Tras la censura de la Asamblea Legislativa al ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, diversas reacciones se dan en el escenario político y muchos creen que por su labor a lo largo de su gestión en más de 2 años dejaron en claro que su destitución es tuición del presidente Luis Arce, mientras que el sector evista y opositores exigieron que se lo reemplace.

La postura que asume el sector radical del MAS es por demás cuestionado por gran parte de los afines al gobierno porque le recuerdan que el ministro Del Castillo fue quien llevo a que se cumpla con llevar a la cárcel a los principales autores del golpe.

Les recuerdan que gracias a las acciones realizadas desde inicio de su gestión están siendo procesados por la justicia, la mandataria de facto Jeanine Añez, Luis Fernando Camacho, Marco Pumari y parte de la RJC, además de ello, muestra con veracidad a quienes cometen graves delitos en temas de corrupción, narcotráfico y otros delitos.

Lo que raya en lo inimaginable es que quienes deberían respaldar acciones que impulsan la defensa de un estado de derecho, luchar contra la corrupción y contra quienes atentan a los derechos humanos, hoy, por presiones políticas de sus jefes y mandos medios, censuren a autoridades que están cumpliendo su rol en la sociedad y no persiguen otros fines, sino el de impulsar acciones para que finalmente sea la justicia que se encargue de procesarlas.

La censura efectuada a una autoridad, que no tiene argumento por parte de los que ahora conforman la verdadera oposición, más allá de los que en la Asamblea Legislativa no pesan ni con el voto, nos lleva a pensar que son los más censurados en el escenario político de todos los días, porque ya fueron censurados en el pasado reciente y por ello, hoy generan conductas de rechazo, por su inacción, su inconsecuencia política e ideológica y serán de ahora en adelante los verdaderos censurados por la historia.

*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina el Caribe