Crónica de una derrota anunciada
¿Cuáles son los resultados del conflicto del magisterio urbano? Para responder a esta pregunta, hay necesidad de evaluar brevemente el origen, desarrollo y derrota del conflicto y cuál su naturaleza política e ideológica. El fracaso del conflicto está en su origen y elaboración del pliego único, un “grupo de iluminados autodenominados trotskistas” encerrados en las cuatro paredes de una oficina deciden darle vida a caducos planteamientos reivindicativos, tales como el 33% al presupuesto para la educación, salario mínimo vital de acuerdo a la canasta familiar, jubilación con el 100% matizado con más de 200 puntos que a lo largo del tiempo de actividad sindical nunca tuvieron asidero en la conciencia de las bases, porque su concreción está fuera de la realidad y sólo existe en la imaginación fantasiosa de los “revolucionarios subjetivistas”. Así lo comprendió la mayoría de las bases del magisterio urbano.
La dirección sindical del magisterio urbano, en manos de radicaloides trotskistas y pititas de la derecha golpista, acuerda en santa alianza, desatar el conflicto contra el Ministerio de Educación y el gobierno del proceso de cambio, para crear condiciones de desestabilización. Fue un conflicto sin la socialización y consulta a las bases del magisterio menospreciando su capacidad de análisis, imponiendo de manera vertical un pliego petitorio que no es reflejo de las necesidades del magisterio urbano rechazan la malla curricular actualizada a partir de cuestionar algunos contenidos, por ejemplo la robótica utilizando argumentos infantiles (No hemos estudiado en la NASA para enseñar robótica dijo José Luis Álvarez), sin precisar cuáles son los temas o contenidos improvisados. Los pupilos de Guillermo Lora, fracasaron buscando “aliados” desestabilizadores del gobierno democrático; ni cívicos ni cínicos lograron movilizarse y menos afectar la estabilidad del gobierno de la mayoría del pueblo, cuya política económica no está dirigida a satisfacer necesidades de un solo sector, sino para, primero, garantizar la estabilidad económica del país y transformar nuestros recursos naturales mediante la industrialización, generando mayores fuentes de trabajo permanente, y reducir la desocupación.
En el desarrollo del conflicto se recurrió a mecanismos antidemocráticos para tratar de hacer cumplir sus resoluciones, se obligó a una parte poco numerosa de las bases del magisterio urbano a participar de las movilizaciones, y la huelga de hambre que no fue; ni el chantaje, ni la coerción y la amenaza de ser descontados y no recibir los avales sindicales u horas de acumulo, que no sabemos mediante qué mecanismo se distribuyen entre sus allegados, lograron acumular y movilizar fuerzas internas, las labores educativas casi fueron normales; tampoco lograron sumar al conflicto a otros sectores tales como los padres de familia, el colegio médico, cuyos dirigentes responden a las posiciones de la ultraderecha. Por ello, ya no se atrevieron a decretar más paros de labores.
El conflicto del magisterio urbano, tiene un carácter político conspirativo pese a la estrategia del lorismo, de mostrar que los objetivos de la lucha son justos y realizables, pero, en el fondo debía servir de antesala para crear condiciones desestabilizadoras, es decir, los maestros jugando el rol de los médicos el año 2019, aglutinando y movilizando a los sectores conservadores y reaccionarios de las ciudades, interesados en el fracaso de la gestión gubernamental. ¿Era una nueva reedición del golpe de Estado del 2019? Claro que sí, pero como siempre, los aventureros realizaron cálculos equivocados, porque no ocurrió ni la incorporación de los sectores conservadores, peor la masificación del conflicto, su desgaste fue evidente por el cansancio y desmoralización de las bases.
Los dirigentes estancados en los números de horas e ítems, no tenían capacidad de diálogo por la total ausencia de propuestas coherentes en el pliego; sus reiterados abandonos les mostraba sin argumento para defender su pliego, por ello, agregar los tuvieron que hacer modificaciones permanentes a los objetivos de la movilización, restando seriedad al movimiento y sembrando incertidumbre en los movilizados: hoy rechazamos la malla curricular, mañana decidimos luchar por una Gestora Pública autónoma, el salario Mínimo Vital de Acuerdo a la canasta familiar lo convertimos en salario digno, etc. Estas evidencias francas de una falta de capacidad, se quiso sustituir como motivación o estímulo declarando la huelga de hambre, que también fracasó porque fue un simulacro y finalmente llegaron al tapiado, que fue el epílogo de su fracaso total. Los dirigentes loristas, demostraron una vez más que son los mariscales de las derrotas.
Este tipo de “ensayos” desestabilizadores, tiene como resultado el fracaso y por ende la frustración especialmente de los maestros, movilizados por consignas que no representan sus necesidades. Está práctica política sindical de la dirigencia nacional y troskoide con ausencia de criterio político sindical, con letras mayúsculas, nos ha conducido a una DERROTA, pero es una derrota de los dirigentes de la CTEUB y de las Federaciones de las dos tendencias reaccionarias y conservadoras en el magisterio urbano. Este modo de sindicalismo amarillista, ha hecho abandono de la DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS del ESTATUTO ORGÁNICO de la CTEUB, cuando en asambleas sustituyen el carácter revolucionario del sindicato por posiciones reaccionarias y conservadoras que coinciden plenamente con las actitudes desestabilizadoras del Comité Cívico de Santa Cruz, la independencia sindical se ha convertido en colaboracionismo y subordinación a los grupos oligárquicos de la ultraderecha del oriente, y subordinación del sindicato al partido octogenario del POR que de partido solo le queda el nombre. Ya no existe la democracia sindical porque el debate se ha desterrado y se ha sustituido por la aprobación del orden del día, y las resoluciones “aprobadas en asamblea” ya fueron redactadas con anterioridad de acuerdo al gusto y capricho de los dirigentes.
Los dirigentes dinosaurios del lorismo ante el fracaso y la derrota evidente de sus posiciones ultristas, se esfuerzan por mostrar una imagen de triunfo, insultando la inteligencia de los maestros de base, por ejemplo quieren hacer aparecer la otorgación gubernamental del incremento de mil bolivianos a las rentas de los jubilados como una conquista de la lucha, su fracaso vergonzoso quieren convertir en éxito del movimiento mostrando logros que no hay; los logros positivos son producto de acuerdos con el sector rural que de manera inteligente sin disparar ni un petardo obtuvieron acuerdos de mutua confianza con el ministerio de educación.
Es hora que el magisterio, además de distinguir a los dirigentes genuinos de los falsos profetas del trotskismo, debe realizar un balance real de la situación educativa del país, haya que ver las luces y sombras del funcionamiento del sistema educativo para plantear un proyecto educativo liberador, de formación integral de los estudiantes, acorde a nuestra realidad histórica y cultural, pero sobre todo, que sea una verdadera revolución educativa para responder a las necesidades y demanda que tiene la población boliviana.
Willy Ortega P.