Un SOS desesperado y a destiempo

La ministra de Salud ha dado este fin de semana el reporte último sobre la evolución e impacto de la pandemia que castiga al país. Se evidencia un claro incremento en casos de contagio y fallecimientos, particularmente en los departamentos de Santa Cruz y Beni.

Cuán lejos parecieramos estar del día aquel en que la autoproclamada presidenta aseguraba -mintiendo, claro está- que todo estaba bajo control y que el país estaba preparado para enfrentar al coronavirus. Todavía recordamos la fabulosa cifra anunciada para financiar la épica batalla: más de mil millones de dólares, inicialmente, era el presupuesto que se manejaba. El anuncio, por supuesto, iba acompañado de las constantes denostaciones contra la «dictadura» de Evo Morales, cuyo gobierno sólo se habría dedicado a malgastar la plata en canchitas con césped sintético, dejando abandonados los servicios de salud.

Y también fue momento para reiterar la expulsión de los médicos cubanos, aduciendo mil y una calumnias: que no eran buenos, que sólo eran sanitarios, que quitaban trabajo a los galenos bolivianos y un largo rosario de mentiras. Por supuesto, todas ellas elevadas a categoría de verdades indiscutibles por los medios de comunicación, que sirvieron de caja de resonancia para el infundio.

Pero de a poco la verdad se abre camino. Nunca antes en la historia de Bolivia, en tan sólo 14 años de gestión, se construyeron tantos centros de salud y hospitales de diferentes niveles. Para ocultarlo, la dictadura priorizó, junto a sus socios políticos, jugosos contratos con empresarios hoteleros, cuando el buen sentido aconsejaba terminar de equipar varios hospitales con una ínfima parte del dinero malversado.

Peor aún, a confesión de parte, relevo de pruebas. La angustiada ministra de Salud convoca a todos y todas, hasta estudiantes de medicina, a movilizarse porque a decir de ella, «faltan manos» .

Cuánta falta nos hacen hermanos y hermanas de Cuba! En poblaciones alejadas y barrios pobres, era común verlos llevando alivio. Hoy, la dictadura se debate en su propia incapacidad carente de la humildad y responsabilidad para pedir el retorno de los médicos solidarios.

Que las víctimas no aumenten, ni sigan engordando los bolsillos de nuestras autoridades y de la familia presidencial. Amén

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