Santa Cruz feudal
El proyecto “Federal” de viejo cuño, en cierta élite colonial cruceña, se ha puesto en marcha. En desafiante actitud el Gobernador cruceño ha olvidado que vivimos en un Estado de derecho y de plena vigencia de la Constitución.
Recordando sus días de orador golpista, en un auditorio escenificado con el esquema colonial del patrón y sus peones, el Gobernador de Santa Cruz, continúa su cruzada de retornar, no a la Bolivia republicana y neoliberal, sino a los primeros días de la colonia cuando los encomenderos implantaron el viejo feudalismo europeo en estas tierras del Abya Yala.
Santa Cruz, desde los años 70 ha sido cooptada por latifundistas de extraño origen, que desplazando a empresarios nacionalistas, han decidido recrear el feudalismo en tierras de Guaraníes, Chiquitanos, Guarayos, Paiconecas, Ayoreos y Yuquis.
El establecimiento de las logias, como dispositivos de reproducción del poder económico-social, ha logrado generar una masa crítica de características violentas, que es el factor de presión para imponer las decisiones de la llamada “Asamblea de la Cruceñidad” donde por supuestos los pueblos originarios están ausentes.
El denominado “modelo cruceño” es nada más que un latifundismo, que ampliando su frontera agrícola, ha crecido gracias a los negociados con el Estado en su fase de dictadura militar y en la época neoliberal; el voraz apetito por la tierra ha corrompido toda posibilidad de control y freno a su expansión y han sabido “negociar”, a espaldas del pueblo acuerdos para salir airosos de las restricciones sancionadas en la Asamblea Constituyente.
Es innegable que esta estrategia “feudalizadora” de Santa Cruz, tiene un puntal que son los medios de comunicación que opera no solamente como adormecedor de las conciencias, sino como una diseñadora de la sociedad proyectada por esa élite, que continúa con la aventura desestabilizadora del nuevo gobierno y de socavamiento de las bases del Estado Plurinacional.
Los otrora “Barones de la Soya” hoy quieren ser los señores feudales del siglo XXI, su incapacidad de entender el país y carácter intercultural, les lleva a pretender crear una burbuja o una fractura territorial, como ocurrió en los país de este europeo de donde son originarias varias familias de esta nueva elite cruceña.
La debilidad del Estado neoliberal, con su política de “achicamiento del Estado”, contribuyó a la consolidación de esa costra separatista y racista que logró influir en algunos dirigentes regionales, deseosos de convertirse en figuras del mundo político y desencadenar la ventura golpista de noviembre del 2019.
La estrategia de “feudalización” de Santa Cruz tiene su relato, ya no basado en la biblia ni los símbolos religiosos, ahora el eje central del relato es la economía ligada a la tierra; el “avasallamiento” y “nosotros damos de comer a Bolivia” son componentes de este relato, que no ha tenido, aún, adhesiones de las otras élites regionales que acompañaron la aventura golpista.
La iglesia católica que echó agua bendita al golpe hoy se encuentra en voto de silencio después de sus mentiras contenidas en un documento que justifica su participación en el golpe y por otra parte apabullado por lo que se conoce de los actos genocidas en Canadá.
La llamada “cumbre de la tierra” no es nada más que una especie de desacato de las normas vigentes y un intento, político, de copar el escenario nacional.
Suman ya quince años de intentos de revertir el horizonte histórico visibilizado por los pueblos originarios y los sectores populares de Bolivia, que otra aventura deberá enfrentar a todo un pueblo que ya conoce plenamente a los enemigos de una Bolivia unida en la diversidad y un Estado Plurinacional.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino