Movimiento Popular Cruceño
Los grupos de poder que dominan Santa Cruz desde siempre han pretendido privatizar la “cruceñidad”. Quienes no nos encuadramos en lo que los mal llamados líderes cívicos y los medios de comunicación han construido sobre la cuestión cruceña, hemos quedado afuera y sin voz. La violencia y muchos factores nos han dificultado organizarnos, pero aquí estamos. En los hechos, Santa Cruz es un espacio donde la diversidad desborda, y nada podrá detener el aluvión popular que rechaza los postulados fascistas, patriarcales y profundamente anti populares de esta supuesta “cruceñidad” impuesta.
Mucho sufrimiento se ha acumulado luego del último paro cívico de 36 días, que instauró un régimen de terror, donde la violencia de los grupos de choque tomó la ciudad durante más de un mes. En nombre de la cruceñidad, se violaron de manera sistemática los derechos fundamentales de la población; impidiendo el derecho al trabajo honesto y creador, a la educación de nuestra niñez y juventud, obligadas a permanecer encerradas en la casa; al libre tránsito, como si caminar por las calles de nuestra capital fuera un delito. De pronto, cualquier idea diferente es catalogada como anti cruceña. Cualquier cuestionamiento a los grupos de poder representados en el Comité Cívico, es tachado de traición a Santa Cruz. El disciplinamiento es tan fuerte, que ni el sector empresarial escapa de él. El saldo de empresas quebradas después del último paro es alarmante, aunque la gravedad de su impacto se desconoce por el blindaje mediático.
Pero todo tiene límites; y la paciencia del pueblo también; hoy, la cruceñidad plural y diversa, se autoconvoca para organizar el Movimiento Popular Cruceño. Este movimiento amplio que aglutina, obrerxs, indígenas, campesinxs, feministas, diversidades, estudiantes, trabajadorxs y ciudadanxs autoconvocadxs, nace para disputar y poner en tela de juicio la cruceñidad construida como mecanismo de control hacia toda voz disidente del discurso oficial.
Esta tierra, cada vez más poblada y diversa, merece y está decidida a alzar la frente y despojarse del control de los grupos que siempre la han dominado cual hacienda feudal. Este germen popular es imposible de ahogar. Por más que tome su tiempo en florecer, esta fecunda tierra lo está pariendo. Si el miedo es grande, gigante es la fuerza popular organizada para hacerle frente. No queremos agachar más la cabeza cuando en nombre de la cruceñidad nos pasen por encima a lxs cruceñxs y a todos lxs habitantes de esta tierra.
Estamos dispuestxs a recuperar la cruceñidad y a reivindicar a nuestrxs héroes populares, quienes lucharon contra las clases dominantes, de las que ni siquiera descienden quienes, ufanándose de sus apellidos, hoy se llenan la boca diciéndose cambas. No fue hasta hace mucho, que usaban “camba” en forma despectiva para referirse al pueblo trabajador. Andrés Ibáñez luchó por la igualdad, y durante su revolución igualitaria suprimió la esclavitud, distribuyó tierras privadas improductivas e impuso tributos a los ingenios azucareros. ¿Cuál fue la respuesta de los patrones cruceños? Pidieron al centralismo la defensa de sus privilegios y mataron al igualitario precursor de las luchas sociales en nuestro continente.
Nosotrxs, las clases populares, somos herederxs de las luchas de Ibáñez, de Ana Barba, Cañoto, Warnes y quienes lucharon contra los patrones de siempre. En nuestras venas corre esa sangre rebelde derramada, aunque intenten imponer su relato desde sus medios de comunicación y sus redes sociales. Nuestra lucha es desigual, pues no tenemos los recursos que, a fuerza de explotación y negocios ilícitos, poseen los que se sienten dueños de Santa Cruz. Lo que tenemos, es una acumulación histórica de luchas, y la fuerza para construir el poder popular que necesita Santa Cruz para liberarse de sus supuestos dueños. Sobre la ruta trazada por nuestrxs mártires, se pone a andar este movimiento popular cruceño que ha nacido para hacer oír su voz y defender sus derechos.