¿Qué significa ser de izquierda?
Ser de izquierda no debe ser una moda para la autopromoción sino una auténtica vocación de lucha por la justicia
¿Qué culpa tengo yo de tener la sangre roja y el corazón a la izquierda?
(Ernesto Che Guevara).
Hasta donde sé, no existe una definición exacta sobre el concepto de izquierda. Hay quienes afirman que el término proviene de la época de Luis XVI y la Asamblea Constituyente en Francia cuando en aquél histórico 28 de agosto de 1789 se debatía cuánto poder debía tener el rey. Y fue la ubicación de las dos facciones principales, los leales a la corona y los que deseaban su fin, la que definió lo que se conoce como “la izquierda” y “la derecha”, ya que a la derecha del monarca se sentaron los partidarios de que conservara su poder y su facultad absoluta de veto sobre cualquier ley, mientras que los que buscaban un cambio radical de régimen a favor de los derechos del hombre y una considerable reducción del poder monárquico, se sentaron a la izquierda.
Más allá de este dato histórico y sin caer en maniqueísmos ni entelequias, lo cierto es que la historia da cuenta de personajes identificados con la izquierda que han liderado movimientos y revoluciones que han buscado justicia y respeto por los derechos humanos. Por otra parte, se pueden advertir varios grados o niveles dentro de esta ideología. Es decir, hay quienes se autodenominan como de “centro-izquierda” o de ”izquierda moderada” (lo que sea que esto signifique); hay otros que se consideran de izquierda pero cuyas acciones no son congruentes con esos principios; también hay quienes se colocan a la extrema izquierda y de tan “extrema” llegan a coincidir con las posiciones de extrema derecha y, finalmente, tenemos a los pocos que desde su más íntimo sentir luchan toda la vida en armonía con sus principios e ideales y con absoluta convicción de que todos los seres humanos, sin distinción, nacen con los mismos derechos intrínsecos (el derecho natural) y éstos deben ser reconocidos y respetados. A éstos que, desafortunadamente no son los más, los llamó Bertolt Brecht “los imprescindibles”.
Creo que no se ha analizado lo suficiente la raíz biológica de las inclinaciones políticas, es decir, diferencias estructurales en el cerebro de liberales y conservadores. Por otra parte, hay estudios sociológicos que demuestran que en las preferencias hacia el conservadurismo o el liberalismo (la derecha o la izquierda) intervienen factores como el entorno, es decir, lo que escuchamos y aprendemos desde la infancia de parte de los adultos que nos rodean desde que nacemos.
Respecto al origen de las ideologías de izquierda y derecha, hace poco leí un interesante estudio sobre la raíz biológica del conservadurismo y el liberalismo que revela que existe una diferencia estructural en el cerebro de los conservadores que consiste en el mayor tamaño de la amígdala, el órgano responsable de emociones como el miedo (“Do conservatives have a bigger amygdala?” Conservatives Big on Fear, Brain Study Finds | Psychology Today)*
Dicha investigación tiene sentido si analizamos las reacciones derivadas de gente dominada por el miedo. Tomemos como ejemplo las respuestas represivas por parte de élites privilegiadas temerosas de perder sus canonjías, contra aquellos que las amenazan. En este sentido, es importante hacer notar que si sólo el entorno influyera en las inclinaciones político-ideológicas, absolutamente todos los miembros, de élites identificadas con el conservadurismo compartirían esta postura. Sin embargo, la afirmación de que las diferencias en tamaño de la amígdala en el cerebro de liberales y conservadores (izquierda y derecha) también influyen en las inclinaciones ideológicas quedaría reforzada si tomamos en cuenta casos de personajes pertenecientes a familias conservadoras de clase alta quienes pese a haber crecido rodeados de comodidades se identificaron con la izquierda y actuaron en consecuencia. Algunos de los más conspicuos fueron Carlos Marx, miembro de una familia judía alemana de clase media alta; Federico Engels, hijo de padres conservadores dueños de fábricas textiles en Manchester; Fidel Castro, cuyos padres poseían una hacienda en la provincia de Holguín, Cuba. Todos ellos no sólo cuestionaron las visibles inequidades e injusticias derivadas del capitalismo, sino que dedicaron su vida a luchar por cambios sustanciales en el régimen de explotación del cual sus familias se beneficiaban.
Otro aspecto importante a resaltar es la relación directa entre el miedo y la irracionalidad que se evidencia, por ejemplo, en el comportamiento de multitudes de gente aterrorizada y azuzada por líderes políticos o religiosos que, sin el más mínimo asomo de empatía, festejaban con odio histérico la tortura y ejecución de todos aquellos hombres y mujeres que representaban una alteración del statu quo. Las escenas de crueldad extrema contra todos ellos nos llenan de horror y la única explicación para tal comportamiento es la acción que ejerce la adrenalina que secretan las glándulas suprarrenales en una persona controlada por el temor, al bloquear la función de la corteza prefrontal que es la parte más avanzada del cerebro y se encarga del razonamiento moral, del enfoque social, de la ética y de valores como la solidaridad hacia los demás. Es decir, hay una razón evolutiva de sobrevivencia para esto ya que cuando se está ante un peligro inminente la reacción debe ser inmediata y, por ende, carente de ponderación racional, por lo que huir o defenderse es lo que funciona. Lo que es fundamental analizar aquí es la percepción que hay en la mente conservadora respecto de lo que, sin ser una amenaza real, para ellos sí lo es en tanto altere parcial o totalmente su entorno, su mundo, su universo (quitaría su mundo o su universo).
En este tenor y adicional a la comprensión de lo que ocurre en la mente de personas tendientes a reaccionar de forma irracional, como consecuencia de sus temores (a perder privilegios, a enfrentar cambios de cualquier índole, etc.) análisis sociológicos complementarios han mostrado la relación directa entre las convicciones ideológicas y el nivel académico. https://prezi.com/alokmuooivtc/la-educacion-conservadora-y-la-progresiva/**. Tiene sentido si tomamos en cuenta que el temor que experimenta un conservador hacia cualquier posibilidad de cambio de su realidad, le impide o hace indeseable tanto la investigación como el aprendizaje de hallazgos científicos ya que causan un resquebrajamiento o destrucción de todo lo que constituye su mundo, su universo. Por este motivo es que generalmente, un conservador preferirá mantener sus dogmas antes de arriesgar que un conocimiento nuevo los haga pedazos. Un ejemplo muy ilustrativo es la creencia de la superioridad del hombre sobre la mujer tan típica del conservadurismo y que claramente fomenta la misoginia. Y lo mismo ocurre con otros conceptos totalmente opuestos a la evidencia científica. Por el contrario, una persona cuya amígdala es menor y su corteza cingulada anterior es de mayor tamaño que la de un conservador, tenderá a buscar respuestas y soluciones y eso la impulsará a estudiar e investigar, dándose cuenta de que ni la misoginia, ni el racismo ni otras conductas que afectan el bienestar de otros tienen sentido y hay que desecharlas ya que la ciencia ha demostrado que todos, absolutamente todos los seres humanos descendemos el mismo ancestro que hace aproximadamente 300,000 años emergió en las inmediaciones del continente africano. Este conocimiento claramente conduce a un comportamiento racional, igualitario, solidario. Esto no es maniqueísmo; se trata de conclusiones derivadas de investigaciones tendientes a conocer más sobre la naturaleza humana.
Adicional al racismo y la misoginia, existe otra conducta típica en el conservadurismo de la derecha: la discriminación socioeconómica, justificándola con la falsa convicción de que hay gente superior, elegida por la deidad, que tiene todo el derecho de dominar a los “inferiores” y por ello, no importa cómo obtenga el éxito material pues lo “meritorio” es acumular riqueza violando los derechos de otros que han sido “despreciados” por dios y entre los que están, por supuesto, los negros, las mujeres, los indígenas. No hay que olvidar que el propio “libro sagrado” (la Biblia) autoriza la esclavitud y el maltrato a cualquier siervo que no obedezca a su amo, o a cualquier mujer que no se someta a su marido. Solo basta con analizar cuidadosa y objetivamente el texto bíblico, especialmente el antiguo testamento, un compendio de misoginia, racismo, crueldad e intolerancia.
No es de extrañar que en un gran número de países colonizados, en los que a los pueblos originarios se les impuso doctrinas monoteístas como la judeo-cristiana, subsistan estas tendencias discriminatorias que han sido siempre sustentadas por el conservadurismo de la derecha. Y es que aparte de ser producto de su propia estructura mental, tal como lo menciona el estudio arriba citado, la promoción de la discriminación les ha servido para mantener su estatus de privilegio. Cabe aclarar aquí que no sólo los practicantes de cualquiera de las tres religiones monoteístas derivadas de la tradición abrahámica exhiben estas conductas, ya que como ha quedado evidenciado, tales comportamientos se derivan de un mayor tamaño de la amígdala en el cerebro de los conservadores y un menor tamaño de la corteza cingulada anterior.
Por otra parte, tal como ha quedado demostrado por la realidad vigente, a medida que crece la desigualdad y la miseria en grandes sectores sociales, más se incrementa la violencia en todas sus manifestaciones generando un creciente declive social. Pongamos como ejemplo las consecuencias de la política neoliberal que, como lo he expresado en otros escritos, no se trata de una ideología propiamente dicha sino de una simple fórmula para robar los recursos ajenos. Para ello, se aplica medidas como la eliminación de apoyos económicos, la reducción del salario, la privatización de la educación y la seguridad social, derechos inalienables convertidos en mercancías, provocando la disgregación familiar con la forzada incorporación al mercado laboral no sólo de las madres de familia sino de los propios hijos, con el fin de poder contribuir a la manutención familiar. Esta extrema depauperación es aprovechada por las bandas de narcotraficantes que ofrecen una ganancia rápida a niños y jóvenes que se ven obligados a ganarse la vida de alguna manera. Y en el campo ocurre algo semejante: a los campesinos se les paga muy poco por sus cosechas y caen presa de estas pandillas de traficantes. Este abandono por parte del Estado (y aquí hay que recordar que “el Estado” no es únicamente el gobierno sino la comunidad social y los órganos de la administración pública) el fomento de la producción industrial y agrícola, terminan por destruir la economía de todo un país volviéndola dependiente del sector privado transnacional cuyo único interés es el lucro. Es decir, la combinación de subjetividades insostenibles, como la superioridad de unos sobre los otros, la creencia de que la pobreza es un castigo a todos los que no se esfuerzan, la convicción de que sólo los empresarios son capaces de generar riqueza y que se les debe dejar libres para aplicar las políticas laborales que más les convenga porque están convencidos de que así debe ser, de que pertenecen a un grupo de “elegidos” de dios para gobernar un país y en última instancia el mundo, es la que se confronta con otra mentalidad, la de aquellos cuya estructura cerebral los impulsa a buscar un cambio que solucione las calamidades provocadas por la desigualdad, pues saben que un igualamiento de las condiciones socioeconómicas garantizará no sólo paz social sino la conservación del medio ambiente y la perpetuación de nuestra y otras especies, en suma, de la vida en el planeta.
En conclusión, la comprensión del origen del pensamiento conservador (de derecha) y el liberal (de izquierda) es muy importante no necesariamente para respetar y asumir las ideas y principios que derivan del conservadurismo ya que, si bien es cierto que todos tienen el derecho de expresar sus opiniones, eso no implica que haya que adoptarlas como políticas de estado. Dicha comprensión posiblemente ayude a seguir realizando esfuerzos por erradicar los “valores” conservadores que derivan en regímenes de empobrecimiento y saqueo mediante políticas educativas para todos los niveles escolares, que permitan la internalización de valores éticos, el desarrollo del pensamiento crítico y racional y el respeto a la convivencia social para alcanzar el desarrollo colectivo con equidad y justicia.
La paz y la tranquilidad son frutos de la justicia.
Andrés Manuel López Obrador
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*The volume of gray matter, or neural cell bodies, making up the anterior cingulate cortex, an area that helps detect errors and resolve conflicts, tends to be larger in liberals. And the amygdala, which is important for regulating emotions and evaluating threats, is larger in conservatives.
There is a big unknown underlying these findings. Supposing that the size of one’s amygdala really does increase the likelihood of being a conservative, is the size of the amygdala determined at birth, or does it perhaps increase with frightening childhood experiences, such as authoritarian parenting and corporal punishment? Most societies are divided into a party that wants change (the more liberal party) and one that is afraid of change (the conservatives). The liberal party is generally more intellectual and the conservative party is more anti-intellectual.
(El volumen de materia gris o neuronas que constituyen la corteza cingulada anterior que es la que ayuda a detectar errores y resolver conflictos, tiende a ser mayor en los liberales, mientras que la amígdala, encargada de regular las emociones y evaluar las amenazas, es mayor en los conservadores. Existe una gran incógnita respecto de estos hallazgos. Es decir, si el tamaño de la amígdala aumenta la posibilidad de ser conservador, habrá que preguntarnos si el tamaño está determinado al momento de nacer o si tal vez se incrementa por experiencias terribles durante la niñez tales como castigos corporales por parte de padres autoritarios. La mayoría de las sociedades están divididas en el partido que busca el cambio (liberal) y otro que tiene miedo al cambio (el conservador). El partido liberal es generalmente más intelectual y el conservador es más anti-intelectual).
**Se entiende por educación conservadora aquella que pretende perpetuar los “valores” tradicionales por lo cual se presenta acrítica, dogmática…los valores se transmiten a manera de imposición…”