La Marcha por la Vida… continúa
Se han cumplido 35 años de aquella Marcha histórica de más de 5 mil mineros que marcharon desde Oruro a la ciudad de La Paz interpelando al gobierno del MNR por la aplicación de la dura medida como fue la relocalización de más de 30 mil mineros de las minas, hoy una gran masa de pobladores del campo y de la ciudad continúa marchando, reclamando e interpelando al mundo “Por la Vida y la Paz”, como fue en 1986.
El presidente de ese entonces, Víctor Paz Estenssoro, echó a la basura la vieja Constitución de 1967, abriendo el país a la economía de libre mercado. Paz Estenssoro, no dudó un instante en aplicar el Decreto Supremo 21060. Para frenar la protesta social, el gobierno del MNR, dispuso el Estado de Sitio y ordenó el cerco militar y policial en la localidad de Kalamarca.
Tan similar se repite otro episodio en estos tiempos, con un gobierno que llegó mediante golpe de estado en 2019 y también conculcó los derechos del pueblo en noviembre de 2019, trataron de mentirle al pueblo diciendo que “se mataron entre ellos”. Otros se ocuparon de robar, desviaron los recursos y asaltaron las arcas del Estado.
Pero así como le llegó a Sánchez de Lozada un juicio por la masacre a las víctimas de octubre de 2003, en la Guerra del Gas, está en puertas un nuevo juicio de responsabilidades contra quienes fueron los autores de las masacres de Senkata y Sacaba, que por recomendación del GIEI y de los familiares de las víctimas, ya está en pie y no descansara hasta que se cumpla su sentencia.
Sin embargo se ciernen algunos peligros en ese proceso y, sin duda, las habrán como las que ya advertimos en estos días ante el riesgo de fuga por parte de Añez para que en cumplimiento de las normas de la detención no existan esos riesgos y sea finalmente la justicia quien cumpla con su mandato.
A pesar de estas corrientes excluyentes, los pueblos originarios, los sectores populares urbanos, se encuentran ejercitando sus derechos políticos, limitados por el orden dictatorial de ese gobierno de facto, en las calles en las redes sociales, en los barrios y en los mercados, es esta potencia política del pueblo que ha derrotado a las dictaduras en el pasado y lo hace ahora sin temores y con la misma convicción que fue ese año.
La Marcha por la Vida, en 1986, recordemos fue la escuela de la solidaridad jamás vista, fue escenario de unidad y de lucha, al margen de haber sentido el sabor amargo de la derrota. Los miles de mineros que avanzaron en su movilización tuvieron que retornar a sus distritos con su fortaleza y expresaron en sus cantos, que jamás traicionarían a su propósito y que volverían a la lucha.
Para el movimiento minero y la para la COB, la Marcha por la Vida fue una “lucha por la vida o muerte de los trabajadores y toda la clase proletaria”. Destacó la proeza de los mineros, quienes encabezaron la histórica medida, siendo una de las pocas organizaciones que le hacía frente al Estado neoliberal en ese entonces.
Hoy, habrá que mirar en perspectiva futura, tomando en cuenta una experiencia de lucha donde este sector combativo jamás renunció a su objetivo de clase de luchar por sus reivindicaciones que, para ese contexto, merecían ser atendidas por ese gobierno.
Las proyecciones de los que pretenden tomar el poder por asalto, tendrá su resistencia de un pueblo, que está de pie y presto a continuar la Marcha por la Vida, por su dignidad conquistada en medio del racismo, que no doblará las rodillas como ese 24 de mayo del 2008, como los 21 días de resistencia al fascismo y no renunciará jamás a luchar por sus derechos conculcados por ese régimen de facto, que ahora se enfrenta con la justicia.
*Luis Camilo Romero, es comunicador para América Latina y el Caribe