El negocio de la política
Un Ministro y un Viceministro con medidas cautelares, acusados de corrupción, varias denuncias a otras autoridades, por el mismo delito. ¿Esto es algo nuevo? Por supuesto que no, hemos llegado a naturalizar la corrupción, de tal manera que el “diezmo” se ha institucionalizado.
Ética y política nunca han formado una unidad, son pocos los ejemplos, se puede decir las excepciones de la regla. En nuestro país el desprecio por la ética arribó en las carabelas de Cristóbal Colón y su permanencia sigue vigente hasta nuestros días y no es que antes de Colón no existieran formas de corrupción por eso mismo se decía “Ama Sua” y tenía un castigo severo.
Hoy como ayer la política se ha convertido en un negocio, en un botín a disposición de los más “vivos”, los viejos encomenderos coloniales son hoy los Ministros, Viceministros, Directores o Ejecutivos de empresas estatales y como antes son las redes familiares, de amigos y conocidos los mecanismos para acceder a este preciado botín.
El Instrumento Político tenía una línea clara respecto al desmontaje del Estado colonial, en la Asamblea Constituyente se planteó el juicio al Estado colonial, producto de ese debate se incluye, en la Constitución Política del Estado, la trilogía del Ama Sua, Ama Q’ella, Ama Llulla.
El hermetismo burocrático y la condición y acción patrimonial de las autoridades son los mecanismos que permiten un saqueo históricamente permanente del Estado. La impunidad, también histórica es la garantía para el ejercicio de la cleptomanía política.
El proceso de cambio tenía como sustento la moral revolucionaria de izquierda y los valores andinos, lo uno y lo otro escasearon bastante en todos los niveles de gobierno gestionados por el MAS. El MNR, en su empeño de construir una “burguesía nacional” se convirtió en una fábrica de nuevos ricos, cosa parecida ha venido pasando y ni antes ni ahora se vislumbra una autocrítica sincera.
La falta de autocrítica, es el nido donde la soberbia se incuba y toda ética revolucionaria se disuelve, entonces la figura del Che en la iconografía del MAS es solamente un cazabobos, y por otro lado el ama q’ella y el ama llulla se quedó en la puerta de ministerios, gobernaciones y alcaldías.
Asumir la autocrítica, rompiendo los miedos coloniales, es la única forma, el único camino para devolver a la política su contenido ético y deje de ser un negocio o una fábrica de millonarios. Para un revolucionario un cargo público es una misión que debe cumplir de la mejor manera dando un ejemplo de honradez y creatividad.
El dólar ha reemplazado la ideología y el libre mercado se ha impuesto en las relaciones políticas, todo tiene un precio, dirigentes, movimientos, documentos, cargos, tienen su tarifa diezmos y quinciños son la ventana para contratos con el Estado. Naturalizar la corrupción mediante la impunidad debería ser considerada traición a la patria, o mejor una traición al proceso de cambio y al Instrumento Político.