Banzer en agosto de 1971, clausuró el año escolar y el de las universidades, asimismo, el golpe de García Meza en julio de 1980, también suspendió las actividades educativas desde agosto. La decisión del gobierno de facto de clausurar el año escolar en Bolivia, incluyendo a las unidades educativas públicas, privadas y de convenio, ratifica y confirma que solo un gobierno con naturaleza golpista habría de tomar ese tipo de medidas.
Esta clausura, como otras medidas que seguramente se verán más adelante, ya no nos tiene que sorprender porque van de la mano de sus pretensiones prorroguistas y forman parte de la escalada de medidas que soportará el pueblo de un gobierno que expone su rostro golpista.
El anuncio de la clausura sigue dando mucho que decir, medida criticada por la ONU, quien intervino en la crisis de la educación y exhortó al Gobierno a revisar su medida en resguardo del derecho de los niños a la educación. Unicef ya había expresado también su preocupación, a la par de una encuesta -U-Report de Unicef Bolivia- respondida por 749 estudiantes concluye que un 62 por ciento de ellos está en desacuerdo con la finalización del periodo académico.
Quizás sin proponérselo, la ONU incluso llamó la atención al gobierno de facto en sentido de que, “si bien los desafíos para ofrecer clases virtuales son significativos, es fundamental recordar que la educación vía internet no es la única alternativa de educación a distancia”.
Un ministro como Víctor Hugo Cárdenas, que se pasó el día justificando en redes sociales, sin una explicación sobre la situación de los colegios particulares y sin un decreto que diera más luces y no explica nada sobre cómo, por ejemplo, será la “formación complementaria” en unidades educativas privadas.
Las críticas abundaron más y de parte de los mismos golpistas como Luis Fernando Camacho, quien señaló que ahora la “graduación será de los inútiles”. Lo peor y hasta anecdótico es que culpen de su fracaso al satélite Túpac Katari, cuando sus mismos operadores habían señalado que esa agencia funciona sin problemas. Nadie les creyó el cuentito del satélite.
Por otra parte, es evidente que la determinación tiene que ver con la incapacidad de las autoridades del ramo para lograr acuerdos con el magisterio y las asociaciones de padres de familia. Es fácil imaginar la frustración de miles de familias del área rural, donde, con muchas y muy honrosas excepciones, las y los maestros no supieron cómo responder a la circunstancia.
Pero esto tiene una doble consecuencia: por un lado muchos colegios privados pierden su razón de ser y su fuente de ingreso. Por el otro, mucho más grave, toda la educación se privatiza de facto: solo estudiarán quienes tengan recursos para pagar a sus maestros.
En medio de esa cortina de humo que lanza el gobierno para distraer por la arremetida de los sectores sociales y los bloqueos en gran parte del país, existen algunos datos que llaman la atención. La presidenta de facto recurre a dar sus medidas desde Santa Cruz desde hace una semana, sin permanecer en la sede de sus funciones como es el palacio quemado.
La otra, un ministro que no es del área y desde Santa Cruz, anuncia la clausura del año escolar. Hay más renuncias de ministros, uno clave que es de Planificación, otra del gerente del Banco Unión ¿Tendrá algo que ver con el futuro de este gobierno que nos prepara alguna ‘sorpresa’?
Y finalmente, este tema también es una cortina de humo para desviar el tema de la inversión de los recursos económicos que les llegó y no dicen nada, es una decisión que sólo favorece a los que tienen plata, porque seguirán siendo ‘virtuales’. O la incapacidad es tan evidente que ya no tienen ni argumento para justificar su metida de pata.
*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe