Del asesinato de Marcelo Quiroga al dictador elegido

«LA METAMORFOSIS»

El septenio dictatorial de Hugo Banzer Suárez entre 1971 a 1978 había formado al interior del Estado un grupo represor que operaba desde varias instituciones. Ejército, Ministerio del Interior y otras reparticiones eran herederas de una lógica represiva que parecía extinguida tras el fin del gobierno militar de Banzer. Sin embargo, las prácticas represivas, la tortura, la desaparición forzada, el exilio, la proscripción de las organizaciones obreras y sindicales, eran parte ya del ejercicio del poder, sobre todo, del ejercicio del poder en manos de los militares.

La metamorfosis del “Banzer dictador” al “Banzer demócrata” estuvo marcada por los últimos actos de violencia y muerte desde el Estado. A diferencia de la transformación del gusano en mariposa, el trance de dictador a “demócrata” requería de la desaparición de todos los antecedentes nefastos, un borrón y cuenta nueva que implicaría respaldar un nuevo golpe de Estado y encubiertos por la brutalidad de sus protagonistas acertarle la estocada final a su enemigo número uno, Marcelo Quiroga Santa Cruz.

ANTECEDENTES

La crisis de la democracia péndulo el poder entre gobiernos civiles y militares, a la caída del gobierno fascista de Banzer y tras el ignominioso itinerario de Pereda Asbún como sucesor del fascismo, primero mediante un fraude y luego mediante golpe, la transición organizada por el General David Padilla tuvo un fugaz periodo sin represión al movimiento popular, un leve respiro que tendría el país antes de los difíciles tiempos que le tocaría vivir.

A Padilla le tocó organizar las elecciones de 1979 en la que el candidato Hernán Siles Suazo obtuvo la primera mayoría relativa, en consecuencia, se remitía al Congreso la elección del presidente, pero el cometido quedó trunco y se encontró la salida de nombrar al presidente del Senado Walter Guevara Arce como presidente interino. Con una fragilidad evidente el gobierno de Guevara desaprovechó su paso por el ejecutivo y se enfrascó en un debate estéril, se preguntaba si, para solucionar la crisis económica se requería un año o más, y en el trance, en noviembre del 79 le sorprendió el golpe del coronel Alberto Natusch Busch.

El golpe, huérfano de apoyo, duró solamente 16 días, sin embargo, cumplió su cometido poner en evidencia un parlamento sumido en componendas y compromisos que siguieron a las dubitaciones, actitudes contradictorias y desmentidos resultantes de la crisis política devinieron en un parlamento debilitado y ausente de autoridad moral y capacidad de maniobra. En lugar de fortalecerse, el Poder Legislativo se debilitó, perdió prestigio ante la opinión pública y esterilizó gran parte de sus acciones en debates de escaso o ningún interés nacional.

Como solución in extremis el parlamento decide designar en la presidencia a Lidia Gueiler en su condición de presidenta de la Cámara de Diputados, que recibió el gobierno con dos mandatos: resolver la crisis económica y convocar a elecciones.

La falta de firmeza del Gobierno de Lidia Gueiler favoreció el proceso de consolidación de los grupos fascistas. Se tiene conocimiento que altos jefes que asumieron posiciones institucionalistas fueron agredidos físicamente por oficiales subalternos, hechos que son severamente sancionados por el Código Penal Militar, pero que no se aplicó en estos casos. Los sucesivos golpes de mano del Gral. García Meza Tejada (primo de la Sra. Gueiler Tejada) contra dos comandantes de Ejército, los Generales Villarroel y Rocha Patiño, sucesivamente, fueron claros actos de indisciplina que, al no ser sancionados, abrieron la puerta para los acontecimientos posteriores. La espada de Damocles pendía ya sobre la cabeza de Lidia Gueiler por la decisión que había tomado ante la sublevación del Ejercito, destituyó al General Rocha Patiño y posesionó en el cargo al General Luis García Meza que de forma ilegal retornaba al puesto. Este hecho marcaría el destino del gobierno que pretendía llegar al 6 de agosto de 1980 en modo “piloto automático”.

El reiterado triunfo electoral de la Unidad Democrática y Popular forma parte también de los antecedentes del golpe. En general, puede decirse que el proceso eleccionario de 1980 tuvo un significado profundamente adverso para los sectores fascistas, y para la derecha en su conjunto. El pueblo boliviano ratificó su decisión de marchar no sólo por senderos democráticos, sino dentro de un esquema de transformaciones que sentaría las bases firmes para crear condiciones de vida mejores para las grandes mayorías.

EL GOLPE CONTRA EL JUICIO DE RESPONSABILIDADES

La bancada del Partido Socialista en fecha 3 de noviembre del 79 emite un comunicado en el que denuncia que los objetivos del golpe propiciado por Alberto Natusch Busch en 1 de noviembre de 1979 tenía como fin interrumpir el Juicio de Responsabilidades que se promovía en contra de la dictadura de Banzer.

No solo hubo congresistas que se plegaron al cuartelazo, sino que comprometieron su apoyo al golpe de Natusch Busch. Una complicidad encubridora caracterizó a congresistas de la comisión responsable, primero por dilatar el trámite del juicio de responsabilidades y segundo porque tras el golpe de Todos Santos parte de la documentación sustentatoria había sido sustraída de esa comisión:

Marcelo Quiroga denunciaría en un documento fechado en 3 de diciembre de 1979: “El neobanzerismo intentó recapturar del todo el Poder Político del que había sido gradual y parcialmente desplazado con un golpe y una elección, pero la resistencia le cerró el paso. Los tanques no pudieron consolidar la aventura golpista”.

Ante un congreso empantanado, que no hacía más que truncar el Juicio de Responsabilidades a Banzer, entre componendas y acuerdos entre el MNR-A, ADN y la UDP que obstruyeron en las comisiones todos los proyectos presentados por el PS-1, la bancada socialista decide renunciar al parlamento.

Entre lo varios proyectos presentados por el PS-1 estaban:

  • Juicio de Responsabilidades a la dictadura (29/8/79)
  • Destitución y sanción al Alto Mando golpista (16/11/79)
  • Denuncia del retiro ilegal de 69 millones de pesos (3.5 millones de dólares por los golpistas (10/11/79)
  • Rechazo intransigente a cualquier acuerdo de cogobierno con los golpistas (Nov./79)

Marcelo Quiroga fue más allá al denunciar 26 decretos reservados del periodo Banzerista, ¿cuál el contenido de estos decretos? entre los más escandalosos: a) autorización de la emisión inorgánica de billetes por el valor de mil millones de pesos, en dos ocasiones; b) autorización de internación de medio millar de vehículos sin el pago de impuestos, c) Pago con sobreprecio a la constructora de la autopista por 65 millones.

El 1 de marzo de 1980 Marcelo señalaba:

Que Banzer y quienes, junto a él, aprobaron los 26 Decretos Reservados, den cuenta de sus actos ante la Comisión Mixta y el pueblo; después de siete años de “reserva”. Nosotros, que jamás reservamos nuestra conducta y pensamiento, estamos dispuestos a enfrentar la distorsión, la complicidad del silencio y la amenaza”.

Pero Marcelo y el Partido Socialista no solamente fustigaban al banzerismo y sus aliados, sino también en una lectura de la realidad política convocaban a la unidad ante las amenazas que se cernían sobre el pueblo, y convocaban a la izquierda a la unidad, sobre todo en tiempos en los que los tambores de golpe sonaban con mayor fuerza por su cercanía. Así el PS-1 emitiría un llamado a la unidad denominado: “LA UNIDAD AHORA O LA DERROTA MAÑANA”.

Los golpistas parecían estar vitalmente empeñados en un “ahora o nunca”. Las ambiciones personales de la jerarquía militar vieron el tiempo en su contra, puesto que, si el gobierno electo en julio de 1980 asumía el poder hubiese enviado al retiro pasivo a aquellas generaciones que se formaron en el fascismo, según la Ley Orgánica de la Fuerzas Armadas muchos pasarían al retiro y con ello quedarían truncas aquellas aspiraciones de usufructuar el poder.

La repetición de la vieja “fábula del lobo”, cuya llegada se anuncia tanto que al final ya nadie cree en ella, y cuando se produce, toma a todos desprevenidos e indefensos. Los rumores tienden a crear el ambiente de la fábula, pues están dirigidos a puntos previamente elegidos y con muestras de aparente veracidad que difícilmente se puede dudar de ellos.

La “psicosis de Golpe” desarrollada por los golpistas como una operación psicológica tenía como fin desgastar rápidamente al gobierno transitorio, porque le merma autoridad ante propios y extraños, acentuaba la desconfianza de sus propios integrantes, postergaba la consideración de los problemas fundamentales y le quitó el respeto de los gobernados. De otra parte, aceleró el transfugio de los grupos oportunistas que siempre aparecen haciendo rosca ante cualquier gobierno y que, ante los rumores, tienden a entroncarse con los nuevos líderes emergentes.

Una vez que los golpistas lograron el control absoluto de los mandos de las FF.AA. y de la Policía Boliviana, dejaron sin protección armada al gobierno de la Sra. Gueiler. Es decir, ese gobierno quedó totalmente a merced de cualquier grupo armado que saliera a las calles, pues carecía incluso de autoridad sobre los servicios de seguridad del Estado que estaban dirigidos por un ex-general de la Fuerza Aérea; que desempeñaba las funciones de Ministro del Interior.

Para los banzeristas el gobierno de García Meza no significa más que un puente para la captura del poder total, o por lo menos para intentarlo. El gobierno en el cual participan no es la meta final; su situación actual no es la definitiva, es apenas una situación de tránsito. El propósito central es la captura del poder total y la instauración del Gral. Banzer como presidente de Bolivia. Por eso el Gral. Banzer tiene que permanecer fuera del gobierno, debe demostrar su independencia. El banzerismo es, objetivamente, uno de los soportes del régimen, pero Banzer mantiene su autonomía, su “capacidad de oposición”. El Gral. Banzer necesita un radio de maniobra en su empeño para volver a la Presidencia.

EL GOLPE

Para la ejecución del golpe de estado de julio de 1980, Banzer entrega un grupo de 18 paramilitares al coronel Luis Arce Gómez como grupo compacto que tendrían una tarea fundamental, eliminar toda aquella documentación que develaba su accionar ilegal y delictivo durante su mandato. Con la especial recomendación de “no fracturar este grupo” Banzer encarga al grupo paramilitar ejecutar la “operación avispón”.

La “operación avispón” consistía en tomar por asalto la COB el 17 de julio de 1980, apresar a quienes se encontraban en su interior, pero sobre todo eliminar físicamente a Marcelo Quiroga, principal enemigo político de Banzer.

Al mismo tiempo, 9 paramilitares de aquel grupo de 18, bajaban de una ambulancia para irrumpir en las oficinas del Congreso y buscar en la oficina del diputado Marcelo Quiroga; toda la documentación reunida y contenida en expedientes en la cantidad de 7 cuerpos que consistían en pruebas y evidencias de los delitos cometidos en el gobierno dictatorial de Banzer, fue sustraída por este grupo.

Aquel 17 de julio, desapareció el legajo documental probatorio del carácter delictuoso del septenio de Banzer y con él, aquel valiente político Quiroga Santa Cruz, que acopió meticulosamente su contenido con la esperanza de que, en democracia el Congreso, cualquiera que fuese su composición, impidiera la impunidad y revistiera de dignidad a un país saqueado y vilipendiado.

La muerte de Marcelo fue lamentada en todo el continente, su talante político y su impronta había de ser homenajeada por grandes latinoamericanos.

Ignoran que Quiroga Santa Cruz permanecerá en la historia mientras quede un solo boliviano capaz de valorar el pensamiento, la integridad y el coraje de los hombres que luchan por la nacionalidad desde que el pueblo despertó a la conciencia de su miseria, de su explotación y de su propia fuerza. Los campesinos, los mineros, los hombres de clase media, correligionarios o no, que conocieron su lucha y escucharon su palabra, mantendrán viva su memoria y la proyectarán en las tareas de la liberación del presente y del futuro.”

Juan Rulfo – Escritor Mexicano

Concurro con toda mi congoja y tristeza para decir unas cuantas palabras de homenaje en honor de ese gran compañero y hermano que fue para mi Marcelo Quiroga Santa Cruz, martirizado y muerto por la oscura camarilla que asaltó el poder este año, otra fecha aniquiladora de las ya tan siniestras etapas que vive aquel martirizado país.

Él fue desde el exilio político a Bolivia en busca de una esperanza, por el gran cariño que le tenía a su patria, por encontrarle un mejor y más permanente porvenir; pero los bastardos lo exterminaron. Y lo exterminaron poque su vitalidad y su rectitud intelectual eran peligrosas para los que veían en el al certero líder de un sistema progresista.

Tenía que ser el joven entusiasta de causa justa, la victima de la injusticia que hoy se ha apoderado, esperamos que momentáneamente, de esa tierra a quien Bolívar dio du nombra.

Nos hemos quedado sin Quiroga Santa Cruz, como también nos quedamos sin San Martin, sin Sucre y sin tantos otros que murieron sacrificándose por esta pobre América”.

Héctor Cámpora – ex presidente de Argentina

La “operación avispón” tuvo éxito porque no solamente desaparecieron físicamente al líder del Partido Socialista, sino las pruebas documentales necesarias para promover el juicio de responsabilidades en contra de Hugo Banzer Suarez. Desaparecidos todos los elementos contrarios al banzerismo, el camino para la trasmutación del general en “demócrata” se allanó de tal manera que Banzer y ADN pudieron entonces en las nuevas condiciones democráticas revestirse de partido político y pugnar electoralmente el gobierno.

Tras el retorno de la democracia, al inaugurarse el Parlamento dos asientos estaban vacíos: los de Marcelo Quiroga Santa Cruz y Gualberto Vega, salvajemente asesinados en la sede de la COB, el 17 de julio de 1980. La ausencia de Quiroga Santa Cruz representaba por sí sola un cambio trascendental que determinaba que el Parlamento instalado en 1982 no fuera el mismo que se había elegido en 1980. Después de contemplar este penoso cuadro parecería que el Golpe de Estado de 1980 y toda la furiosa represión que desencadenó, tuvo un solo propósito: eliminar del escenario político la figura de Quiroga Santa Cruz.

Para aquellos que arropan a Hugo Banzer Suarez como aquel dictador que se convirtió en “demócrata”, o aquellos que lo justifican bajo la frase “es mejor que un dictador se convierta en demócrata, que un demócrata se convierta en dictador”, es preciso recordarles que Banzer tuvo una violenta metamorfosis, el precio de su transito a la democracia fue precisamente la vida de Marcelo Quiroga, un precio muy alto que pago la historia y el país.

Marcelo Quiroga no solo dejó un asiento vacío en el parlamento, sino un vacío en la historia política de Bolivia tan grande y duradero que todavía se siente la congoja de su ausencia, la oportunidad para rememorar su legado convoca siempre a tenerlo presente.

Roy Estrada

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Un comentario a “Del asesinato de Marcelo Quiroga al dictador elegido

  1. La sociedad boliviana nuevamente está siendo peligrosamente acechada, por la oligarquía, burguesía, la derecha que cada ves se va raquitizando, esto debe ser para el pueblo una oportunidad para fortalecer la unidad de las mayorías nacionales empobrecidas, también debemos reconocer la llegada a la primera magistratura de Evo Morales, le ha dado al País personalidad, dignidad, un gran avance y desarrollo económico, social y cultural, ese ejemplo, legado político de Marcelo, ha sido y será un gran ejemplo, modelo, de lucha intelectual, paradigma político de izquierda, defensa inclaudicable, no podemos permitir que los trotskopitas y la bota militar, se encaramen nuevamente en el gobierno. Por otro lado, tenemos la fortaleza de que la sociedad boliviana, la juventud, principalmente los pueblos indígena originarios, afrobolivianos, campesinos, obreros, clase media, mineros, ya han abierto los ojos, lo que hace falta es erradicar la corrupción, el transfugio, oportunismo, el engañó, la mentira, a partir del modelo educativo sociocomunitario, con una revolución democrática y principalmente cultural…

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