«India pata rajada, campesina de mierda»
De esa manera fue insultada una mujer policía, por parte de una defensora de Amparo Carvajal, la defensora de los golpistas del 2019. Esa es la cualificación del pensamiento que tiene su cohorte defensora y las ideas diseminadas por la señora Carvajal.
Debe quedar claro que Amparo Carvajal representa lo más colonial de las actitudes que se ocupaban, así en tiempo pasado, de los “pobrecitos bolivianos”. Personalmente fui testigo de un episodio en un Congreso de colonizadores, allá por la década del 80, cuando Carvajal manejaba a dirigentes y su pensamiento colonizador la hacía suponer que era superior a todos.
Su actitud en esa oportunidad era la de una patrona que pretendía manejar los debates en dicho congreso. Esa primera impresión se ha confirmado con el paso de los años.
No es extraño que las acciones epidérmicas, no permitan conocer los huesos que sostienen las estructuras humanas. Carvajal, es tal como es: una mujer con pensamiento colonial que en nombre de la “democracia” ha justificado las muertes de aymaras y quechuas en Senkata y Sacaba, se convirtió en aliada de las fuerzas fascistas que sembraron terror en noviembre del 2019.
¿Qué interés puede tener, para la democracia, que una señora pretenda ser dueña de un bien inmueble, como ocurre a diario en Bolivia? Porque la Asamblea de Derechos Humanos de Bolivia ya no es una institución confiable y de pertenencia de los sectores populares que le daban legitimidad.
Carvajal se sostiene solamente por la cobertura de los medios de comunicación afines al pensamiento fascista/racista colonial, y por supuesto por personajes como la vociferadora del insulto racista y oportunistas políticos que incluso llegaron a plantear que Carvajal debería ganar el premio Nobel de la Paz.
¿A quién representaba Carvajal en la Asamblea de Derechos Humanos? ¿Debemos suponer que a la iglesia católica? De lo que estamos seguros es de su capacidad para obtener fondos de libre disponibilidad que mantenía a una burocracia que le rendía pleitesía.
Carvajal, como Francisco Franco representa un pensamiento, en este caso pensamiento colonial, por eso su rápida sintonía con los Camacho, Mesa, Quiroga, etc. La falta de un liderazgo político de esa derecha fascistoide en la ciudad de La Paz ha fabricado un símbolo una “heroína” apuntalada, como dijimos por los medios afines.
Y esta derecha lo que busca es que Carvajal se convierta en una “mártir de la dictadura fascista” y como en tiempos de Villarroel con esta trama prefabricada, provocar tumultos para desgastar al gobierno, para maldecir por los siglos de los siglos al MAS (Como en su tiempo lo hicieron las Legiones de María con Villarroel y el MNR) y para ganar y consolidar militantes para sus esmirriadas y violentas hordas.
Lo que está ocurriendo es un libreto ya conocido y solamente los incautos pueden caer en esta triquiñuela de perverso origen, utilizando a una persona de la tercera edad que claramente no tiene ya el dominio de su personaje creado artificialmente.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino