El discreto encanto de la oligarquía

Un “niño bien” acusado de abuso sexual, ha fugado del país, contando para ello con toda la colaboración de la clase burocrática, rompiendo todos los valores de justicia y derecho.

Sobran las evidencias para demostrar que vivimos en un Estado con estructura colonial, por ejemplo, la existencia de colegios particulares para los hijos de las elites económicas coloniales y la pasividad de sus autoridades (extranjeras) son la demostración de esa colonialidad presente en nuestra sociedad, repetida también en otro establecimiento particular para “pobres” pero en manos de la iglesia católica.

El proceso de cambio ha operado en la epidermis estatal y lo ha hecho muy bien, realizando las reformas pertinentes, que han permitido una estabilidad económica y de beneficio a la mayoría de la población; estas acciones han sido el comienzo de un largo camino y como toda construcción tiene aciertos y errores, podemos citar al Che, que decía que tenemos el derecho a equivocarnos, pero advertía que no podemos cometer los mismos errores.

En este periodo (2006 – 2020) hemos visto, con mayor claridad, la emergencia de las raíces coloniales de los enclaves de poder económico, de poder simbólico y sus mecanismos de promoción y sostenimiento que son las empresas de comunicación. El golpe de Estado del 2019, ha sido una demostración de ese poder concentrado, utilizando los mecanismos y discursos de libertad, democracia, anticomunismo y defensa de la fe religiosa.

Entonces no debe extrañarnos que la justicia, en su condición colonial, está al servicio de estos enclaves, demostrando que la justicia tiene un precio y el que pueda pagarlo, garantiza su impunidad.

Cotidianamente escuchamos que “la justicia está podrida”, pues no es así, lo que tenemos es un retorno a la raíz del sistema judicial, que históricamente, desde la colonia, está al servicio de los poderosos.

La impunidad comprada, permite que los sectores poderosos (y los delincuentes comunes) puedan repetir sus triquiñuelas jurídicas, luego de cometer cualquier delito, violaciones, feminicidios, narcotráfico, trata de personas, contrabando, ya no merecen el castigo que la ley señala, sino se encuentra en la mano de un fiscal o un juez que, por encima de las leyes aplica su “buen entender” como en los mejores tiempos coloniales.

Por otro lado, debemos comprender que el gobierno solamente administra, esa maquinaria denominada “Estado” y su periodo de gestión no permite cambios fundamentales y profundos para desmontar esa estructura colonial. Por eso la mirada estratégica del Instrumento Político: “hemos venido para quedarnos” es decir para recuperar el territorio, cultura y formas de gobierno, esta demostración de “vocación de poder” ha puesto a la defensiva a todos los enclaves coloniales y mejorar sus mecanismos de protección, por eso la impunidad es moneda corriente y lamentablemente naturalizada.

En el actual contexto de disputas de liderazgo al interior del Instrumento Político, los temas de debate, deben superar las individualidades, y estar concentrada en el curso del proyecto histórico de la descolonización anulando, además, el pongueaje político que le ha quitado la potencia revolucionaria al sujeto histórico -indígena, originario, campesino- el contexto regional, demanda un claro posicionamiento del proyecto histórico en Bolivia (Estado Plurinacional y sociedad intercultural) porque ya se ha irradiado en los pueblos de todo el continente; sería una irresponsabilidad insistir en pugnas internas cuando tenemos la mirada del continente acerca de nuestro proceso constituyente, porque este proceso no terminó con la aprobación de la nueva CPE, sino que ahora resta su implementación y es ahí justamente que aparecen estos enclaves coloniales, para demostrar que el Estado Plurinacional, es corrupto, que ya está moribundo y que es necesario retornar a la República.

No nos llevemos a engaños, son estos poderes coloniales los encargados de corromper, autoridades, de inducir a negociados, de infiltrarse en los mecanismos de gobierno (burocracia), de la Policía, FFAA y desde ahí, internamente destruir al Estado Plurinacional. Entonces la fuga de un “niño bien” está relacionado con los voceros oficiosos de los debates vacíos al interior del Instrumento Político. Estamos en una profunda batalla cultural y debemos tener los mejores argumentos para ganarla.

#CamiloKatari

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