BREVE SEMBLANZA BIOGRÁFICA DE OSVALDO «CHATO» PEREDO
Chato Peredo nació un 4 de febrero de 1941 y creció en Trinidad, Beni. Relata él mismo que “En ese ambiente montaraz me crie los primeros años, en compañía de mis hermanos mayores Antonio, Gatty, Inti y Coco. Fui el menor de los Peredo (me llamaban «Zurrapa», denominativo común en la región para el hijo último de las numerosas familias); y para no parecerlo, intentaba imitar en todo a los mayores. Fueron precisamente Antonio, Inti y Coco quienes me inculcaron los ideales de justicia, solidaridad y socialismo desde la infancia; no sé cómo ni cuándo, pero ya era conocido que los hermanos Peredo del Beni fuesen identificados como guerrilleros”.
Recuerda Chato que sus primeras enseñanzas revolucionarias las tuvo de niño. Tenía apenas diez años de edad cuando se fundó el Partido Comunista de Bolivia. “En Trinidad, mi hermano Antonio fue fundador del Partido Comunista de Bolivia (PCB); siendo dirigente a ¡los 14 años! Inmediatamente a la fundación, el Partido se formaba por dos vertientes; una liderada por Hernán Melgar, a quien apodábamos «Bigote», y la otra por mi hermano, un adolescente que apenas salía de su etapa de mocoso. Obviamente, los tres Peredo –Antonio, Inti y Coco– formaban parte de la aguerrida militancia; yo era la cola y entonces me oponía a los trajines de mis hermanos por las preocupaciones que originaban en mi madre”.
Los Peredo fueron sinónimo de militancia comunista, Chato incluido. La influencia de Inti fue decisiva en su vida política; de acuerdo a su relato, “Desde aquellos inicios, Inti se erige como un líder en el Partido Comunista y a sus 18 años, en 1956, tuvimos que falsificar un documento para habilitarlo como candidato a diputado por el Partido en el Beni”.
Posteriormente, “viene el triunfo de la Revolución Cubana, que tuvo una gran influencia en la gente del Partido pro Moscú, al que pertenecíamos, y también del PC pro chino, considerando que uno de los partidos debía ser el «autorizado» portavoz de la Revolución Cubana”.
A partir de entonces, como él mismo confiesa, sus convicciones revolucionarias se clarifican: “Había una gran discusión acerca de la viabilidad de tomar las armas. El ejemplo de Cuba era elocuente, pero la posición predominante, sobre todo en los movimientos sindicales, era que se podía llegar a una insurrección generalizada. Todavía estaba fresca en la memoria popular la insurrección de abril, y eso alentaba una falsa disyuntiva. De hecho la Revolución del ’52 no hubiera sido posible en el plano militar, de no mediar antes una larga guerra civil que había preparado y predispuesto a las masas populares al enfrentamiento con el Ejército oligarca”.
Luego, en 1967, en Ñancaguazú vino la gesta del Che y sus compañeros, con Inti y Coco como principales lugartenientes del inmortal comandante Che Guevara. Chato recuerda que “En aquel tiempo, yo no estaba en Bolivia, y supe que Coco participaba en la guerrilla del argentino Masseti con la logística”.
Conocida es la suerte que corrió la guerrilla del Che. La historia también recoge el compromiso revolucionario de los sobrevivientes de la guerrilla por continuar la lucha armada, al mando de Inti Peredo. Luego de su asesinato en La Paz, el Estado Mayor del ELN constituido anteriormente, encomienda la comandancia del ELN a Chato quienes, conjuntamente un reducido grupo de militantes, se dan de lleno a la tarea de reorganizarse para ingresar al monte. Un 19 de julio de 1970 cumplen la promesa; vuelven a las montañas pero son rápidamente derrotados en el terreno militar.
De ese momento histórico, incluida la caída y posterior ejecución del comandante Guevara, Chato sacaría sus propias conclusiones:
“La guerrilla en Bolivia del siglo XX, la única en realidad, es la del ELN guevarista y son los dos eventos que la marcan: Ñancaguazú en 1967 y Teoponte en 1970”.
“Ñancaguazú tiene una proyección internacional por la presencia del Che. Es un hecho que marca la cancha entre la Revolución y el reformismo; entre el socialismo consecuente y el socialismo burocrático; incorpora la convergencia del nacionalismo con el internacionalismo; rompe los esquemas sobre las características del hombre revolucionario «ateo» y atrae a combatientes religiosos a los postulados de la Revolución; crea más conciencia en sectores campesinos sobre su condición mísera y prebendal. Estos logros no solo tienen irradiación en Bolivia”.
Luego de aquellas derrotas militares, los elenos se reagrupan para enfrentar el golpe fascista que se venía gestando en Bolivia, contra el gobierno popular de Juan José Torres. El 21 de agosto de 1971, el ELN es la única fuerza militar del pueblo que resiste con las pocas armas de las que disponían. Allí está siempre activo, Chato Peredo y los militantes elenos que regresaron clandestinamente al país. La derrota popular trajo aparejada una ola represiva que acabó con la vida de muchos combatientes elenos, tanto en combate como en tortura, por parte de los esbirros de la dictadura banzerista.
En ese periodo el ELN desarrolla una importante actividad de articulación con organizaciones similares de otros países, cumpliendo de esa manera uno de los postuados del Comandante Che Guevara, de “ser capaces de unirse para desarrollar acciones conjuntas, contra un enemigo común, el imperialismo”. Chato fue uno de los promotores decididos en esa articulación, particularmente con las organizaciones hermanas MILN Tupamaros, ERP argentino y el MIR chileno. Por supuesto, la relación con la Revolución Cubana fue permanente e importante.
En ese mismo tiempo, el ELN decide construir un partido para desarrollar un trabajo político amplio en coherencia a la situación política planteada por la dictadura, sin abandonar la línea militar. De esa manera, en el Ampliado Ñancaguazú, los militantes del ELN dan a luz al Partido Revolucionario de los Trabajadores de Bolivia. De esa experiencia participa Chato, trasladándose a las minas para desarrollar labor política. El advenimiento de la democracia incide en la organización entre formar parte de las luchas de la UDP o la elegida por Chato que mantiene posiciones distantes con el gobierno de la UDP, consciente de las grandes limitaciones ideológicas y organizativas de aquella experiencia.
Con la instauración de neoliberalismo, no abandona las armas y junto a un reducido grupo de militantes desarrolla actividades de solidaridad y logística con otras organizaciones del continente, particularmente del MIR chileno. En esos afanes, impulsa acciones armadas de recuperación de fondos para financiar las actividades solidarias y es apresado de la que después de un par de años sale integro, para reincorporarse a las luchas planteadas por el neoliberalismo.
En 1996, organiza junto a otros compañeros la Fundación Che Guevara, agrupando a diferentes corrientes elenas para constituir una organización que lleva a cabo el Primer Encuentro Mundial Che Guevara, en la ciudad de Vallegrande, en octubre de 1997. Es la primera experiencia dentro del neoliberalismo, de unidad práctica para avanzar. Es cuando conoce a Evo Morales y a sus compañeros cocaleros y campesinos, empecinados en conformar su propio Instrumento Político. Rápidamente, se alinea con ellos y, luego del triunfo electoral del 2005, Chato es uno de los puntales pioneros del MAS IPSP en Santa Cruz. Allí, voto popular mediante, logra una concejalía en el municipio de Santa Cruz, en la que a pesar de las fuertes agresiones y luchas separatistas, Chato desarrolla un fuerte trabajo para el municipio a la vez de ser un puntal del instrumento político por el cambio.
Crítico y vigilante, cae en cuenta de las limitaciones del llamado Proceso de Cambio; alerta sobre los peligros de una política ambigua que esquiva el socialismo comunitario como meta estratégica y se distancia del nuevo entorno burocrático de Evo Morales. Centra sus críticas en las concepciones de un supuesto “capitalismo andino” y reafirma su adhesión a la causa socialista. Militante activo, coordina diferentes actividades en la campaña electoral del 2020, por invitación de Luis Arce y David Choquehuanca. La muerte lo sorprende participando con entusiasmo y dedicación en la campaña electoral de las venideras sub nacionales; en vísperas del Ampliado Departamental del MG, al que tenía comprometida su asistencia.
Quién mejor que Chato para cerrar esta breve semblanza biográfica. Escribió mucho, dejó escritos que dan testimonio de su entereza y dedicación revolucionarias. Nos hemos atrevido a escoger, a manera de cierre, este párrafo que le pertenece y que sintetiza su visión de une época:
“Si recorremos la mirada por todos los procesos de avanzada del continente y del mundo entero, la efigie del Che está presente en todos ellos. Desde el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, hasta las guerrillas de Chiapas en México; desde las grandes movilizaciones del pueblo venezolano por defender su Revolución Bolívariana, hasta las manifestaciones pacifistas en EE.UU.; desde las guerrillas colombianas hasta los piqueteros argentinos; desde el Movimiento al Socialismo, el más grande instrumento social de Bolivia, hasta la lejana Palestina Árabe”.
Con firmeza decimos: Hasta la Victoria Siempre compañero Chato Peredo, las banderas de lucha no han sido arriadas, la lucha continua.
¡Honor y gloria para Chato Peredo!