Vale un Potosí
La semana pasada, víspera del 14 aniversario del Estado Plurinacional de Bolivia, se han hecho anuncios transcendentes sobre la existencia de un yacimiento de plata, supuestamente, el más grande de nuestra historia, y la firma de un convenio para la explotación del litio y la producción de baterías, lo que nos llevaría a ser un principal productor del mundo.
Las reacciones han sido diversas. Desde los cálculos acelerados de ingresos, de pronósticos, de situarnos a nivel mundial, la oportunidad de sacar una mayor tajada para cada uno de los actores. La verdad, de lo dicho, hay muy poca claridad.
El proyecto “Arenas de plata” comenzó en 2016, cuando la empresa New Pacific compró Alcira S.A. y vio la necesidad de ampliar su área de trabajo con pertenencias de la Comibol; en 2018 firmó un contrato de producción minera con la empresa estatal, que no fue aceptado por el Ejecutivo, ni mucho menos puesto a consideración de la Asamblea Legislativa Plurinacional, encargada de autorizar todo contrato referido a recursos naturales. De esa fecha hasta el presente no se ha tenido mayores informes; la misma Comibol ignora lo que ha sucedido, mientras el Gobierno señala que hay que ser prudentes y conocer el proyecto de factibilidad. Sea como sea es una esperanza que, ojalá, sea una realidad.
El anuncio de la suscripción de un convenio por el presidente del Estado Plurinacional, Luis Arce Catacora, con el consorcio chino CBC para la explotación del litio y la fabricación de baterías le da una seriedad enorme, aunque no se conozca los detalles de dicho convenio; en su discurso reiteró que lo importante es la industrialización, es de esperar que este anuncio se amplíe con la publicación del convenio.
La riqueza que atesora el país inmortalizó la frase de Miguel de Cervantes “vale un Potosí”, llegó a la península ibérica e irradió el desarrollo a toda Europa. La abundancia de La Salvadora dio al estaño boliviano la capacidad de determinar el precio internacional del metal; San Cristóbal es catalogada, actualmente, como la mina más importante de zinc en el mundo; sin embargo, la fama no deja de ser un halago, cuando el patrimonio se escurre de nuestras manos y su fulgor ilumina otros lares.
Así Potosí no dejó de ser una villa, Siglo XX desapareció al comenzar el nuevo siglo, el viento, al igual que la pobreza, se pasea por Colquechaca, Porco, San José, Huanchaca, Portugalete y tantas otras minas que tuvieron renombre mundial. La fortuna, al decir de algunos, solo trajo maldición a las regiones, condenadas a vivir de los minerales: no se tuvo la capacidad de impulsar otras actividades productivas, más perecederas en el tiempo, al margen del agotamiento del mineral y la fluctuación de los precios de las materias primas. Los minerales tienen en sí un valor intrínseco, capaz de ser el origen del capital para nuevos emprendimientos. Patiño nunca recurrió a los bancos, él creó bancos (con la plata de La Salvadora).
Es esta lección que recoge la Constitución del Estado Plurinacional para señalar el camino del crecimiento para nuestro país. A 14 años de su promulgación son muchas las dificultades y frustraciones que se ha tenido: el estancamiento de la cadena del estaño Huanuni- Vinto, la frustración de Karachipampa, las caídas de las licitaciones de la refinería de zinc, el golpe de Estado que frustró el proyecto del litio; la ausencia del Estado en la explotación del oro, son realidades que hay que asumirlas autocríticamente. Había la decisión política, pero no basta para romper con una serie de valores y conductas que dan como un hecho nuestra condición de productores primarios; las mismas universidades no pasan de este nivel de formación, se hace necesaria una revolución cultural y moral del conjunto de la sociedad.
No basta con definir un horizonte claro, hay que crear la institucionalidad para cumplir estos objetivos, precisando su rol, teniendo un equipo de dirección estratégica y de dirección ejecutiva, con una administración ágil y oportuna al ritmo de la función productiva, asumiendo responsabilidad individual en la toma de decisiones, pero también creando un conglomerado social que participe y contribuya a la eficiencia y racionalidad de la empresa. Aún falta tomar estas decisiones básicas, condiciones sine qua non para lograr avanzar.
José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero.