Elecciones de octubre de 2020: sueño o pesadilla?

Las instituciones de la modernidad, vale decir las instituciones de la sociedad liberal y burguesa, históricamente han demostrado ser absolutamente funcionales a las coyunturas económicas y por consiguiente también politicas, vigentes en el mundo.

Bajo este concepto, democracia y dictadura en sus diferentes olas, son las dos caras de la misma moneda, absolutamente funcionales a los intereses estratégicos y geoestratégicos de las potencias mundiales.

Para quienes estudian la geopolítica mundial, no es ninguna novedad aseverar que en este tiempo se desarrolla una tercera guerra mundial, aunque esta guerra, felizmente aun no precisa de su último recurso, como son las costosísimas acciones militares de las potencias en disputa.

Estamos inmersos en una guerra económica en la que las economías más consolidadas del espectro mundial pugnan por la supremacía y el control de mercados en el planeta. Bloqueos como el cubano y venezolano, vetos como a Rusia, China e Iran y acciones penales/comerciales contra empresas transportadoras son la expresión de esta guerra.

Estados Unidos de Norteamérica es la primera potencia económica y militar mundial, que sin embargo se encuentra en crisis de hegemonía, por la emergencia de otras economías y potencias militares que en el marco de la multipolaridad mundial, surgieron con este naciente tercer milenio.

En primer orden se encuentra la República Popular China, de quien se calcula que en el 2030 será la mayor economía del mundo; junto a ella Rusia, aliada estratégica de China y que no solamente es una potencia en términos militares, sino que es también un emporio de recursos estratégicos y tecnología. En un segundo orden, pero en cada vez mayor velocidad de ascenso, se encuentran India e Irán. Muy de cerca, les siguen Sud África y Brasil. Estas potencias, que también tienen áreas geopolíticas de control sobre el planeta, no solamente han dejado caduca a Europa (Alemania vendió industrias estratégicas en tecnología, Italia algunas de sus fábricas de automóviles, Italia cambia visas de oro, -condición casi de ciudadanía plena – si garantizan inversiones, Inglaterra solo ve aterrada la situacion y España ya ni cuenta), sino que tienen bajo su control Asia, Australia, parte del África y han empezado a asentarse en América Latina, vía alianzas estratégicas con gobiernos progresistas de la región.

Esta nueva realidad mundial tiene consecuencias muy concretas sobre los Estados Unidos de América, que se ha planteado rediseñar el nuevo orden mundial para no perder su hegemonía económica y territorial.

En su estrategia de seguridad del 2017, en su capítulo América Latina, se ha propuesto retirar la presencia de China, Rusia e Irán en la región, además de reposicionarse políticamente sobre lo que considera su patio trasero, entendiéndolo como su “despensa” de recursos naturales estratégicos.

En el contexto de “su” guerra económica y geoestratégica, a los EEUU les preocupa el avance de la presencia chino/rusa en el continente, ya que considera que la China estaría proyectando también la Nueva Ruta de la Seda hacia nuestro continente, ruta ya vigente en Rusia y Europa.

En esta Nueva Ruta de la Seda en América Latina, Bolivia constituiría una pieza clave pues articula Sud América hacia los cuatro puntos cardinales.

Junto con Perú, Ecuador y Paraguay serian el eje sobre el que se desplegaría el Tren Bioceánico, cambiando de manera sustancial la relación comercial del continente, con Asia, África, Europa del Este y Australia.

Entonces Bolivia es el territorio clave para la implementación de la infraestructura conectiva transnacional multipolar pues constituye el núcleo geoformacional cuyo comportamiento es indispensable para el control de Sudamérica.

Como expusimos en otro artículo en este mismo medio el mes de noviembre de 2019, este Pivote Regional, tiene una Zona Central que comprende a Bolivia, Perú, Paraguay y Ecuador al alcanzar sus territorios las costas de los océanos Atlántico y Pacifico. La Zona Norte Caribe compuesta por Colombia incluye a Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa. La Zona Este la ocuparía Brasil. La Zona Sur la componen Argentina y Uruguay y la Zona Suroeste Pacífico, la compone Chile.

EEUU considera que China está potenciando la Nueva Ruta de la Seda en nuestro continente sosteniendo los intereses de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sud Africa) y debe actuar para impedir su proyección y desarrollo.

La respuesta norteamericana es clara y contundente y nos ayuda a explicarnos por ejemplo la presencia de Bolsonaro en la presidencia del Brasil, para “pinchar este proyecto chino”, evitando cualquier forma de gobierno progresista en Brasil, quitándole la B al proyecto BRICS.

Paralelamente también podemos explicarnos la necesidad de los Estados Unidos de mantener lejos del poder y el gobierno al proyecto del Estado Plurinacional del MAS en Bolivia e impedir la conexión interoceánica que sin pasar por territorio de Bolivia no es rentable.

Pero no solo es esa razón geopolítica por la que Bolivia juega un rol importante en la politica de seguridad norteamericana, sino que también tiene otro rol crucial en el campo de la defensa norteamericana.

Aunque de la estrategia de defensa norteamericana se sabe muy poco pues sus documentos son ultra clasificados, quedan claros algunos de sus conceptos eje para sus fuerzas militares: ser más letales, más rápidos, más robotizados y más tecnificados.

Estos conceptos tienen una condición sin equa non, indispensable para ser hacerla realidad: la revolución de la tecnología militar. Y a su vez esta tecnología militar debe contar con los materiales estratégicos que hagan posible este necesitado desarrollo.

Es en ese contexto que Bolivia ingresa de lleno en los planes norteamericanos.

Producto del proceso de formación de las cordilleras hacen alrededor de 15 millones de años, Bolivia se ha constituido en un emporio de tierras raras y recursos minerales estratégicos indispensables para revolucionar la tecnología militar como pretenden los EEUU. Y la denominación de estos recursos, justamente es resultado de su escases e inexistencia en otros lugares del planeta, a excepción de la RP China, que por efecto del mismo proceso geomorfológico tiene también cadenas cordilleranas similares a las de los Andes y con presencia probada de estas tierras raras.

La RP China ha decidido no vender un gramo más de estos recursos estratégicos a los EEUU y estos son indispensables para la defensa norteamericana. En consecuencia los tomaran de donde existan. Y para bien o para mal, existen en Bolivia.

El otro componente fundamental para el reposicionamiento de los EEUU en la región y el mundo, es el control del yacimiento más grande del planeta de litio, no metal que está destinado a constituirse en el recurso energético que sustituya a los hidrocarburos.

Por tanto, para lograr este objetivo los EEUU requieren de la expresión de cooperación de gobiernos dóciles para la explotación de estos recursos estratégicos en el marco de la Iniciativa América Crece a través de sus Mou o memorandos de entendimiento, (otra estrategia de dominación politica y económica norteamericana de aplicación en la guerra económica), que ojo con esto, no necesitan aprobación congresal, sino que se produce a través de acuerdos inter ministeriales de ambos países.

Eso significa que para los intereses norteamericanos es fundamental tener a un gobierno democrático títere que cumpla sus designios. Pero nos preguntamos: eso es posible en la politica interna boliviana actual?

La derecha boliviana ha demostrado corresponder a un proyecto político y una clase social conservadora, retrograda e inútil para comprender las necesidades estratégicas norteamericanas. Esta visión de nacionalismo oligárquico engendra a una derecha que acudirá dividida a elecciones.

Esto abre muchas posibilidades al retorno del MAS y el Estado Plurinacional al gobierno ya que contara con el voto duro de los sectores rurales y de migrantes urbanos, que se sitúa en un apoyo histórico entre un 35 y 38% del total del electorado, al que podría sumarse cierto porcentaje del voto indeciso.

Es en este contexto en que las palomas y las águilas, locales y extranjeras, entran en acción.

Las palomas creyendo que la derecha puede lograr acuerdos que le permitan unificar a algunas de sus expresiones y alcanzar un ajustado triunfo democrático y las aguilas, creyendo que son imposibles elecciones victoriosas para la derecha, aun con fraude, por lo que su opción es el golpe militar clásico que imponga una dictadura militar “cumpliendo el mandato constitucional de las Fuerzas Armadas de preservar la existencia de la Nación”.

Ambas opciones en este momento están desarrollando simultáneamente acciones.

Las palomas que lograron el apoyo de la Embajada Norteamericana que ya está colaborando al Tribunal Supremo Electoral mediante la participación de 20 técnicos especialistas del Departamento de Estado y de USAID, quienes encabezados por el hijo de la Presidenta Añez José Armando Ribera Añez designado Coordinador del Área de Computo de Resultados y Gestión del Voto, están rediseñando las bases de datos del padrón electoral y los procesos de los programas de la gestión del voto, generando la base material para efectuar un fraude que impida el retorno del MAS al poder.

Por otra parte, las águilas, que mediante los organismos de inteligencia policiales y militares del Estado, vienen creando mediante OPSIC (operaciones psicológicas) una atmosfera de inseguridad ciudadana que podría justificar un próximo golpe militar. Desde hacen algunas semanas van apareciendo en la prensa incautaciones de armas, de municiones, de artefactos de guerra como granadas, de grandes sumas de dinero y dinamitas, atentados dinamiteros como a la COB y la destrucción de antenas de comunicacion además de haber aparecido extrañas filmaciones con manifiestos de guerrilleros esgrimiendo armas dotadas a la Policía, anuncian su futura entrada en acción.

Lo evidente es que ambos proyectos hoy están en curso. Y también lo evidente, es que cualquiera sea el victorioso, ya sea por fraude o violencia militar, los Estados Unidos necesitan que el próximo gobierno sea dócil a sus intereses. De lo que no quepa la menor duda, es que también tendrá un necesario corte autoritario, ya que los movimientos sociales, que tienen una clara conciencia antiimperialista, no lo aceptaran, como tampoco aceptaran que se les escamotee su victoria electoral.

Volvamos al principio. Democracia y dictadura son las dos caras de la misma moneda.

Como la derecha resuelva sus diferencias, tendremos o un gobierno hecho del poder por vía del fraude electoral o en su defecto, un clásico gobierno militar.

Las necesidades estratégicas de defensa norteamericanas, y las aspiraciones imperiales para volver a dominar la región y el mundo, en la actual coyuntura mundial, no pueden darse el lujo de tener un gobierno progresista y menos revolucionario en el poder en Bolivia.

El pueblo boliviano y sus movimientos sociales, haciendo una profunda autocritica del proceso de cambio, debe rescatar el Estado Plurinacional junto a los mejores logros del proceso y radicalizar aquellos aspectos que fueron neutralizados por la derecha infiltrada, y en las actuales condiciones, reflotar y rediseñar un proyecto de resistencia y liberación en contra de la anti patria, sirviente de los intereses ajenos a Bolivia.

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