¿Gasto absurdo o incapacidad de gobernar?
Ahora el estallido social es mayor por la eliminación del Ministerio de Culturas y otros ministerios. Si antes fueron las redes sociales y algunos medios ahora serán las calles los espacios de protesta, como ya está sucediendo en Oruro, La Paz y Cochabamba, de personalidades ligadas al arte, la música, teatro y al cine.
Para el sector, la aguda crisis de la institucionalidad cultural tocó fondo con el cierre del Ministerio de Culturas; independientemente de reclamar el derecho conculcado, ahora deberán centrar su demanda ante la Asamblea Legislativa y el Ejecutivo transitorios para un Fondo Especial de Emergencia Cultural, en una ley extraordinaria.
La extraña alianza de los pititas que gestaron la caída de Evo Morales, con lo más rancio de la oligarquía colonial y algunos oportunistas incrustados en los Comités Cívicos pro golpistas, dan cuenta de esta mescolanza de quienes ahora, protestan por las acciones equívocas de este gobierno.
Quién iba a creer que ese grupo de artistas (Edgar Rojas de Bonanza, Luis Rico, Favio Zambrana y una veintena de músicos) con vinculación al sector de los pititas levantara su voz diciendo que los “dejaron sin casa”, refiriéndose al Ministerio de Culturas y que se olvidaron de ellos que son “la bandera del país”.
Estos mismos activistas políticos que antes recriminaban al gobierno de Evo Morales acusándolo de “buscar soluciones por el desastre”, ahora se endilgan la voz de miles de artistas que reconocen al ministerio creado por ese gobierno al cual no valoraban porque dignidad, patria, respeto, identidad y cultura potenciada, no formaba parte de sus argumentos.
Un germen extraño de la violencia con carga de racismo se apoderó de los medios de comunicación privados y las redes sociales. Se ha descuartizado un derecho que ha costado conquistar y que se plasmó en la creación del Ministerio de Culturas, pero también es una imposición ideológica ante un sector que tiene una posición crítica a la gestión Añez.
Hemos de enfatizar que el tema Culturas no se queda en argumentar que se trata de una instancia de gestión de eventos, un ámbito para la promoción folklórica y todas las variables derivadas de las mismas. Debe trabajarse como factor indispensable para rescatar el sentido profundo y humano del desarrollo y considerar el ámbito de la cultura y la educación como espacios para el rescate de la identidad cultural y otros.
Como señalamos en otras oportunidades nos encontramos en plena batalla cultural, con un escenario muy desafiante por el contexto económico que nos encontramos. Con un gobierno que tras desmantelar al Estado, oculta su incapacidad de gestión redistributiva, muchos de sus ministerios se mueven en el viejo esquema colonial-oligárquico de representación y ocupación de las élites con poder económico concentrado.
Las revoluciones que podemos denominar “duras” tuvieron más de una fortaleza, porque fueron únicas y marcaron realmente en las manifestaciones de la vida del pueblo. De ahí que, en tiempo de Evo Morales, fue bautizada como ‘Revolución democrática y Cultural’, porque el proceso boliviano respetó los poderes instituidos y a los actores adscritos a ese proceso revolucionario, e hizo crecer una identidad cultural de la que muchos estamos orgullosos.
*Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y el Caribe