Palestina

El capitalismo mundial, en su lógica colonial invasora después de la Segunda Guerra Mundial, decidió arbitrariamente dividir un territorio y crear un Estado. La ONU, tratando como objeto a millones de palestinos y sin consulta de su pueblo, fracturó el histórico territorio palestino en dos partes: 55% para el nuevo Estado de Israel, 45 % para los milenarios habitantes que eran dos terceras partes de todo el territorio; el sionismo internacional busco apropiarse de ese territorio, apoyado por los ingleses que fueron los últimos colonialistas y abandonaron Palestina, pero dejando toda la estructura militar invasora. Con esa fuerza militar —el sionismo— y con el apoyo imperial se fundó el Estado de Israel en 1948, pero sobre el 78% de territorio tomado violentamente: no solo fue despojo de territorio sino ocupación militar con la complicidad silenciosa de la ONU y activa de Estados Unidos.

La violencia colonial judío-sionista contra el pueblo palestino se expresó en el dominio militar del territorio, la represión y el asesinato sistemático de los líderes de la resistencia, control militar; el objetivo es tomar el control de todo el territorio a través de la expulsión y aniquilamiento de la población y el asentamiento de colonos israelíes.

La importancia del Estado de Israel tiene dimensión geopolítica. La ayuda militar de EEUU desde 1951 hasta 2022 fue de $us 225.200 millones; desde 2000, más del 86% de la ayuda anual financia el ámbito militar. Israel está situado entre los 15 países del mundo con mayor gasto militar, el pasado año el gasto alcanzó a $us 23.000 millones. Además, está entre los 10 países capitalistas exportadores/vendedores de armas, sus empresas están entre los principales proveedores de armas para las guerras en el mundo, esto significa que no solo recibe apoyo militar, sino destina un porcentaje fiscal importante a su presupuesto militar y una de sus fuentes de ingreso es la fabricación y venta de armas. El sionismo dispone de un Estado con capacidad militar de guerra de última generación.

El pueblo palestino, condenado al exterminio por decisión del capitalismo mundial, resistió al colonialismo imperial. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con Yasser Arafat, fue el pilar fundamental de resistencia. En septiembre de 1993 se firmó el Acuerdo de Paz de Oslo entre Israel y la OLP. Los acuerdos condujeron al reconocimiento dual estadounidense-israelí, de la OLP y los legítimos derechos políticos del pueblo palestino, y se dieron los siguientes pasos: retirada gradual de Israel de las ciudades palestinas que comenzaron por Gaza y Jericó, el regreso del presidente Arafat, el nacimiento de la Autoridad Nacional Palestina y su autogobierno dentro de su tierra natal como preludio al establecimiento del Estado palestino.

La extrema derecha sionista nunca estuvo a favor del Acuerdo de Oslo, en noviembre de 1995 fue asesinado el primer ministro israelí Issac Rabín, quien impulso el acuerdo. Ingresó al gobierno Benjamín Netanyahu después del asesinato, desarrolló un sistemático terrorismo de Estado anulando el acuerdo, luego llegó Ariel Sharón en 2002 y se ocupó violenta y militarmente las tierras palestinas y en 2004, asesinó al líder de la OLP, Arafat.

Solo entre 2014 y 2018 la Oficina de DDHH de la ONU identificó 138 incursiones militares israelíes a territorios palestino; los datos de asesinatos son múltiples, cerca del 95% de las víctimas son civiles, niños y niñas, mujeres, con destrucción de viviendas, unidades educativas, hospitales, mercados, es decir, es la manifestación de la violencia estatal criminal planificada. Francesca Albanese, relatora de DDHH de la ONU, expresó que “la ocupación ha sido el vehículo para colonizar, deshumanizar, detener, encarcelar y llevar a cabo ejecuciones sumarias en territorio palestino.”

El periodista israelí Gideon Levy, en un artículo publicado en el periódico israelí Haaretz, expresa: “Disparamos a personas inocentes, les arrancamos los ojos y les destrozamos la cara, los deportamos, confiscamos sus tierras, los saqueamos, los secuestramos de sus camas y llevamos a cabo una limpieza étnica. También continuamos con el asedio irrazonable en Gaza, todo estará bien.”

El ministro de Defensa israelí, Yoav Galant, sentenció el bloqueo total contra la Franja de Gaza: “no habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo está cerrado”, además calificó a los palestinos como “animales humanos y así procederemos.”

El apoyo y silencio cómplice de los gobiernos de EEUU, la UE, es alarmante sobre el genocidio que se está cometiendo, la influencia de sionismo judío en el mundo capitalista define el comportamiento de los poderes fácticos.

Millones en el mundo se están movilizando diariamente, copando los centros urbanos imperiales, denunciando los crímenes y en solidaridad con el pueblo palestino.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

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